El director de la central nuclear de Santa María de Garoña, Miguel Ángel Cortés, ha defendido que la planta burgalesa es "más segura" y fiable que la media del resto de centrales nucleares en el mundo y ha recordado que ha pasado tres revisiones exhaustivas en diez años.
Cortés compareció este jueves 24 de marzo ante la Comisión de Energía, Turismo y Agenda Digital del Congreso de los Diputados para explicar aspectos técnicos y repasar las actuaciones de la central para mantener la planta en "las mejores" condiciones de seguridad, ante el "doble escenario" al que se enfrenta Garoña, que son la continuidad de la operación o bien, el cese definitivo.
Cortés ha expuesto que Garoña "se ha sometido en los últimos 10 años a tres revisiones" que han concluido que "no existen impedimentos técnicos para la operación segura de la central", ya que la prioridad y "premisa" de Nuclenor, su titular "ha sido y es la seguridad" de la instalación, la protección de los trabajadores y el público y el respeto al medio ambiente".
"Toda nuestra gestión se desarrolla en torno a este principio y la principal motivación de nuestras actividades es el mantenimiento de las adecuadas condiciones para el funcionamiento seguro y fiable de la central", ha manifestado.
Cortés ha elogiado a los 242 trabajadores de Nuclenor y a los más de 200 empleados de empresas colaboradoras porque "se han enfrentado de modo ejemplar al reto que esta situación representa".
Respecto a las tres evaluaciones pasadas por Garoña en estos últimos 10 años, ha resaltado la "fiabilidad" de la central "por encima de la media del resto de centrales nucleares en el mundo".
La primera de estas revisiones se prolongó durante tres años, entre 2006 y 2009, tras la que el Consejo de Seguridad Nuclear se mostró favorable para que la planta pudiera operar hasta 2019. Posteriormente, entre 2011 y 2012, Garoña realizó las pruebas de resistencia a raíz del accidente en la central nuclear de Fukushima Daichi, igual que el resto de las instalaciones nucleares españolas y, según Cortés "se puso de manifiesto que Garoña está al mismo nivel" que las demás.
En este contexto, expuso a los diputados que las pruebas sirvieron para evidenciar las "grandes diferencias existentes" entre la central nuclear de Garoña y la de Fukushima, desde las obvias por localización y sismicidad, hasta las propias de diseño.
La tercera de estas evaluaciones se ha realizado desde 2014 a 2017 y según Cortés ha sido "rigurosa y exhaustiva" pues ha incluido entre otros la revisión de la vasija y de sus elementos internos.
En definitiva, el director de Garoña ha dicho que el CSN ha aprobado "la viabilidad" de que la central opere "con seguridad hasta 2031 con determinadas condiciones". Del mismo modo, ha insistido a los diputados que desde el punto de vista de la seguridad nuclear y la protección radiológica "no existen impedimentos técnicos para la operación segura de la instalación".
Finalmente, ha dicho que las actividades en la planta se centran en la gestión de los residuos, la construcción del almacén temporal individualizado y las actividades preparatorias del desmantelamiento, mientras se trabaja en el mantenimiento de la reversibilidad así como en el refuerzo de la formación y el desarrollo profesional del personal.
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