El Acuerdo de París representa un esfuerzo exitoso y monumental para evitar un fracaso total en las negociaciones sobre el cambio climático. Al mismo tiempo, no podemos suponer que los gobiernos firmantes de este acuerdo cumplirán con sus compromisos o harán compromisos más ambiciosos en el futuro. La COP21 tiene implicaciones importantes, no solo para los países firmantes sino también para otros agentes no estatales que ofrecerán cada vez más liderazgo en este tema.
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Victoria sobre el proceso. El proceso de las negociaciones fue tan complejo y los intereses tan diversos que la posibilidad de conseguir un consenso significativo era muy baja. En este sentido, la COP21 fue un gran logro. Casi 190 países que significan más de 96% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) presentaron sus contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC en sus siglas en inglés) con el principal propósito de mitigar las emisiones. Estos países también reafirmaron su compromiso de limitar el incremento promedio de la temperatura del planeta este siglo a 2ºC (comparado con el nivel pre-industrial). Además, fijaron como aspiración (poco realista) limitar el incremento a 1.5ºC y acordaron un proceso para – cada cinco años – rendir cuentas de sus contribuciones y hacer sucesivamente nuevos compromisos reflejando la mayor ambición posible. Los países más desarrollados confirmaron su compromiso financiero de por lo menos 100.000 millones de dólares por año desde 2020 para los países menos desarrollados.
_Ganadores y perdedores. _ Los más contentos al final fueron los representantes de las Naciones Unidas y los anfitriones franceses quienes desesperadamente querían evitar repetir el fracaso de Copenhagen en 2009. La India y la China salieron bien porque consiguieron un grado de diferenciación (menos exigente) en la mitigación y en el rendimiento de cuentas comparado con los países más desarrollados. Los EEUU lograron un texto que evita la aprobación formal del Congreso – tarea imposible dada la situación actual en Washington. La UE pudo confirmar su acierto en haber actuado temprano y haber sido líderes en las negociaciones desde Kyoto. Los grandes perdedores fueron los mas vulnerables a las consecuencias del cambio climático, principalmente los pequeños estados-islas. En particular, la exclusión explicita de responsabilidad y compensación por los daños y perjuicios fue una gran decepción.
_La lucha contra cambio climático no se ha resuelto. _Aún si los países cumplen con sus compromisos iniciales, existe un 50% de probabilidad de un aumento de 3ºC en la temperatura global, mucho más que el limite acordado de 2ºC. Hará falta una mitigación mucho más ambiciosa en el futuro para evitar un desastre climático. Un colega sugirió la siguiente metáfora. Imagina un banco ofreciendo una hipoteca sin pago inicial, con cinco años sin intereses, intereses mínimos en los años 5 a 10 y luego enormes pagos al final. Además, los compromisos de mitigación en el Acuerdo de Paris no son vinculantes; en nuestro metáfora, eso significaría que el banco daría la hipoteca sin ningún aval ni garantía de recuperación del dinero. Si un país grande, como los EEUU, no cumple con su compromiso, el acuerdo puede derrumbarse.
Implicaciones
En primer lugar, ya que el acuerdo no es suficientemente ambicioso y no es vinculante, es esencial buscar solventar esto. Dentro del acuerdo, la única herramienta para motivar el cumplimiento y la ambición es “nombrar y avergonzar”. Como mínimo, esto requiere un seguimiento y verificación muy cuidadoso del rendimiento de cuentas cada cinco años. Y aún así, no creo que sea lo suficiente. Una idea a explorar es la creación de “clubes de carbono” que aglutinen a los mayores emisores de GEI dispuestos a obtener resultados más ambiciosos.
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