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La COVID-19 también arrastra a los biocarburantes que sufrirán una caída de la producción de hasta un 20%, la primera en dos décadas

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La producción mundial de biocarburantes para el transporte puede descender este año hasta un 20% por el impacto de la crisis del coronavirus, si bien sigue considerándose una fuente de energía renovable para el futuro.

El director del Centro de Innovación y Tecnología de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena), Dolf Gielen, explica a Efe que los biocarburantes se han visto afectados por los menores movimientos de la población y la caída de los precios del petróleo.

Por esas razones se espera que disminuya entre un 10% y un 20% la producción de biocarburantes para el transporte en 2020, el primer descenso en dos décadas, según las estimaciones que maneja Gielen.

POLÍTICAS DE INCENTIVOS

En 2018, la producción global de biocarburantes alcanzó un récord de 154.000 millones de litros, lo que supone un aumento del 7 % respecto al año anterior, el más alto en cinco años, entre otros motivos por el incremento de la fabricación de etanol en Brasil, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Los mayores productores fueron Estados Unidos y Brasil, mientras que el continente asiático representó la mitad del crecimiento como resultado de las políticas ambientales de diversos países que obligan a suplir con biocarburantes parte de la demanda de combustible.

Pese a las iniciativas para ampliar el mercado de biocarburantes en países como Brasil, Canadá, EE.UU., India y China, hay informes que señalan que la producción de etanol no se recuperará hasta 2022 debido a la crisis.

"Los carburantes líquidos seguirán siendo una parte importante del uso total de la energía para el transporte en el futuro. Los biocarburantes sostenibles son una solución para la descarbonización de esos combustibles", asegura Gielen.

SUSTITUIR LOS COMBUSTIBLES FÓSILES

El responsable de Irena, una organización intergubernamental que promueve la energía renovable, destaca que, si bien el transporte eléctrico aumentará a largo plazo, no lo hará en todas partes ni en todos los sectores a la vez, por lo que habrá una "gran necesidad de biocarburantes en las próximas décadas".

Según la agencia, se necesitarán hasta 652.000 millones de litros de biocombustibles en 2050, casi cinco veces más de lo que se produce.

Ante ese panorama, Gielen insta a incentivar la industria de los biocarburantes como "motor de descarbonización del transporte" y a proseguir con las políticas que imponen mezclas de carburantes, adoptadas hasta ahora por unos 70 países como una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los biocarburantes pueden obtenerse de materias primas como el maíz y la caña de azúcar (etanol) y de otras como el aceite de palma y soja (biodiésel).

Un informe de la Asociación Mundial de Bioenergía (WBA, por sus siglas en inglés), representante de la industria, resalta que la agricultura supone menos del 10 % del suministro de biomasa para la bioenergía a nivel mundial, ya sea en forma de cultivos para biocarburantes o de residuos para biogás y para calentar y cocinar.

El director ejecutivo de WBA, Bharadwaj Kummamuru, asevera que se está innovando con otras materias como la celulosa, las grasas animales o el aceite de cocina usado, al tiempo que se está investigando para mejorar la eficiencia del bioetanol y explorando las posibilidades de piensos, desperdicios y pérdidas alimentarias.

Niega que haya conflicto con la seguridad alimentaria, ya que en el mundo se producen suficientes alimentos.

Otro argumento, añade Kummamuru, es que la producción de biocombustibles no ha dejado de crecer desde 2000 al tiempo que los precios de los alimentos han disminuido en ciertas áreas y la mayoría de ellos están ligados a la cotización del petróleo, del que dependen en gran parte para su producción y transporte.

PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

"La producción de biocarburantes es un incentivo para aumentar las rentas de los agricultores, ya que les permite elevar su productividad e ingresos", apunta Kummamuru.

Para que la explotación de esos recursos sea sostenible, la Asociación Mundial de Bioenergía (GBEP) ha establecido 24 indicadores, de los que 8 son ambientales (nivel de emisiones, calidad del suelo, uso del agua y de la tierra, biodiversidad y otros).

Kummamuru enfatiza que el reto es reducir los combustibles fósiles en el transporte y, para ello, los biocarburantes son una alternativa por la que muchos países están apostando.

Afirma que la crisis ha impactado reduciendo su producción en regiones donde "no ha habido un gran apoyo al sector" y sitúa el "liderazgo" futuro en países asiáticos como China, Indonesia y Tailandia, además de Brasil y Argentina.

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