El panorama energético global está experimentando una profunda transformación. En general, la demanda mundial de energía sigue aumentando, aunque a tasas variables a nivel regional. La demanda en los países de la Unión Europea, Estados Unidos y otros países industrializados se está estabilizando o disminuyendo, mientras que la demanda en otros países, como China, India y otros países de Asia, está mostrando un fuerte aumento. Estos cambios tienen una incidencia directa sobre los países de Oriente Medio y África del Norte y sobre ello han reflexionado Emanuela Menichetti, Abdelghani El Gharras, Barthélémy Duhamel, en el MENARA Working Papers del mes de octubre.
Se preguntan cómo impactarán las tendencias energéticas globales en esa región, o qué papel jugará la región en el futuro, especialmente en los mercados de petróleo y gas natural. Uno de los cambios más significativos es la creciente participación del petróleo y gas de esquisto en los productos básicos del mercado energético, así como la evolución del comercio de gas natural licuado (GNL), pero no será el único. También se preguntan cómo impactará el crecimiento en el mercado de automóviles eléctricos la demanda de petróleo.
Gracias a su ubicación geográfica, la abundancia de reservas de combustibles fósiles en varios países de esa región más conocida como MENA, la infraestructura existente y los vínculos políticos históricos, están integrados en el orden mundial de la energía y han contribuido en cierta medida a darle forma. Sin embargo, los recientes desarrollos socioeconómicos y políticos, junto con las principales innovaciones tecnológicas en los mercados energéticos que han alejado la atención de las reservas de energía fósil en la región, están desafiando el papel que tradicionalmente desempeñan estos países.
El documento determina si la región MENA es o va camino de ser periférica o está integrada en la dinámica energética global actual.
Lo primero que analiza es la situación actual, y cómo los combustibles fósiles no convencionales están ganando terreno en el mercado internacional. De hecho, el documento asegura que en 2020 EEUU se convertirá en el primer exportador de GNL del mundo, gracias a su industria de gas esquisto.
Los cambios en los principales mercados de energía tendrán implicaciones de gran alcance para la región MENA. La demanda de energía (en particular el petróleo) está aumentando, especialmente en China, India y otros países asiáticos. Algunos países, como Indonesia, producen petróleo, pero no lo suficiente como para satisfacer sus crecientes demandas de energía. Por lo tanto, tendrán que dirigirse cada vez más hacia los países de Oriente Medio para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, se está frenando en otras regiones más desarrolladas, como es el caso de Europa y EEUU.
“Ya en 2012, el porcentaje de importación de la región MENA a Asia-Pacífico fue del 65%. Asia consumió el 53% de la producción total de Medio Oriente en 2014. Es probable que esta tendencia continúe, lo que contrarresta la disminución del nivel de exportaciones a los socios comerciales tradicionales, como EEUU, que es cada vez menos dependiente de las importaciones de energía de MENA”.
De hecho, “la revolución del gas de esquisto de EEUU ha reducido sustancialmente las importaciones de petróleo crudo al país americano, según ya ha confirmado la AIE. Sin embargo, un factor importante a considerar es el precio. El petróleo no convencional, en particular, en EEUU todavía no es competitivo con el petróleo de Oriente Medio y, por lo tanto, el liderazgo de los países de MENA en este segmento de mercado no será desafiado en el corto plazo”.
Estas dos tendencias opuestas se pueden observar dentro de los países individuales de MENA. Al analizar la evolución de los niveles de exportación de 2010 a 2016/17 en cuatro países MENA (Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Argelia), como se muestra en la Figura 8, se pueden inferir dos puntos. En primer lugar, el nivel general de las exportaciones y el refuerzo del eje energético Asia-Rusia.
Otro factor importante a tener en cuenta es el coste decreciente de las tecnologías de energía renovable, impulsado por los principales mercados como China, que constituye una oportunidad real para los países de Oriente Medio con beneficios económicos de gran alcance. El despliegue más amplio de tecnologías de energía limpia ayudará a dirigir parte del petróleo y el gas en los países exportadores de combustibles fósiles hacia los mercados internacionales. Para los países importadores de energía, explotar las fuentes de energía renovable disponibles localmente aumentaría su seguridad energética al disminuir su dependencia de fuentes de energía extranjeras, que es uno de los objetivos de la Unión Europea.
Estas tendencias observadas remodelarán el paisaje energético. Si los países MENA se volverán periféricos o no dependerá de sus estrategias de mercado y de la diversificación del perfil de suministro.
El documento señala que la disminución de la demanda de los importadores tradicionales puede compensarse con el aumento de las importaciones de otras regiones del mundo, en particular de Asia; sin embargo, las implicaciones geopolíticas de tales cambios deben ser consideradas.
Con respecto a las tecnologías renovables, los principales países productores de crudo corren el riesgo de convertirse en periféricos en el contexto actual en evolución. De hecho, a pesar de su gran potencial, en particular para la energía solar y eólica, la región MENA se está quedando atrás en términos de nueva capacidad instalada en comparación con otras regiones del mundo.
Pero los expertos no quieren pintar el futuro tan negro. Identifican algunos ejemplos positivos. Por ejemplo, Arabia Saudí espera iniciar proyectos de energía renovable por un valor de hasta 7.000 millones de dólares este año, con las plantas solares a la cabeza, para un total de 4.125 GW de capacidad. El gran productor del oro negro junto a otros productores de petróleo del Medio Oriente están buscando aumentar las renovables para alimentar el creciente consumo interno que está absorbiendo el crudo que preferirían exportar para generar ingresos. Además, en términos de liderazgo industrial y de mercado, algunas empresas de MENA como Saudi Acwa Power y Emirati Masdar se están posicionando como desarrolladores clave de energía renovable, invirtiendo en proyectos incluso más allá de las fronteras regionales.
Pero esa transición no se está haciendo a la velocidad adecuada. Los países MENA se están quedando atrás es el de las tecnologías de energía renovable. Estas tecnologías se está expandiendo rápidamente en todo el mundo, pero en esta región están lejos de explotar completamente su potencial. Las energías renovables podrían ser una alternativa válida para enfrentar algunos de los desafíos que enfrentan sus sistemas energéticos. Sin embargo, la normativa debe evolucionar hacia modelos más orientados a este negocio, y en la mayoría de los países su velocidad de implementación deberá acelerarse aún más si quieren mantener el liderazgo en el mercado de la energía y evitar convertirse en actores periféricos.
El otro posible punto de fricción es el crecimiento de los vehículos eléctricos. En el documento se afirma que “este mercado, aunque frena la demanda de petróleo en el sector del transporte, todavía no reemplaza la demanda mundial de petróleo y, por lo tanto, no desafía el potencial de exportación de los países productores de petróleo”. En cualquier caso, el análisis de la región advierte que, aunque varios países MENA se encuentran entre los mayores proveedores de petróleo y gas natural a nivel mundial y como tales, están claramente integrados en el sistema energético global, sus crecientes necesidades energéticas están desafiando sus capacidades de exportación y podrían afectar sus ingresos presupuestarios.
En resumen, los países árabes podrían perder el tren de la modernidad y quedarse fuera del tablero de juego geopolítico si no se adaptan a los nuevos cambios que se están produciendo en el mercado energético global.