Se ha desatado una crisis de la que aún no se puede saber con exactitud cuál va a ser su alcance o el daño que podría hacer a la economía mundial. Lo que es seguro es que el ataque a dos instalaciones de producción de petróleo de Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, tiene graves consecuencias potenciales y forma parte parte de un escenario del que se ha hablado durante décadas: la evidencia de que la producción de petróleo está "expuesta a riesgos geopolíticos" y a la concentración geográfica, según el informe anual "Energía y Geoestrategia 2019" del IEEE.
Arabia Saudí posee el 18% de las reservas probadas de crudo en el mundo (unos 266.269 Mbds) y es el mayor exportador o abastecedor del mercado mundial. En 2017 produjo en media 9,96 Mbds y exportó el 70%. Además, la ratio reservas/producción, que es de 8 a 10 años para las empresas petrolíferas en general, es de unos treinta años para el reino saudí.
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Esa posición es la que sostienen también ****los analistas de **S&P Global Platts, **según publica la agencia estadounidense Associated Press. Ahora toca esperar a ver si Arabia Saudí puede mantener el suministro a corto plazo mediante el uso de reservas, que lo ven posible por lo que no se espera que tendrá efectos irreversibles en la economía mundial. Mientras esto ocurre, aseguran que van a estar atentos a cualquier señal por si la producción puede verse afectada a largo plazo.
Y también es una lectura muy parecida a la de la firma de calificación crediticia Moody’s, que confirma que esos ataques son negativos para el perfil crediticio de la petrolera aunque su impacto no será demasiado duradero si no se alarga en el tiempo la reducción tan drástica de la producción.
Lo que sí parece probable es una guerra entre Irán y Arabia Saudí, lo que implicaría al resto de potencias internacionales además de otros países afectados. Según S&P Global Platts, los intereses estadounidenses se inclinan fuertemente hacia los saudíes en este momento, "independientemente de Trump y el 'gran petróleo', por lo que será difícil resistirse a la participación. Una vez dicho esto, estas guerras tienden a tener consecuencias desastrosas inesperadas". Estados Unidos ha culpado a Irán, mientras que éste ha negado su participación en el ataque.
Los analistas advierten que la subida de los precios del petróleo será otro aliciente más a una economía global que camina peligrosamente hacia una recesión, a causa de la guerra comercial abierta entre EEUU y China, la inestabilidad política en Europa o la caída de los beneficios empresariales de la industria, entre otras razones. "Es probable que el precio por barril llegue a los 70 dólares, una subida meteórica si se compara con el precio del viernes pasado, que fue de 54,82 dólares", añaden los analistas.
"Los eventos en Arabia Saudí han aumentado las tensiones en el Medio Oriente a un nuevo nivel que genera preocupación sobre la seguridad del suministro", puntualiza Chris Midgley, jefe global de análisis de S&P Global Platts. El ataque del sábado contra la planta Abqaiq de Arabia Saudí y su campo petrolero Khurais llevó a la interrupción de aproximadamente 5,7 millones de barriles de producción de petróleo crudo por día del reino, lo que equivale a más del 5% del suministro diario mundial.
Las presiones que se están viviendo también abren paso a los movimientos ecologistas, como Greenpeace Internacional, que defiende que esta crisis es una oportunidad para darse cuenta que es necesario aumentar las inversiones en tecnologías renovables que alejen cada vez más la dependencia del petróleo del sistema actual. "Instamos al uso de la diplomacia sobre la fuerza y de las energías renovables pacíficas sobre los combustibles fósiles", dicen.
No son los únicos que salen ganando con este conflicto en Arabia Saudí. "Unos precios del crudo más altos ayudarán a los productores y dañarán a los refinadores a corto plazo, aunque el efecto a largo plazo en las compañías energéticas dependerá de la magnitud del descenso en la producción de Saudi Aramco", concluye por su parte el director gerente de Moody’s Steve Wood.
Consecuencias para la economía española
Mientas crece la incertidumbre en la geopolítica mundial, ¿cuáles serán los efectos para la economía española? España importa tres cuartas partes de la energía que consume (gas y petróleo), cerró 2018 con un déficit comercial de 33.840 millones de euros, y según la Agencia Internacional de la Energía, es uno de los países con mayor dependencia energética. El incremento del precio del barril de petróleo se traduce en un coste extra de 1,1 millones de dólares al día. Y esa subida se traslada al precio final, a los consumidores.
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"El precio del petróleo no tiene una relación tan directa con el precio de los carburantes en nuestro país", señalan fuentes de AOP, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), "además, antes habría que preguntarse lo que va a pasar con las cotizaciones internacionales o qué otros factores pueden estar influyendo en los precios del petróleo".
Pero ¿por qué el precio de los carburantes no varía porcentualmente en la misma proporción que el crudo? Porque los precios de los carburantes tienen relación directa con las cotizaciones de gasolina y gasóleo en los mercados al por mayo, pero no así con la cotización del barril Brent, y porque el coste del carburante representa solo una parte del precio, en concreto el 40%. El resto (60%) son impuestos y costes de distribución y comercialización, que prácticamente no varían, según explican en AOP.
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