Ningún comentario

Es el momento de reforzar la confianza en nuestras industrias y su competitividad para atraer inversiones productivas al país y eliminar incertidumbres, algo que en relación a la competitividad energética de las industrias es determinante en muchas actividades.

La transición energética requiere decisiones de calado en política energética y climática nacional que deben tomarse en este año. Asegurar y potenciar sin demoras los mecanismos y esquemas asociados a la competitividad energética de nuestras industrias, debe ser una prioridad del Gobierno y un punto de encuentro de todas las visiones políticas, económicas y sociales. La industria necesita confianza y desarrollos regulatorios energéticos y climáticos coherentes para que quienes deben tomar decisiones de inversión lo hagan y se refuerce la actividad productiva, ya que con ello lograremos también que se abarate la factura energética de los ciudadanos.

Aparejada a la buena noticia de crecimiento de la industria está también el incremento de sus demandas energéticas. El año pasado el consumo de electricidad de la industria creció el 2,1% y en el gas nada menos que el 7%, suponiendo 1/3 de la electricidad total de país y 2/3 del gas nacional, es decir un consumo clave para la sostenibilidad económica de ambos sistemas, eléctrico y gasista, evitando subidas de peajes e impuestos. Pero, además, la industria, a través de mecanismos asociados a gestión de sus demandas -como la interrumpibilidad, que en lo que va de año ya se ha empleado 25 veces para minorar los precios– y muy sustancialmente mediante la producción de cogeneración de alta eficiencia, no sólo aporta competitividad industrial sino que además reducen las facturas energéticas a todos los consumidores.

La cogeneración, más de 600 industrias intensivas en consumo de calor de sectores como el alimentario, químico, papel, textil, refino, azulejero… que fabrican el 20% del PIB industrial nacional y que exportan la mitad de lo que producen, están en un buen momento, creciendo el 8% en 2017 y avanzando en los dos primeros meses de 2018 un 3,5%, lo que les sitúa cerca de niveles pre-crisis.

En nuestra actividad productora y consumidora de energía, los cogeneradores generamos el 11% de la electricidad nacional, utilizando el 25% de la demanda de gas y el 5% del consumo eléctrico del país. Desde el análisis coste-beneficio exclusivamente energético y climático de la cogeneración, las aportaciones son netamente positivas para el país y para todos los consumidores.

A los ahorros anuales de energía -1,5% de toda energía nacional-, de emisiones -hasta 8 millones de toneladas de CO2-, y por generación distribuida en los puntos de consumo y con garantía de potencia, la cogeneración suma un enorme y poco conocido efecto positivo sobre el mercado mayorista de la electricidad que reduce su precio entre el 10 y el 15% para todos los consumidores españoles.

En tan buen momento de la industria, la mitad de los cogeneradores -unas 300 fábricas que suman unos 2.700 MW de potencia- esperan expectantes la decisión del Gobierno para promulgar la reglamentación que permita seguir operando a las cogeneraciones, prestar sus servicios a las industrias y mantener sus aportaciones a los consumidores. Sucede que el final de la vida útil regulada de las cogeneraciones amenaza a muchas de nuestras relevantes industrias nacionales que requieren un marco de continuidad con certidumbre y horizonte 2030. Este apoyo estaría en consonancia con el importante papel que la Unión Europea otorga a la cogeneración para el logro de los objetivos de eficiencia energética, reducción de emisiones, competitividad industrial y empoderamiento activo.

Hay margen para alcanzar un acuerdo que conjugue mayor eficiencia y acción por el clima para la industria, los sistemas energéticos y los consumidores. Y la industria cogeneradora está en la base de todos ellos.

Europa irá promulgando objetivos legislativos sobre el paquete de energía limpia, avanzando en la acción por el clima y el desarrollo de los mercados interiores energéticos que conducirán a la Unión de la Energía. Muchos desarrollos vendrán guiados por Europa, pero serán muchas las decisiones a acometer como país en el sentido de establecer un rumbo y modelo propios. Contemplar en esas decisiones el apoyo a la industria y a su competitividad, supone hacerlo también para todos los consumidores y acertar plenamente con lo que España necesita sin demora.

Javier Rodríguez es director general de Acogen.

Noticias relacionadas

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios