El presidente de Cruz Roja en Cataluña, Josep Marquès, presentó ayer en Barcelona el séptimo estudio del Observatorio de Vulnerabilidad de esta entidad, según el cual **la pobreza energética,**es decir, la proporción de personas en situación vulnerable con dificultades para mantener su hogar a una temperatura adecuada ha aumentado en tres años en Cataluña de un 40% a un 61,8% y no incide sólo en la calidad de vida, sino también en la salud de las personas vulnerables y en los que padecen enfermedades respiratorias y reúma.
Es el último dato pero no el único que refleja que la pobreza energética campa a sus anchas por España. Hace escasas fechas se daba a conocer otro dato alarmante: los cortes de suministro de gas por impago ascendieron a 75.162 en 2013, lo que suponía un incremento del 86%, o de 34.826, con respecto a las 40.336 interrupciones practicadas por las empresas durante el ejercicio anterior.
El último boletín mensual de indicadores eléctricos de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) publicaba en estos días otro dato inquietante. El número de hogares acogidos al bono social de la luz ascendía a finales de mayo a 1,97 millones, una cifra muy parecida a la de un año antes pero que escondía un pequeño drama, que afloraba cuando al observar el consumo de electricidad de estas familias, se observaba que había disminuido un 7,2% en el último año. Es decir, que la pobreza energética se acentúa entre los más débiles. No en vano, el bono social eléctrico también se ha visto cercenado con la reforma energética quedando establecido en el 25% del PVPC.
Siete millones de 'pobres'
Por pobreza energética se alude a la incapacidad de un hogar para satisfacer un mínimo de servicios energéticos para cubrir sus necesidades básicas domésticas tales como la climatización de la vivienda, cocinar, asearse, comunicarse, etc. Y en el mundo desarrollado en el que vivimos, la pobreza energética es un primer indicador de la privación que sufre un hogar en términos económicos para vivir con dignidad. Es un fenómeno poco visible debido a su carácter doméstico y oculto ante otras formas de exclusión social y pobreza más extremas. No obstante, según el Comité Económico y Social Europeo, afecta a 54 millones de personas en la Unión Europea y, en España, el riesgo de padecer este tipo de pobreza ha aumentado en los últimos años, afectando a más de siete millones de personas.
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