Tras aumentar un 68% de enero a junio, el componente energético del S&P Goldman Sachs Commodity Index (GSCI) terminó el año un 10% por encima del primer día de cotización de 2022. Los acontecimientos mundiales -especialmente la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que lleva produciéndose desde el pasado mes de febrero- han contribuido a una mayor volatilidad del subíndice energético y a la subida de los precios de algunas materias primas energéticas a finales de 2022.

El S&P GSCI es una media ponderada de 24 contratos individuales de materias primas organizados en cinco subíndices. La ponderación asignada a cada materia prima refleja su importancia para la economía mundial, medida por su volumen de producción y su liquidez.

Dos grandes índices de referencia del petróleo -West Texas Intermediate (WTI) y Brent- representan el 70% de la ponderación del subíndice energético. En consecuencia, el subíndice energético tiende a seguir las principales oscilaciones de precios en el mercado del crudo. Los precios del crudo subieron sustancialmente tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y las subsiguientes sanciones impuestas a este país.
El precio del crudo WTI aumentó hasta una media mensual de 114 dólares por barril en junio, el precio más alto en términos reales desde septiembre de 2014. La preocupación por el aumento de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y la desaceleración económica china causada por las políticas de mitigación de COVID-19 contribuyeron a que el precio del crudo WTI aumentara solo un 3% en general en comparación con el primer día de negociación del año.
Derivados del petróleo
Tres productos derivados del petróleo representan en conjunto el 24% del subíndice energético del S&P GSCI: el RBOB (un grado reformulado de gasolina utilizado como referencia para el comercio de gasolina); el ULSD (gasóleo ultra bajo en azufre, que se utiliza como referencia para el comercio de gasóleo de calefacción) y el gasóleo.
El RBOB aumentó un 5% como consecuencia de la evolución de los precios del crudo. En cambio, los precios del ULSD aumentaron un 41% y los del gasóleo, un 36%. Una combinación de bajos inventarios en Estados Unidos y el resto del mundo, la reducción de la capacidad de las refinerías y las interrupciones de las exportaciones de destilados de Rusia causadas por las sanciones contribuyeron a estas subidas de precios.
El gas natural, que representó el 6% restante del subíndice energético, aumentó un 20%. Las exportaciones récord de gas natural licuado a Europa para sustituir a las reducidas exportaciones de gas natural de Rusia contribuyeron al aumento, así como un mayor consumo de gas natural para la generación de electricidad. El precio de referencia estadounidense del gas natural Henry Hub aumentó hasta una media de 8,78 dólares por millón de unidades térmicas británicas en agosto, el precio más alto en términos reales desde noviembre de 2008, antes de bajar durante el resto del año.