Las mejoras en la eficiencia de los combustibles, el aumento del teletrabajo, la reducción de los viajes, el vehículo eléctrico y la economía circular podrían llegar a reducir el consumo de petróleo hasta en 5,6 millones de barriles diarios para 2026, lo que supondría no recuperar los niveles pre-covid.
La jefa de Industria del Petróleo y de la División de Mercados de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Toril Bosoni, ha presentado este jueves en Madrid el Informe Petróleo 2021, que el organismo internacional dio a conocer en marzo.
Bosoni ha dicho que los mercados mundiales de petróleo se están reequilibrando después de que la crisis de la covid-19 provocara una caída sin precedentes de la demanda en 2020.
Para 2026, la AIE prevé que la demanda mundial de petróleo alcance los 13 millones de barriles diarios, 4,4 millones de barriles más respecto a los niveles de 2019, aunque no alcanzaría las previsiones que había hecho el organismo antes de la pandemia y será Asia la zona geográfica que lidere el crecimiento.
Las materias primas petroquímicas impulsan el crecimiento de la demanda y el gas licuado del petróleo, el etano y la nafta recuperarán los niveles que tenían en 2019 en 2021, el diésel lo hará en 2022 y el queroseno para aviación en 2024.
LA GASOLINA NO RECUPERARÁ LA DEMANDA DE ANTES DE LA COVID
La gasolina caerá y no se espera que la demanda mundial recupere los niveles de 2019 por el aumento de los vehículos eléctricos, la mejora en la eficiencia de los combustibles y políticas adicionales para frenar el uso del petróleo.
En un contexto incierto, los países productores de petróleo y las empresas se muestran reacias a dejar recursos sin explotar o a invertir en instalaciones que podrían infrautilizarse y, como resultado, habría un déficit en la inversión en exploración y producción.
Por lo que se refiere a la exploración y producción, tras una disminución del 30 % en 2020, los planes de gasto para 2021 muestran pocos cambios, lo que podría tener implicaciones geopolíticas y aumentar el riesgo de escasez de suministro a futuro.
La capacidad de producción se ralentiza y el excedente de 2020, que proviene en su mayor parte de Oriente Medio, ofrece un remanente que abastecería a los mercados internacionales al menos durante los próximos años.
A medio plazo, la capacidad excedente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) parece suficiente.
Además, si se redujeran las sanciones a Irán, podrían suministrarse al mercado 1,7 millones de barriles diarios adicionales de crudo.
EL CRECIMIENTO DE LA OFERTA DE PETRÓLEO SE REDUCIRÁ
La menor inversión en exploración y producción y los retrasos en los proyectos reducirán el crecimiento de la oferta en todo el mundo, que sólo aumentará en 10 millones de barriles diarios para 2026 en respuesta al repunte de la demanda.
Oriente Medio liderará este crecimiento y los productores clave del Golfo representarán casi la mitad de este aumento.
En el periodo 2021-2026, se produce un cambio importante respecto a los últimos en los que Estados Unidos se encontraba a la cabeza del crecimiento de la oferta mundial.
Las previsiones apuntan a un ligero aumento según evolucione la estrategia de inversión estadounidense, pero no parece probable que se alcancen los niveles de crecimiento de años anteriores.
El refino, cuyos márgenes cayeron en 2020 a mínimos de varias décadas, se enfrenta a un exceso de capacidad y se han anunciado cierres que ascienden a 3,6 millones de barriles diarios.
Según el informe, se requerirán al menos 6 millones de barriles diarios para que las tasas de utilización vuelvan a superar el 80 % y se espera que las operaciones al este del Canal de Suez representen el 90 % del crecimiento de la industria del refino hasta 2026.
Asia se convertirá en el centro del comercio de productos de refino, lo que hará que la dependencia de las importaciones de petróleo de la región aumenten al 82 % para 2026.
Bosoni ha dicho también que para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas de carbono en 2050 se necesitarán medidas políticas más concretas y mayores cambios en el comportamiento de los ciudadanos, como mejoras en la eficiencia de los combustibles, aumento del teletrabajo, reducción de los viajes, mayor penetración del vehículo eléctrico y apuesta por la economía circular.
Ha añadido que la transición energética supone un desafío para el sector del refino, pero también conlleva grandes oportunidades en áreas como el diésel renovable, el hidrógeno verde o el reciclaje químico.
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