"Vamos con retraso en la aprobación de una Ley de Cambio Climático, hay una clara falta de voluntad y falta de liderazgo en los políticos para ese proceso de cambio y nos jugamos mucho desde el punto de vista industrial y económico". Con estas palabras, Teresa Ribera, directora del IDDRI (Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales), ha abierto el debate "La transición ciudadana. La hoja de ruta del crecimiento verde", organizado por Sociedad Civil por el Debate.
Las preguntas han versado sobre los avances que está haciendo España en la descarbonización de la economía, la aprobación de la ley de cambio climático y por los instrumentos y medida que hay que poner en marcha para una transición energética justa y eficiente, entre otros temas.
"¿Por qué vamos tarde? Tengo la impresión de que es por la mochila que tenemos en España y por la falta de ganas de los políticos que nos gobiernan de mirar al futuro. No solo es un debate técnico sino también social. Hay mucha gente y empresas que están atrapadas en un modelo que empieza a desmontarse y que ven que las expectativas de ganar dinero o de recuperarlo se están mermando", explica Ribera, "los gestores tienen que ser hábiles para salir de esta situación y poder ofrecer alternativas a las demandas de protección de derecho de producción de futuro que se prevén".
Más aún, "las medidas que se tienen que adoptar en materia de cambio climático tienen una implicación en todos los ámbitos sociales y económicos, y en la actualidad afecta a casi todos los ministerios, el de Economía, Hacienda, el de Empleo e incluso el de Turismo, y si no se hacen bien las cosas desde ya, las consecuencias serán peores", añade, "el carbón, por ejemplo, se acabó económicamente hace tiempo y aún así siguen pidiendo una protección, es como intentar poner puertas al campo".
"Estamos ante un proceso de transición que ya salido de la estación y que ya se está viendo en otros países", continúa Caty Arévalo, periodista ambiental de la Agencia EFE, "y falta pedagogía en la sociedad, en las empresas y en los medios de comunicación para que le den la importancia que tiene, porque para España el proceso de descarbonización sería muy positivo, somos un país de sol y viento".
"Como empresa tenemos el objetivo de descarbonizar pero necesitamos un marco estable, con unos objetivos claros a corto, medio y largo plazo. A corto necesitamos una señal ya, porque hay que hacer inversiones", puntualiza Marta Martínez, responsable de Proyectos Especiales de la Dirección de Políticas Energéticas y Cambio Climático de Iberdrola, "el modelo energético hay que cambiarlo entero, y con políticas como una reforma fiscal que equipare tecnologías y con políticas sectoriales. Hay un fuerte movimiento financiero y de las administraciones locales que lo están promoviendo, por ejemplo, en este último caso, es todo un acierto que haya una movilización conjunta del cambio climático con la calidad del aire, es un buen tándem".
"¿Y qué hace un banco en este tipo de debates?", se pregunta Emilio Martín-More, responsable de Reporting & Responsible Policies de BBVA, "tanto el Acuerdo de París como los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU intentan solucionar grandes problemas de la humanidad, y los temas climáticos, sociales y ambientales están muy ligados. Es imposible abordarlos sin la colaboración de todos los agentes implicados y entre esos agentes está la banca".
Según Martín-More, "incluso el CEO del fondo de inversión Blackrock envió una carta a todos los inversores avisando de hacia donde deber ir el capital, e incluso los reguladores del sector de las finanzas también están en esa línea, de buscar la transparencia en sus medidas ambientales y en sus inversiones sostenibles", y añade, "si se estima que se necesitan entre 5-7 billones de euros cada año para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible ya queda más claro cuál es la implicación de nuestro sector".
Pero de todas las exposiciones, el ingeniero Julio Lumbreras, director en Norteamérica de la Universidad Politécnica de Madrid, recuerda el objetivo del debate, "dar importancia a la inteligencia colectiva". De hecho, explica que "ya hay muchos proyectos en marcha en el MIT de Massachusetts a través de una plataforma donde se dan muchas opciones no solo a los que trabajan en ella sino a participantes anónimos que dan opciones para luchar contra el calentamiento del planeta".
"Lo más importante es cómo podemos aportar nuevas ideas cada uno desde nuestras propias perspectivas sirve para sumar y mejorar los proyectos existentes", dice. Y pone como ejemplo el 'car sharing', "su éxito en la ciudad de Madrid es un caso de estudio y ejemplo claro de que la combinación de medidas fiscales impuestas por la administración local, la tecnología de las empresas del sector de la automoción y de la iniciativa ciudadana han sido totalmente acertadas".
Desde el ciudadano de a pie, Lumbreras considera que hay muchas posibilidades de aportar su granito de arena. "No hay que olvidar que el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales provienen de nuestra dieta, el 10% de la gestión de residuos y que podemos cambiar costumbres, como la movilidad no motorizada, rebajar el consumo de energía, de agua o de electrodomésticos de bajo consumo", y además, "se puede formar en las universidades, en los medios de comunicación e incluso los gobiernos con el desarrollo del contexto regulatorio".
"Sin los ciudadanos el cambio no va a pasar. Hay que aprovechar los movimientos ciudadanos y las plataformas sociales para aprender de nuevas iniciativas que sean posibles desde la sociedad", concluye.
"Es fundamental la participación ciudadana, pero la información tiene que llegar, porque muchos no piden porque no saben ni que existe o que sea necesario, la concienciación es complicada", responde la responsable de Iberdrola, aún así "la transición energética es viable social y económicamente, además de deseable. Hay que darse esa oportunidad".
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