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Mikel Lasa (EIT InnoEnergy): "Europa no ha perdido el tren de las baterías eléctricas, podemos desarrollar toda la cadena de valor"

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Invertir en tecnologías alternativas, emprendimiento o innovación es lo que diferencia a quienes quieren liderar la transformación de la economía hacia un modelo más sostenible y descarbonizado. Pero no siempre una idea tiene futuro, por lo que es importante saber cuáles pueden alcanzar el éxito o no.

Ése es el objetivo de EIT InnoEnergy, una empresa con sede en Holanda, formada por 24 socios y con sede en distintas regiones de Europa, como la de España, InnoEnergy Iberia. En 2010,el **Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT)**necesitaba formar comunidades de innovación y conocimiento y desde entonces esta compañía ha desarrollado programas para acompañar o ayudar a esa transición energética impulsando startups, proyectos o nuevas ideas de negocio. El Periódico de la Energía entrevista a su CEO en Iberia, Mikel Lasa, que destaca la importancia de identificar la oportunidad de negocio de cualquier ideao innovación en el sector energético para  invertir en ella.

¿A qué se dedica EIT InnoEnergy? Y ¿en qué centra su actividad?

Nuestra misión es impulsar la transición energética a a través de la innovación y el emprendimiento. Para ello contamos con diferentes programas de apoyo a los emprendedores a lo largo de su trayectoria.

En las fases iniciales, algunos de nuestros programas están muy enfocados en el tema del talento, porque la educación es una parte muy importante de nuestras actividades, otros están en la ‘ideación’, es decir ayudan a generar ideas, que den lugar a iniciativas empresariales.

Pero también tenemos programas de aceleración y crecimiento de startups o pequeñas empresas, en los que a partir de una prueba de concepto, les ayudamos a crear o evolucionar su modelo de negocio, a desarrollar e industrializar su tecnología, a crear un equipo, a buscar su primer cliente o a conseguir recursos financieros. Todo esto ocurre dentro un ecosistema donde, además de los emprendedores, participan los incumbentes, es decir, las grandes corporaciones que lógicamente tienen un interés muy grande en participar de esa innovación. En los últimos años, las grandes empresas se han abierto a colaborar con las pequeñas. Se trata del concepto de innovación abierta, donde además de las empresas participan otros actores relevantes como universidades, escuelas de negocio, inversores, consultores o incluso instituciones públicas.

Y desde InnoEnergy Iberia nos centramos en dar impulso a cualquier idea de negocio o cualquier empresa con potencial de crecimiento, que tenga que ver con la energía sostenible: energías renovables, movilidad, almacenamiento, eficiencia energética, economía circular o smart cities, entre otros.

Aunque la idea o el proyecto pueda ser muy interesante, lo más importante es que el equipo de personas sea bueno, tiene muchas más posibilidades de triunfar que un mal equipo

En el caso de ser una start-up o de tener una idea innovadora ¿cuál es el procedimiento para poder formar parte de los programas que desarrolla EIT InnoEnergy?

Normalmente realizamos una evaluación preliminar de la idea o de la oportunidad y vemos si encaja, si está lo suficientemente madura, si el área temática está dentro de lo que nosotros trabajamos, es decir, en lo que nosotros consideramos energía sostenible y transición energética, o si se le puede ayudar. En función de las necesidades y de la madurez del proyecto, vemos en qué programa tiene mejor encaje.

Por ejemplo, en el programa de ideación “CleantechCamp”, que organizamos una vez al año, atraemos a muchos emprendedores de universidades y de centros de investigación y les ayudamos a transformar su idea basada en tecnología en un modelo de negocio con potencial de crecimiento, y a desarrollar su startup de manera que pueda encajar con otro programa de EIT InnoEnergy para fases más avanzadas, en las que invertimos mayores recursos.

Para valorar las oportunidades de negocio en sus fases más iniciales, contamos con comités que deciden si invertimos recursos para analizar el mercado, la tecnología y el equipo emprendedor. Dentro de la evaluación inicial, damos mucha importancia al equipo emprendedor. Aunque la idea o el proyecto sea muy interesante, lo más importante es que el equipo de personas sea bueno, porque tendrá muchas más posibilidades de triunfar que un mal equipo. Esto es una de las principales cosas que hemos aprendido a lo largo de los años.

Coordinamos la Alianza Europea de las Baterías por mandato de la UE

¿Y desde qué punto de vista un proyecto se valora como exitoso? ¿desde el tecnológico o el económico?

