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En 2013, cerca del 20% de la electricidad producida en España provino de centrales nucleares. Así que hay que informar y hablar sobre el tema, aunque este pueda resultar antipático y políticamente inconveniente. Y para ello podemos empezar por recordar las principales conclusiones presentadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en el escenario central de su World Energy Outlook 2014 (WEO 2014) que incluye tres capítulos sobre las perspectivas globales de la energía nuclear. Como verán, esta seguirá constituyendo un elemento clave en las estrategias energéticas de muchos países, incluso en aquellos que se han comprometido a eliminarla y que deben encontrar soluciones alternativas.

El estudio citado prevé que la capacidad nuclear mundial aumente casi un 60%, desde 392 GW en 2013, hasta más de 620 GW en 2040. Sin embargo, en dicho periodo, su participación en la generación global de electricidad tan solo aumentará en un punto, llegando al 12%. Este patrón de crecimiento refleja las dificultades existentes parar la construcción de nuevas plantas en los mercados eléctricos competitivos, así como otras, de índole económica, técnica y política, que la energía nuclear debe superar.

Según la AIE, el crecimiento de esta fuente se concentrará en mercados con precios de la electricidad regulados y en aquellos países donde las instalaciones nucleares reciban un inequívoco apoyo estatal o donde los gobiernos faciliten las inversiones privadas. De aquí a 2040, el crecimiento de la generación nuclear se concentrará en China, con un 45% del total, mientras que India, Corea y Rusia sumarán conjuntamente otro 30%. Asimismo, las previsiones apuntan a que la generación nuclear aumentará un 16% en Estados Unidos y se reactivará en Japón (aunque no hasta el nivel previo al accidente de Fukushima Daiichi), mientras que caerá un 10% en la UE.

Mariano Marzo.
Mariano Marzo.

Las previsiones son que de los 434 reactores operativos a finales de 2013, casi 200 habrán sido clausurados en 2040, la mayor parte de ellos en Europa (donde el reto de compensar la consiguiente pérdida de generación será especialmente apremiante), Estados Unidos, Rusia y Japón. Mucho antes de que las centrales operativas agoten el plazo de sus licencias, las empresas eléctricas deberán elegir entre prorrogar su vida útil o desarrollar capacidades alternativas. Para facilitar este proceso, los gobiernos deben ser transparentes sobre el tema de la prolongación de licencias y, en el caso del cierre de plantas, explicar con la suficiente antelación y de forma detallada los pasos a seguir. La AIE estima en más de 100.000 millones de dólares el coste de desmantelamiento de las centrales nucleares que se cerrarán de aquí a 2040, instando a reguladores y empresas a garantizar los fondos necesarios para cubrir estos gastos.

Como colofón a su análisis, la AIE destaca que el combustible nuclear utilizado se duplicará entre 2012 y 2040, superando las 700.000 toneladas, sin que, hasta la fecha, ningún país haya inaugurado una instalación de almacenamiento permanente para aislar los desechos más duraderos y de alta actividad generados en los reactores. Por ello, la AIE insta a todos los países que alguna vez han generado residuos radiactivos deberían comprometerse a buscar soluciones para su almacenamiento permanente.

La Agencia cree que, pese a sus inconvenientes, la energía nuclear también presenta ventajas que explican el compromiso de algunos países para mantenerla como una opción de futuro. Por un lado, las centrales nucleares pueden contribuir a la fiabilidad del sistema eléctrico, aumentando la diversidad de tecnologías de generación. Por otro, la nuclear puede ayudar a los países importadores a reducir su dependencia externa y limitar su exposición a las variaciones de precio de otros combustibles. Asimismo, la energía nuclear es una de las pocas opciones disponibles para reducir las emisiones de CO~2 ~mientras se progresa en eficiencia y se despliegan las renovables. En esta línea, la Agencia recuerda que desde 1971 la energía nuclear ha evitado la emisión de unas 56 gigatoneladas de CO~2~, una cifra que casi equivale a dos años de las actuales emisiones globales.

Para la AIE, resulta perentorio dar satisfacción a las preocupaciones sociales generadas en torno a la energía nuclear, toda vez que la experiencia demuestra hasta qué punto la opinión pública sobre dicha fuente puede cambiar de la noche a la mañana y como dicha opinión desempeña un papel determinante para su futuro. La preocupación en torno a la seguridad juega un papel dominante en la percepción pública, sobre todo en lo que respecta a posibles accidentes en los reactores, la gestión de los residuos radiactivos y la proliferación de armas nucleares. La confianza en la capacitación técnica de las empresas y en la independencia de los supervisores son dos pilares básicos para su aceptación social.

Mariano Marzo es Catedrático de Recursos Energéticos de la Universidad de Barcelona y miembro del Consejo Editorial del Periódico de la Energía.

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