En cualquier otro momento un conflicto entre dos grandes productores de la OPEP como el que viven Arabia Saudí e Irán habría disparado los precios del petróleo, pero con la cotización en su nivel más bajo desde 2004 por la enorme sobreproducción, no parece que el crudo, de momento, vaya a encarecerse.
La ejecución el día 2 de enero de un clérigo opositor chií (la corriente del islam predominante en Irán) por parte de Arabia Saudí (un país de mayoría suní) ha provocado una ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales.
La primera reacción del mercado del petróleo fue una abrupta subida del precio. El lunes, en la primera cotización del año, el crudo Brent de referencia en Europa se disparó hasta los 38,5 dólares por barril, un 3,7 por ciento más que el cierre de 2015. Esa subida se moderó luego y hoy el Brent cotiza alrededor de los 37 dólares.
"Debido al exceso de suministro, no creo que los problemas entre Irán y Arabia Saudí puedan conducir a precios significativamente altos. Parece que las preocupaciones económicas pesan en estos momentos más que cualquier otra", opinó hoy para Efe Ehsan Ul-Haq, analista jefe de la consultora británica KBC Process Technology.
Ul-Haq duda de que la situación pueda escalar hasta provocar un cierre del Estrecho de Ormuz, el paso marítimo en el Golfo Pérsico por el que pasa el 20% del petróleo que consume el mundo.
Tampoco cree que vaya a haber estallidos de violencia que corten el suministro desde los ricos campos petrolíferos del este de Arabia Saudí, donde se concentra la minoría chií del país.
"Las instalaciones petroleras saudíes están bajo estricta seguridad. Aunque no se pueden descartar ataques a pequeña escala, no se va a producir una interrupción a gran escala (del suministro)", considera Ul-Haq.
Con él está de acuerdo Julius Walker, analista jefe de la consultora vienesa JBC Energy, quien opina que sería necesaria una "grave escalada" en la actual crisis para que se produzca un efecto fuerte en los precios.
En respuesta a preguntas de Efe, Walker recordó que el exceso de crudo en el mercado y las pesimistas noticias económicas en China y otras partes "ayudan a compensar cualquier efecto alcista (del precio) de la crisis".
Esta nueva disputa entre dos países tradicionalmente enfrentados llega con el precio del crudo en sus mínimos de más de una década, debido a un exceso de oferta provocado, en gran medida, por la decisión saudí de bombear a todo ritmo.
Esa estrategia ha hundido los precios, perjudicando a países exportadores sin grandes reservas económicas, como Irán, y también a los productores de petróleo de esquisto, especialmente en Estados Unidos, que precisan de un barril más caro para hacer negocio.
El pasado diciembre, los doce socios OPEP (en ese momento aún sin Indonesia) mantuvieron sin cambios su techo máximo de producción, pese a que Irán y Venezuela quieren un recorte que elimine ese sobreabastecimiento que ahoga el precio del oro negro.
Para Irán es especialmente importante, ya que confía en que 2016 sea el año de su pleno regreso al mercado cuando se vayan levantando las sanciones internacionales a la exportación de su crudo, gracias al acuerdo cerrado en 2015 sobre su programa nuclear.
Así, aunque cualquier conflicto en Oriente Medio provoca inmediatamente el miedo a un aumento del precio ante el riesgo de desabastecimiento, esta disputa entre Arabia Saudí e Irán (si no degenera en un choque armado) puede tener el efecto de presionar más a la baja el valor del oro negro. La tensión entre los dos hace poco viable que colaboren para defender precios altos.
Irán quiere bombear todo lo que pueda, tras años sometida a restricciones de exportación, y Arabia Saudí no está dispuesta a cerrar los grifos si no lo hacen también otros socios OPEP y Rusia.
Con todo, Ul-Haq no cree que Riad tenga capacidad para bloquear la llegada a los mercados de crudo iraní, ya que no parece estar en posición de aumentar aún más su bombeo.
Respecto a cómo este conflicto puede afectar al futuro de la OPEP, en el que las disputas entre distintos sectores son cada vez más evidentes, el analista no cree que pueda causar una ruptura. "Aunque las tensiones entre Irán y Arabia Saudí podrían tener implicaciones para la OPEP, la organización no se desintegrará", explica Ul-Haq.
"Ya no es un productor swing (término para referirse a un productor con capacidad de aumentar rápido su bombeo), pero aún tiene una relativamente grande cuota del mercado, que es de esperar crezca en los próximos años debido a la decreciente producción de los No OPEP gracias al bajo precio del crudo", opina.
"Históricamente, la OPEP ha logrado una base común incluso durante periodos de relaciones muy tensas o conflictos armados entre sus miembros, como la guerra Irán-Irak o la invasión iraquí de Kuwait", recuerda Walker. Análisis realizado por Antonio Sánchez Solís, de la Agencia EFE
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