Nosotros siempre estudiamos la oportunidad de negocio, la parte económica, porque creemos que las ideas o los proyectos tendrán impacto si llegan al mercado y se implementan, y para eso tiene que haber una oportunidad de negocio asociada. Por eso, no valoramos solo la tecnología per se, y, de hecho nos llegan proyectos tecnológicos muy interesantes pero si no hay una oportunidad de negocio y no hay un equipo que tenga la capacidad de llevarlo al mercado, no invertimos.

Durante los primeros años, estábamos muy enfocados en iniciativas impulsadas por las universidades y centros de investigación, pero si éstas no se conectan con oportunidades de negocio y se gestionan como una empresa, es muy difícil que lleguen a buen puerto. De hecho, el EIT e InnoEnergy surgieron para dar respuesta a una preocupación de la UE porque las universidades y los centros de investigación europeos eran muy buenos generando conocimiento y tecnología pero sus ideas no acababan de llegar al mercado, no se traducían en puestos de trabajo y en nuevas empresas. Y al final de lo que se trata es de eso, de generar riqueza, empleo y empresas a la vez que a través de la innovación se consigue un gran impacto positivo en la transición energética.

Las renovables van a tener un peso enorme pero para que eso ocurra, el almacenamiento es clave

Pero ¿cómo se sabe si un equipo es bueno para desarrollar un proyecto tecnológico que pueda tener éxito empresarial?

Lo primero no somos infalibles. Nos equivocamos como todo el mundo. Cuando trabajas en el mundo de la innovación siempre te encuentras con gente de perfil científico-tecnólogo con gran conocimiento en su materia pero que de negocio o de mercado no tiene mucha idea. Y además es que no tiene por qué saber. Por eso lo que buscamos son equipos que sean complementarios entre las personas que lo conforman. No queremos transformar un científico en un súper empresario y viceversa. Cada uno es bueno en lo que es y el conjunto es lo importante.

Además, hemos desarrollado una metodología que se llama E2Talent, una herramienta que es capaz de evaluar las competencias emprendedoras, de los individuos y los equipos en su conjunto.  Se trata de una metodología que hemos desarrollado en colaboración con una escuela de negocios, que estamos empleando y que estamos ofreciendo en el mercado, a otras empresas e instituciones que se dedican a temas similares.

La empresa nació bajo el paraguas del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) y le apoyan empresas del peso de Total, Naturgy, EDF , ENBW, Vattenfall y ABB entre otros y muchos más ¿cuál es su papel en los proyectos que forman parte de EIT InnoEnergy?

Tienen un papel muy importante. Primero porque siendo accionistas, colaboran en la definición de la estrategia de la compañía.

Segundo, porque estas empresas están interesadas en buscar oportunidades para invertir o para incorporar a sus negocios. Lógicamente, a los innovadores les interesa contactar con las grandes empresas del ecosistema InnoEnergy porque tienen el potencial de convertirse en primeros clientes y representan una referencia muy importante para futuros contratos. La colaboración es beneficiosa para ambas partes.

EIT InnoEnergy se financia gracias al retorno que recibimos de aquellos proyectos en los que invertimos, en cierta forma es un modelo similar al del ‘venture capital’. Para ello contamos con el apoyo de los fondos del EIT que nos han permitido cubrir gran parte de los costes operativos y las inversiones realizadas. A día de hoy estos fondos suponen el 70-80% de nuestro presupuesto anual, el resto proviene de contribuciones que hacen los socios y de manera creciente, del retorno de las inversiones realizadas en el pasado.

La idea es que en el futuro, el dinero que proviene de Europa vaya decreciendo y a su vez aumenten los ingresos derivados de las inversiones realizadas.

Dependiendo de la madurez de la oportunidad, las inversiones pueden ir desde cantidades relativamente pequeñas hasta los 6 o 7 millones de euros, para el caso de grandes proyectos o startups con cierta madurez y bien capitalizadas. En dichos casos, nos gusta coinvertir con otros y necesitamos, por ejemplo, que las startups tengan socios de referencia, que hayan participado en una ronda de inversión A o B, etc.

**¿Los socios accionistas no están obligados a participar? **

Los accionistas no tienen ninguna obligación en participar en los proyectos, ni tampoco ningún derecho preferente. Somos un ecosistema abierto en el que podemos colaborar con cualquier organización, start-up o gran empresa que tenga una idea de negocio interesante e innovadora.

En toda Europa se habla de la transición energética y de un nuevo modelo energético, pero, en su opinión, ¿cómo se dibuja ese horizonte en materia de tecnologías y qué peso tendrá cada una de ellas en el conjunto de la generación?

