AEGE es la asociación de grandes consumidores eléctricos en España. Está presidida por una mujer, Esther Alonso, que a su vez es directora de Energías y Medio Ambiente del Grupo ArcelorMittal en España.
Es una asociación que aglutina al consumidor electrointensivo, aquel para el que la energía eléctrica es esencial en los costes del proceso productivo. "Siempre nos referimos como los electrointensivos. Somos diferentes al resto de industrias ya que somos muy sensibles a los precios de la energía", dice Alonso.
AEGE está compuesta por 27 grupos industriales, claves para la economía española, en sectores de la industria de materiales básica, siderúrgica, química, gases industriales, etc. Empresas como Atlantic Copper, Alcoa, Asturiana de Zinc, Ferroatlántica, ArcelorMittal, Celsa, Gallardo, Solvay, Ercros, Air Liquide, pertenecen a la asociación, "todas estas empresas contribuyen de una forma esencial en la economía, creamos riqueza y somos unos de los baluartes de la creación de empleo de calidad".
La sociedad ahora valora mucho aquellos sectores que crean empleo de calidad. Pues bien, las empresas de esta asociación "facturamos 20.000 millones de euros y damos empleo directo a más de 66.000 personas que con indirectos serían unos 180.000 empleos.Con más de 80 emplazamientos por toda España suponemos un 11% del consumo eléctrico nacional, es decir, somos muy sensibles a los precios de la electricidad".
El principal problema que tienen estas compañías es la pérdida de competitividad por los altos precios de la electricidad. "Nosotros demandamos tener un precio competitivo para poder jugar con las mismas reglas de juego que están haciendo nuestros colegas y competidores en el resto de Europa. Necesitamos un precio competitivo y eso significa que esté armonizado con Europa. Sí vemos los costes eléctricos de otros países como Francia o Alemania están muy por debajo de lo que tenemos en España y esto afecta a nuestra competitividad. Esto es el punto esencial, necesitamos un precio competitivo para poder jugar con las mismas reglas que el resto".
Pregunta: A día de hoy, ¿cómo están las relaciones con el Gobierno?
Respueta: Las relaciones con el Gobierno son buenas, tenemos una colaboración estrecha. El problema es que la ecuación eléctrica es muy complicada. La varita mágica para solucionarlo no es fácil. Cada país tiene su situación y España tiene una historia de déficit eléctrico que no es fácil solucionar. Yo resumiría que hay espíritu de colaboración con la administración, es consciente de la situación y lo que necesitamos es una política industrial que esté apoyada por una poítica energética y eso hay que trabajarlo. Hay colaboración, pero Roma no se hizo en una hora. El déficit eléctrico es un elemento importante y estamos en el buen camino.
P: ¿Ha sido un error separar Industria de Energía?
R: Lo importante es la voluntad política, eso es lo que importa. A efectos de que una esté en un Ministerio y otra en otro a nosotros no nos preocupa ni nos afecta demasiado. Lo importante es que haya voluntad política de soportar a la gran industria. Ese es el punto fundamental. Que luego haya dos interlocutores en vez de uno, no tiene importancia.
P:¿Qué medidas concretas pedís para que se reduzca el precio de la energía en España?
R: Necesitamos que haya un precio armonizado y competitivo en Europa. Para lograr ese precio competitivo debe haber una armonización del precio, con un mercado único de la energía, algo que lleva tiempo para desarrollar las interconexiones necesarias. Cuanta más interconexión, más fácil será tener un precio similar. Además, en el resto de países europeos tienen políticas fiscales que en España no las hay.
Otra cosa importante es la figura de consumidor electrointensivo. Es una figura que existe en muchos otros países (en Francia se ha aprobado recientemente) que reconoce efectivamente la idiosincrasia de determinadas industrias. Primero se le reconoce el status, y luego está la política y estrategia energética. Los objetivos marcados en la Unión Europea para 2020 y 2030 tienen un coste, no se hace gratis. Es que luego hay gente que piensa que las renovables son gratis y nada más lejos. Es gratis la materia prima, ya que el aire no cuesta nada pero las instalaciones cuestan. Entonces los países deciden qué camino seguir. He elegido que en mi parque haya más renovables, la UE lo exige, y todo el mundo está de acuerdo, pero tiene un coste.
Entonces ese coste, yo considero que mi industria electrointensiva quiero que esté en mi país porque es una garante de tener una economía estable a largo plazo y considero que ese sobrecoste de estas políticas energéticas no puede afrontarlo mi industria electrointensiva porque entonces hay una deslocalización, tanto real como silenciosa (La silenciosa es la que las empresas hacen al no invertir más en sus plantas en un país determinado. Dejar morir a las instalaciones).
Entonces, estamos en que queremos tener industria y lo que hacemos es utilizar las herramientas legales que nos da la UE para soportar la industria. Y ¿esto qué es? Pues las exenciones y compensaciones que hay sobre las cargas fiscales sobre el precio de la electricidad. Ese camino lo ha hecho Alemania, lo ha hecho Francia, ahora lo está haciendo también Reino Unido, y España tiene un esquema tarifario distinto y con el tiempo llegaremos a estar armonizados.
Consideramos que España tiene un mix equilibrado, las renovables tienen mucho futuro pero está teniendo su implantación un enfoque distinto para los consumidores electrointensivos.
P: Pero, ¿cuál es el trato de favor que buscáis entonces?
