Hasta ahora las plantas termosolares generan megawatios que se vierte en el sistema eléctrico, pero hay una segunda opción: integrarlas en un district heating, una red de calor y frío que circule a través de tuberías soterradas en la vía pública para bloques de edificios. El informe “Análisis de potencial y oportunidades de integración de energía solar térmica en redes de climatización” del IDAE demuestra que es posible y, además, que es rentable.
Existen pocos ejemplos a nivel internacional de redes de climatización que empleen colectores solares de concentración, y de hecho el informe reconoce que solo se han identificado tres, todos ellos ubicados en Europa.
District heating
En general, en toda Europa se han inventariado 144 instalaciones de district heating alimentadas con diferentes tecnologías de las cuales solo un 1% se encuentra en España. Y es que para Francisco Javier Sigüenza, secretario general de ADHAC, Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío, "antes de elegir cuál es la fuente energética de esa red, lo más importante es la infraestructura y en España está muy poco desarrollado el concepto de district heating porque solo se está haciendo en los países más desarrollados". Aún así reconoce que "el uso de la termosolar en redes de calor y frío tiene mucho futuro pero cuando esta tecnología se vaya adaptando y generalizando".
También lo reconoce el IDAE y le “sorprende el escaso desarrollo que ha tenido la tecnología solar de concentración para aplicaciones térmicas en España a pesar de que la irradiación directa en España triplica la de países como Dinamarca”, el país líder en el desarrollo de este tipo de tecnología para estas redes.
Hay que tener en cuenta que las instalaciones termosolares no pueden ser exclusivas en un district heating, deben ir acompañadas de sistemas auxiliares de generación de energía, ya que no pueden garantizar siempre que se pueda satisfacer siempre el 100% de la demanda energética. Su capacidad de producción energética instantánea siempre va a depender de la potencia, la irradiación solar disponible y la temperatura ambiente, pero sobre todo, de los picos de demanda y su variabilidad.
“Y además, en España el problema no solo está en generar calor para la calefacción en invierno, sino en generar frío para acondicionar los meses más calurosos”, añade Sigüenza. Y en este punto, el estudio destaca que los colectores solares de concentración son los únicos que pueden alimentar máquinas de absorción de doble efecto o de adsorción. De hecho, existen diferentes tecnologías de captación solar y de generación de frío disponibles por lo que el número de opciones de integración es muy alto.
Rentabilidad de la instalación
Llegamos al punto crucial del informe que señala que cuando las redes de climatización están abastecidas por fuentes de energía residual procedente de incineradoras, calor residual de procesos industriales o de la condensación de plantas de generación eléctrica, la incorporación de instalaciones solares se hace todavía más difícil ya que la producción de calor solar no suele poder competir con los bajos costes de generación que supone el aprovechamiento de energía residual.
Además, el coste de fabricación de colectores de concentración es elevado, sin olvidar que se complica aún más al integrar en entornos urbanos o sobre la cubierta de un edificio el volumen considerable de la planta.
Sin embargo, es posible cuantificar el ahorro energético y económico que van a poder suponer al usuario, y así calcular su rentabilidad, al conocer qué radiación solar recibirá una determinada superficie en una ubicación específica.
Para alentar a echar números, el IDAE recuerda que la incorporación de una instalación solar no disminuye el coste de mantenimiento de la instalación auxiliar o convencional, aunque sí podría disminuir sus horas de funcionamiento, lo que puede derivar en un incremento de la vida útil de los equipos convencionales, y que es una tecnología que genera energía limpia y gratuita, lo que supone un beneficio medioambiental con una disminución de emisiones de CO2. Por otro lado, los colectores solares de concentración pueden alcanzar temperaturas de trabajo muy superiores a las alcanzadas por los colectores solares de baja temperatura (250 ºC frente a 90 ºC) y, por tanto, pueden ser utilizados de forma eficiente durante todo el año.
En definitiva, que la rentabilidad vendrá determinada por diferentes factores y variará en función de quién promueve la inversión, pero el estudio determina, en el mejor de los escenarios, 7 años para amortizar el proyecto.
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