Las líneas maestras están muy claras. Hay unas directivas que están en el paquete de invierno, en el ‘Clean Energy for All Europeans’ y hay unos planes nacionales de energía y clima que están en fase de ser afinados y ratificados. Parece muy claro que la energía se va a electrificar y que dentro de esa electrificación, vamos a un sistema energético mucho más descarbonizado. Las renovables van a tener un peso enorme pero para que eso ocurra, el almacenamiento es clave, y si no hay tecnología fiable y económicamente viable, será muy difícil. Desde EIT InnoEnergy estamos convencidos de que tendremos esa tecnología.

En el área de generación, estamos impulsando las renovables, principalmente la eólica y la solar, que son las predominantes a día de hoy y creemos que lo seguirán siendo en el futuro.

En el campo del almacenamiento somos totalmente agnósticos. Quiero decir que hay muchísimas alternativas dependiendo del caso de uso, para cada una de ellas existe un caso de negocio y una tecnología diferente y hay que estar abiertos a todo.

Es cierto que para que esos casos de uso despeguen, hace falta que las directivas europeas se traduzcan en una regulación más clara que apoye su desarrollo. Pero si se desarrollan las señales de precio adecuadas, habrá muchas tecnologías que despegarán y tendrán mucho sentido en esos nuevos contextos. Me refiero por ejemplo a las baterías con sus muchas variantes tecnológicas, al bombeo, al almacenamiento térmico, los ultracondensadores, el Power2Gas,… La lista es muy larga. A nivel europeo, apoyamos entre 30 y 40 proyectos de almacenamiento con distintos tipos de tecnología y en distintas fases de madurez.

Para 2029 el vehículo de combustión ya no será competitivo

En su opinión ¿es posible un horizonte 100% renovable en Europa en 2050?

Sí, soy optimista. No es tanto una cuestión de avance de las tecnologías sino de tener claro el horizonte y hacer una regulación que lo apoye. Si eso ocurre, sin lugar a dudas que llegaremos. Y además, la presión social y las nuevas generaciones lo van demandando cada vez más. Creo que no va a ser un crecimiento lineal, sino exponencial.

El almacenamiento se presenta con la verdadera revolución para conseguir un escenario 100% renovable, ¿en qué punto de desarrollo está? Y en concreto las tecnologías de almacenamiento químico ¿qué papel van a jugar?****

El almacenamiento es la clave para que las renovables triunfen. En relación a las baterías, creo que van a jugar un rol muy importante en todo esto, pero no van a ser la única tecnología, también hay que hablar de otras tecnologías como el_‘power to gas’_que tendrá su papel, porque habrá excedentes de generación renovables que lo necesitarán, hablo del hidrógeno o del metano sintético, que son también una forma de almacenar energía.

En el almacenamiento, no habrá una sola tecnología sino que será un mix de casi todas ellas. Las baterías de ion litio tendrán un futuro inmediato brillante, sobre todo por ser tan necesarias para el desarrollo del vehículo eléctrico, pero no serán las únicas, porque habrá otras, como las baterías de flujo que probablemente tendrán más sentido para algunas aplicaciones estacionarias. No hay una solución única para todo, la diversidad de aplicaciones va a ser tan grande que dará lugar a muchas opciones.

¿Cuándo se espera que las tecnologías de almacenamiento sean competitivas en precios respecto a otros sistemas de respaldo?

Si se observa la curva de predicción de reducción de costes en los próximos años para las baterías de ion litio son espectaculares, algo parecido a lo que ya ocurrió con la fotovoltaica. De hecho, en estos últimos años se están cumpliendo las predicciones que situaban los precios de 2019 en donde están ahora.

Los estudios, por ejemplo, señalan que el vehículo eléctrico comenzará a ser competitivo frente a los de combustión interna en 2022, incluso antes, en 2021 según algunos pronósticos más aventurados. Es decir, que en un par de años se producirá ese cambio. También se prevé que para 2029 el vehículo de combustión ya no será competitivo porque la regulación es vez más exigente, debe adaptarse a mejorar sus emisiones y ya hay fabricantes que han anunciado que no van a invertir en I+D en vehículos de combustión, que toda su apuesta está en el vehículo eléctrico.

Muchos casos de uso en aplicaciones estacionarias se beneficiarán de dicha reducción de coste, impulsados por el sector de automoción.

Y en otros ámbitos del transporte, como el marítimo o la aviación, ¿qué papel tendrá los sistemas de almacenamiento? ¿también será posible la transición energética?

