Iberdrola ya ha concluido el 35 % de las obras del complejo hidroeléctrico del Tâmega, en el norte de Portugal, que tendrá la capacidad de abastecer a unos 440.000 hogares cuando se concluya su construcción, prevista para 2023.
El progreso de las obras fue avanzado por los responsables del proyecto durante una visita para periodistas al futuro complejo, que incluye la construcción de tres nuevas presas y centrales hidroeléctricas en los ríos Tâmega y Torno y supone una inversión que supera los 1.500 millones de euros.
“Las obras están aproximadamente al 35%, empezaron en 2014 y está previsto que continúen hasta 2023”, reveló el responsable de licencias del proyecto, José María Otero, que lo definió como “uno de los pilares estratégicos de Iberdrola ahora mismo”.
Las tres presas -Gouvães, Daivões y Alto Tâmega- se están construyendo al mismo tiempo y las obras crearán un total de 13.500 empleos directos e indirectos, lo que lo convierten en uno de los proyectos hidroeléctricos más importantes de los últimos 25 años en Europa, destacó el director del proyecto, David Rivera.
Rivera hizo un punto de situación de las obras de cada presa, que avanzan según el calendario previsto, aseguró, y en las que actualmente trabajan unas 1.700 personas, la mayoría de ellos portugueses y españoles.
Las excavaciones en Gouvães terminaron en junio y se iniciaron los trabajos de montaje de las turbinas y de hormigonado de la presa, que contará con una caverna con una capacidad equivalente a 25 piscinas olímpicas.
En Davões finalizaron las excavaciones en julio y ya se ha colocado más del 20 % del volumen total de hormigón en la presa, un proceso que esperan finalizar en 2019.
La más atrasada es la presa del Alto Tâmega, donde acaban de iniciarse las excavaciones en la zona que acogerá la central hidroeléctrica.
La central de Gouvães será reversible, por lo que le permitirá almacenar agua del embalse de Daivões y así gestionar los excedentes de energía y poder usarla cuando la producción baje.
El sistema del Tâmega incrementará en un 6 % la potencia instalada en Portugal, en 1.158 megavatios (MW), y producirá electricidad destinada en principio al mercado ibérico, explicó Rivera.
“La energía que se va a producir aquí podría abastecer a los municipios del entorno del proyecto más las ciudades de Braga y Guimarães, unos 440.000 hogares”, dijo el director del proyecto.
A cambio de la construcción de este complejo, el Estado portugués otorgó a Iberdrola una concesión de 70 años para explotar la central.
Las obras afectaron a algo más de medio centenar de viviendas situadas en los terrenos donde se está construyendo el complejo, aunque no todas estaban habitadas ni eran de residencia habitual, aseguró Rivera.
Para compensar los impactos que tendrá sobre la población de los siete municipios involucrados -Ribeira de Pena, Vila Pouca de Aguiar, Boticas, Chaves, Montalegre, Valpaços y Cabeceiras de Basto-, la compañía española ha destinado 50 millones de euros a proyectos socioculturales.
Iberdrola también ha puesto en marcha varios proyectos para mitigar el impacto ambiental, como la plantación de árboles o la creación de un centro de reproducción del mejillón de río.