Alemania tiene un serio problema, o mejor dicho, los alemanes tienen un serio problema con las promesas de su Gobierno, que ahora parece será una gran coalición entre Angela Merkel y el partido socialista. Y ese problema no es otro que el gran objetivo de reducción de emisiones prometido en el plan de transición energética denominado Energiewende.
Un reciente informe de la patronal de la industria alemana, Bundesverband der Deutschen Industrie (BDI), realizado el Instituto Prognos y Boston Consulting Group, bajo el título de “Los caminos climáticos para Alemania” (Klimapfade für Deutschland), asegura que Alemania tendrá que invertir 1,5 billones de euros (lo leen bien, con b) para cumplir el objetivo mínimo marcado de reducción de emisiones de CO2 del 80% para 2050.
Así lo cuenta Luis I. Gómez en su blog ‘Desde el exilio’. Este español afincado en Leipzig explica que los 1,5 billones de euros se podrían quedar en nada si finalmente Alemania opta por descarbonizar casi por completo (el 95%) la economía alemana.
Si eso se llevase a cabo, Alemania debería invertir 2,3 billones de euros, algo que la propia industria lo ve totalmente inviable.
“Desde nuestro punto de vista, una reducción del 95 por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero, que algunos políticos climáticos querían incluir en el acuerdo de coalición, no puede lograrse de manera realista en Alemania”, asegura el presidente del BDI, Dieter Kempf, al presentar el estudio en Berlín.
Para los más alarmistas, el estudio, que cuenta con la opinión de más de 200 expertos del sector energético y que se ha realizado durante más de 40 sesiones durante un año entero, también tiene en cuenta los aspectos positivos de llevar a cabo la descarbonización. Es decir, que tiene en cuenta lo que Alemania se ahorraría de importar combustibles fósiles.
Según las cuentas del BDI, la reducción de la factura sería importante aunque tampoco desdeñable. Para lograr el objetivo mínimo del 80% el coste sería de 470.000 millones hasta 2050. En el caso del 95% de descarbonización, la factura rozaría el billón de euros (960.000 millones), o como bien dice Gómez, un coste de 30.000 millones de euros al año.
Aun con esta rebaja, el BDI explica que los esfuerzos por reducir las emisiones no generarán beneficio alguno al que los realice. “Cuatro quintas partes de las medidas necesarias para alcanzar el objetivo climático del 80 por ciento están asociadas con los costos directos de mitigación”, advierte el BDI. “Eso significa que estas medidas no rinden frutos para quien debe tomar las decisiones de mitigación, ya sean empresas industriales, propietarios o consumidores privados”.
Así que al Gobierno alemán, que dentro de poco será el formado por la gran coalición, tendrá que resolver este oneroso problema con una fuerte subida de impuestos en todos los ámbitos. Que los alemanes se preparen, porque vienen curvas.