En InnoEnergy tenemos un proyecto en Noruega que está tratando de desarrollar celdas para baterías de ion-litio más eficientes para el transporte marítimo porque también en ese sector va a haber cada vez más limitaciones como en el resto de los vehículos. De hecho, se está empezando a limitar las emisiones de los barcos a la hora de atracar en los puertos.

Por ejemplo, en Noruega se ha aprobado que en muy breve tiempo los ferries no podrán entrar en los fiordos con un motor de combustión, van a tener que hacerlo con baterías o con otras tecnologías que sean limpias. Ahí hay una oportunidad de negocio para el desarrollo de alternativas más limpias.

Es cierto, que por ahora la demanda no va a ser tan grande como en vehículo eléctrico, pero seguramente otras soluciones como el hidrógeno podrían tener cabida en el futuro.

¿Hemos perdido la batalla por liderar el mercado de las baterías para el vehículo eléctrico? Hay quien dice que Europa no puede competir ya con Asia en ese segmento del mercado

Creemos que no. De hecho, desde InnoEnergy coordinamos la Alianza Europea de las Bateríaspor mandato de la UE. Nuestro objetivo es acelerar e incrementar la participación de Europa en este mercado, porque hay en juego cinco millones de puestos de trabajo asociados a la automoción y una oportunidad de negocio de 250.000 millones de euros en 2025, es decir un mercado del tamaño de la economía de Dinamarca por comparar, y no nos podemos permitir el lujo de dejar pasar ese tren.

Europa puede ser competitiva para ofrecer baterías a los fabricantes de automóviles europeos, si se cumplen una serie de criterios: que se construyan gigafactorías que permitan una economía de escala, que haya acceso a la energía y materias primas de forma barata y que haya una serie de Directivas que apoyen una huella de carbono muy reducida a lo largo de la cadena de suministro.

El enfoque de Europa en todo esto ha sido holística. No solo se trata de fabricar baterías, sino también de desarrollar la minería para extraer los metales necesarios, de su refino, de la fabricación de celdas, de los módulos, de las baterías, de los BMS, de la integración de los vehículos y de su reciclado.

Y ¿por qué? Por la demanda de la sociedad, especialmente en Europa, que quiere empresas, medios de transporte y alternativas basados en una economía de bajas en emisiones. Tenemos una oportunidad de construir una cadena de suministro que sea un factor diferenciador respecto a otras regiones.

Pongamos como ejemplo el litio. Se extrae en Sudamérica, se lleva para su refino a China y de ahí se fabrica una batería que se trae a Europa para su instalación en un vehículo. En todo ese proceso ya ha recorrido 50.000 kilómetros y todavía no ha movido al coche ni un kilómetro. Eso no es muy sostenible. Con nuestra iniciativa queremos que esa demanda de la sociedad se traduzca en una realidad, dando, además, mucho peso al reciclado y a la segunda vida de las baterías.

Pero en el caso de las materias primas, no están en Europa, y China copa el negocio en las explotaciones mineras en África, ¿qué opciones tiene la UE?

Esto no es del todo cierto. Hay un montón de iniciativas de nuevas explotaciones de materias primas. Hay posibilidades en Portugal, en España mismo, en Escandinavia… A lo largo de Europa hay mucho litio, por ejemplo, en el noroeste de la Península Ibérica, a la altura de Cáceres, y las empresas están tratando de poner en marcha iniciativas de extracción y refinado de litio in situ, siempre bajo condiciones de seguridad y de sostenibilidad.

No nos podemos rendir en la batalla de las baterías para el vehículo eléctrico. Hay quien habla de centrarse exclusivamente en la nueva generación de baterías que llegaría al mercado dentro de 5 o 10 años, pero nosotros pensamos que la I+D y la innovación si no tiene detrás una industria que la tracciona, está abocada al fracaso. Una cosa tiene que estar conectada con la otra y por eso no podemos pretender dentro de 5 o 10 años montarnos a un tren que estará en marcha con muchísima más velocidad que la que tiene hoy en día.

Pero eso es lo que ha ocurrido con el sector fotovoltaico, hay una industria muy potente en Europa pero prácticamente el 100% de los paneles solares se importan de China.

El sector de la automoción es muy importante en Europa, tiene mucho más peso, es una situación de partida diferente a la de la fotovoltaica, y hay muchas lecciones del sector fotovoltaico que se deben aprender y que se van a aplicar al sector de automoción. De hecho, se está dando vueltas a la posibilidad de resurgir la industria de fabricación fotovoltaica en Europa. Es más complicado, pero también es posible.

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