R: En el precio final de la electricidad hay varios componentes. El más importante de ellos es el precio que marca el mercado. Estamos viendo que tenemos un precio en nuestro mercado que es entre 10 y 15 euros MWh de diferencia con otros mercados. ¿Cómo se podría solucionar esta diferencia? ¿Qué se puede hacer? Está el impuesto del 7% a la producción de energía eléctrica y sobre este impuesto podría haber una compensación a los electrointensivos. De este modo, el gap que hay con el resto de mercados europeos, una buena parte, se mitigaría.
Las diferencias se pueden ver tanto en el mercado spot como en el mercado de futuros. Los 15 euros MWh de diferencia se ven con facilidad. Esta es una medida que a corto plazo tendría mayor recorrido.
P: ¿Pedís una reforma del mercado?
R: No es una reforma del mercado. El pool es muy complicado, a mí me supera. Soy incapaz de dar a la tecla para que el mercado cambie. Es muy complejo, hay unos algoritmos, un funcionamiento, etc. Con el 7% a la generación más el céntimo verde reduciríamos la diferencia en unos 7-8 euros MWh, y se notaría bastante.
P: ¿Se podría pedir una reducción de los peajes o por ahí el Gobierno no pasa?
R: Es un tema muy complejo, pero nuestra propuesta va en esa dirección, tal y como sucede en Francia o Alemania. Es tratar de luchar por una armonización de los precios y tener todos las mismas ventajas. Pero en España el problema del déficit de tarifa ha obligado a mantener los peajes.
R: En Francia se llevó a cabo a finales de 2015 con la ley de transición energética. Ahora en España se está trabajando en una normativa parecida y podría encajar la figura en esa redacción. Donde vemos un mayor recorrido realmente lo vemos más en los mercados. Eliminar el 7% a la generación y tener también un mercado a plazos.
P: ¿Ha habido o hay peligro de deslocalización real?
R: Sí. Pero lo que nosotros vemos más es la deslocalización silenciosa. Todas nuestras industrias requieren de altos niveles de inversión, se necesitan muchos millones de euros, inversiones muy importantes para ir actualizándose, y claro es muy complicado conseguir estas inversiones para España o incluso planes de expansión para España porque puede hacer lo mismo y conseguir mayor rentabilidad en otras plantas o fábricas de otros países europeos. Entonces es lo que llamamos la deslocalización silenciosa. Las plantas pueden estar ahí, pero si no se invierte, el efecto no se verá ni hoy ni mañana, pero sí dentro de cinco años. Sí que hay un riesgo, y eso es muy importante.
P: ¿Es complicado que una planta se vaya o cierre? Varias empresas han amenazado y luego no lo han hecho
R: Estamos en una situación de exceso de capacidad, dependiendo de cada industria. Más que mover una planta de sitio, el tema es que si no inviertes en una planta lo normal es que se aboque a un cierre en los próximos años. No necesariamente tienes que acudir a un cierre radical pasado mañana pero puedes dejar la planta poco a poco y que se muera por sí misma, y ese es el gran riesgo que hay en España porque estamos en un momento que en el mercado hay exceso de capacidad, un entorno complejo en la mayoría de los sectores.
P: La subasta de interrumpibilidad ¿estáis contentos, qué cambiaríais?
R: La subasta de interumpibilidad es como la democracia, es el sistema menos malo. Veníamos de un sistema en el que estaba todo regulado, a través de una fórmula, estábamos cómodos con él, pero el Estado español tuvo que articular otras medidas por temas de competitividad, y efectivamente tiene un riesgo muy importante y es muy estresante. No tenemos garantizado ningún ingreso y desde ese punto de vista la subasta es un proceso muy penoso. Ahora bien, es el único, la única herramienta que tenemos, por lo que es o menos malo que tenemos. Es un riesgo tremendo.
R: Mientras haya subasta el riesgo va a estar ahí. Nosotros lo que queremos es tener más certidumbre con la subasta. Luego hay otros modelos como el de sacar otra potencia a más plazo. Pero hay que tener en cuenta que la interrumpibilidad tiene un coste importante para la industria. Hay que cumplir una serie de condiciones que desde el punto de vista industrial son bastante duras, entonces, con la interrrumpibilidad, virgencita que me quede como estoy, es la herramienta que tenemos pero no es un fin en sí misma, preferimos tener un precio de la electricidad más competitivo.
P: Pero habiendo la sobrecapacidad que hay en el mercado eléctrico, ¿qué le diríais a los que os critican que no es necesaria la interrumpibilidad?
R: La interrumpibilidad es el último recurso del sistema eléctrico, es el seguro que hay en el mercado para poder actuar sobre el sistema. La industria es la única que instantáneamente puede dejar de consumir electricidad. Ninguna planta de generación puede hacerlo. Esa tecnología es única en el mercado, por eso el operador del mercado (REE) sale en su defensa porque es el último recurso para salvaguardar el sistema de apagones.
Es más, en Francia y Alemania, a pesar de estar muy interconectados, se está haciendo también interrumpibilidad porque es una herramienta necesaria para los operadores. En España más porque la interconexión es menor.
P: Pero el problema no es la interconexión entre países, sino cómo de conectada esté la red interna de un país. Pero en España hay 105 GW de potencia cuando se utilizan 40 ó 45 en el mejor de los casos. ¿Por qué gastarse 550 millones al año si no se utiliza la interrumpibilidad?
R: De los 105.000 MW que hay de potencia instalada, realmente se pueden utilizar a la vez unos 50.000-52.000 MW. Una cosa es la potencia instalada y otra la disponible. Es cierto que ahora tenemos un exceso de capacidad pero eso no te garantiza que ante un incidente, por mucha potencia que tenga instalada, ese incidente se resuelva con la generación instalada que tienes, y de hecho el operador confía mucho en la herramienta de la interrumpibilidad porque le ha salvado de más de un problema.
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