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Tatiana Nuño.
Tatiana Nuño.

El último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sido contundente en contra del Real Decreto con el que el Ministro de Energía, Álvaro Nadal pretende dificultar y controlar el cierre de las centrales de generación eléctrica más contaminantes y peligrosas.

Desde Greenpeace presentamos nuestras alegaciones en tiempo y forma tanto a la CNMC como al Ministerio de Energía, pues siempre tuvimos claro que bajo ninguna premisa, el diseño de este Real Decreto debería ser una herramienta para impedir el cierre de las centrales térmicas de carbón y nucleares, ni una justificación para incumplir el Acuerdo de París y el paquete de medidas de “energía limpia para todos los europeos”

En este punto, aprovecho para recordar de dónde viene este Real Decreto, al que en su día llegamos a llamar el decreto de la testosterona, pues parecía atender más a una lucha de egos que a la verdadera necesidad de desarrollar una planificación energética que cumpliera con las normativas climáticas a la altura de los tiempos que vivimos.

Con independencia a los dos procesos abiertos, uno sobre las negociaciones europeas, por las que cada Estado Miembro tendrá que presentar un plan integrado de clima y energía y el otro sobre el desarrollo de una ley nacional de cambio climático y transición energética, desde el Ministerio de Energía se decidió avanzar en una regulación del sistema eléctrico.

En sus comienzos intentaron llegar a un pacto con otros partidos, pero viéndose que la intención era la de dificultar el cierre de centrales tanto de carbón como nucleares no consiguieron ningún apoyo. Parecía que la norma se quedaría entonces en un cajón de algún escritorio del Ministerio, cuando a pocos días del comienzo de la Cumbre Internacional del Clima (COP23) la compañía eléctrica Iberdrola presentó su solicitud de cierre de sus centrales de carbón de Lada y Velilla. Este movimiento, lejos de alegrar a un Gobierno que dice estar muy preocupado por el cambio climático, enfureció profundamente al Señor Nadal y no dudó en sacar de aquel cajón el Real Decreto para dificultar los cierres de las viejas y contaminantes centrales.

Consideramos una victoria que la CNMC en su informe sobre el proyecto de este Real Decreto confirme las tesis de Greenpeace y que con su informe queden respaldadas nuestras alegaciones.

La CNMC afirma que:

  • El cierre de las centrales eléctricas ya está contemplado en la normativa que regula el sector de manera pertinente.

  • Que el Proyecto crearía inseguridad jurídica para las nuevas inversiones, o sea un bloqueo para la sustitución del viejo modelo energético.

  • Que podría ser contrario con las nuevas regulaciones europeas en el paquete de invierno.

  • Recuerda que cualquier retribución en la línea que propone el Real Decreto tendrá que ser notificada a la Comisión Europea y podría ser considerada ayuda de Estado.

  • Que la regulación para la continuidad de la explotación de las instalaciones, una vez se haya denegado su cierre, es confusa y no queda claramente definida.

  • Incluye que debe eliminarse la Disposición transitoria del Proyecto, dado que ésta supone una retroactividad del Real Decreto.

  • Por último recuerda que con la sobrecapacidad instalada, incluso en el peor escenario, se podría prescindir sin riesgo de una parte significativa del parque de carbón existente.

Sin embargo, este duro golpe no parece que vaya a parar las intenciones del Sr Nadal que ya ha confirmado que pretende seguir adelante con su polémico “decreto de la testorena”.

Lamentablemente con este tipo de decisiones nos quedamos cada vez más aislados en Europa, como ya pasó la semana pasada cuando se votó en el Parlamento Europeo la Directiva de Renovables y los Eurodiputados del PP votaron en contra del derecho al autoconsumo quedándose solos en esta postura incluso son sus compañeros del grupo europeo de los Conservadores (EPP).

Tenemos un país de sol y viento, somos un diamante de energías renovables con multitud de personas que queremos que se cierren las térmicas de carbón y nucleares (como confirman las encuestas) y que queremos participar en el sistema energético (1).

Desde Greenpeace, hacemos un llamamiento al Gobierno de España, para que escuche a la ciudadanía y para que no dejemos pasar este tren de las energías renovables. Desde el Gobierno deben desarrollarse las normativas y herramientas necesarias para abandonar las energías sucias y atraer la inversión segura en energías renovables, creando el espacio para que la ciudadanía pueda participar en la producción y en la gestión del sistema energético. ¡Ahí, está el verdadero liderazgo!

(1) “Energía colaborativa: el poder de la ciudadanía de crear, compartir y gestionar renovables”

Tatiana Nuño Martínez es Responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace.

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