España es una de las potencias eólicas del mundo. Está en la undécima posición de Europa por potencia eólica instalada pero según el último informe de WindEurope “Perspectivas de la energía eólica en Europa”, se prevé que en los próximos cinco años se coloque en el segundo lugar por detrás de Alemania. Pero ¿qué va a ocurrir con la eólica marina?
“Parece que tenemos políticas comprometidas con las energías renovables”, explica José Luis Villate, director de Energías Marinas de Tecnalia en la jornada técnica “Las energías marinas ante los compromisos europeos de energía y clima” organizada por APPA en la Feria GENERA, “pero estamos preocupados porque en el PNIEC no especifica cuál va a ser la apuesta del gobierno en concreto en tecnologías marinas”.
Por el momento, “solo hay cuatro o cinco proyectos pilotos para los próximos años, que probarán 1 MW de capacidad, y se situarán en País Vasco, Galicia y Canarias, pero no se espera que antes de 2025 se proyecten en España ningún parque eólico flotante a nivel comercial, el proceso desde que se proyecta un parque marino hasta que finalmente se pone en funcionamiento es muy largo en el tiempo, como mínimo de entre cinco y siete años”, añade.
Pero el mar no solo puede producir energía con aerogeneradores. Las energías oceánicas integran tecnologías como la de las olas, corrientes marinas, gradiente térmico y gradiente salino, y otras renovables del medio marino (además de la eólica offshore), como la biomasa marina y la fotovoltaica flotante.
“En el caso concreto de la eólica offshore, que es la que tiene un mayor recorrido comercial por el momento, se puede decir que de las más de 4.500 turbinas que suman una potencia de 18,5 GW, más del 80% se encuentran en Reino Unido, Dinamarca y Alemania, y se prevé que en cuatro años se duplique su capacidad en Europa (un 19% cada año) solo contabilizando los proyectos que están previstos”, añade Villate, “si lo comparamos con las otras tecnologías, como olas o corrientes marinas, observamos que de estas últimas hay muy pocos dispositivos, 25 MW en todo el mundo, pero eso sí, hay una gran cantidad de centros de investigación, lo que demuestra el interés de los países por estas energías limpias”.
En España no hay otra opción que desarrollar eólica marina flotante, “se espera superar los 4 GW en la Unión Europea en 2030, y aunque nos gustaría que se construyeran parques en nuestro país, necesitamos el apoyo claro de la Administración para que dé el impulso que necesita la industria”.
“Tenemos un cierto sabor agridulce con la política actual”, dice por su parte Francisco García Lorenzo, presidente de APPA Marina, “por un lado sentimos cercanía por parte de los políticos que están tomando decisiones en Europa pero vamos con cierta cautela en referencia al PNIEC. Este plan ha salido, en lo que nos afecta a nosotros, de manera muy poco ambiciosa. Entendemos que deberían haber integrado las energías del mar pero a día de hoy no aparece en ningún sitio, ni en un epígrafe concreto que diga cuántos megavatios se van a instalar de eólica flotante, en este plan no parece que España esté dispuesta a hacer parques offshore”.
El protagonismo en eólica marina flotante la tiene, a día de hoy, Canarias, pero “tampoco vemos mucha concreción y coordinación entre gobierno regional y nacional”, remarca García Lorenzo, “tenemos más de 100.000 km de costa y grandes empresas tecnológicas, especializadas en tecnologías marinas, además de una potente industria eólica pero pocos proyectos”.
Precisamente es una industria que a día de hoy compite en igualdad de condiciones con el resto de empresas europeas, no solo las propiamente del sector sino todo un subsector de componentes que actualmente ofrece suministro a los parques eólicos marinos de todo el Mar del Norte. “Iberdrola, Siemens Gamesa, Navantia, Acciona, Windar Renovables, Ingeteam, Eolos Floating Lidar Solutions o Tecnalia, son solo algunas de las empresas que participan y tiene su espacio a nivel internacional”, responde el reponsable de Tecnalia, “es una realidad que estamos participando en Europa, además nuestros impactos no son a corto plazo sino a medio y largo plazo, por lo que no necesitamos solo tecnólogos, somos un sector que necesita toda una cadena de producción y eso ya lo tenemos”.
El problema viene de las estrategias futuras como país. “A nivel de convertirse en una industria tecnológica mundial España tiene la carrera pérdida, pero a nivel industrial o empresarial somos punteros, pero si no se apuesta por el sector, probablemente también la perderemos”, concluye García Lorenzo.