Los que se escandalizan de que el fondo se nutrirá de ingresos provenientes de los consumidores de combustibles fósiles (gas oil, gasolina, gas) y electricidad (incluyendo la de origen renovable) parecen olvidar que esos mismos consumidores son también contribuyentes, así que si no sale de un bolsillo sale de otro. Parece que ha llegado el momento de que no sean solo los consumidores eléctricos los que hayan contribuido en estos años con mas de 30.000 millones de euros a retribuir a las energías renovables.
En términos de energía final, la electricidad suponía en 2018, según datos del MITECO/IDAE el 23,6%, creciendo desde el 18,88% en 1990. En el proyecto del FNSSE soportaremos algo mas de la tercera parte, lo que sigue soportando mayor peso que la energía fósil.
Si queremos que la economía se electrifique, lo que debería hacer en términos de PIB algo mas del 5% en lo que queda de década, debemos aportar un grado de transparencia suficiente al menos para que el usuario pueda decantarse entre la electricidad u otra energía.
Establecer una metodología sencilla y homogénea para que cualquier producto o servicio nos informe de su huella de carbono sería lo deseable, además de utilizar este dato para aplicar políticas fiscales que favorezcan el uso de energías limpias.
Si se hubiera aplicado correctamente la exigencia de la Directiva Europea 28/2009, que se refería a toda la demanda final de energía, los usuarios de electricidad nos habíamos ahorrado mas de las tres cuartas partes de los 30.000 millones pagados en este tiempo. Pueden decirme que lo hubiéramos pagado en la factura final de los combustibles, pero hubiera sido distribuido ese coste bajo el principio universalmente aceptado de quién contamina, paga.
Leo en algún medio la interpretación que se hace sobre el informe de la CNMC de la repercusión de la aplicación inicial del FNSSE sobre determinados sectores.
Admite que los consumidores domésticos y Pymes tendrán bajadas importantes en su factura de la luz. Somos alrededor de 29 millones de usuarios a los que nos afectará, frente a 786 plantas a los que afectará en el máximo del 8,1% de incremento. El resto, es decir, 3.200 se verán afectadas en su gran mayoría el 4,6%.
Los precios finales serían aproximadamente en euros/MWh, de 142 para domésticos y pymes, frente a los 74 u 80 que pagará la industria. Es decir, que seguirá habiendo tarifas subvencionadas, que siguen soportando las tarifas subvencionadoras, es decir domésticos y pymes.
La generación está liberalizada en España, por lo tanto una industria tiene varias opciones sin que nos cueste al resto de usuarios del sistema su pervivencia o rentabilidad. Autogenerarla o hacer compras a plazo. Si nos fijamos los precios que han salido en la última subasta, han oscilado entre los 14 y 30 euros/MWh. Ahí lo dejo.
José María González Vélez es presidente de Gesternova.
Miguel
11/02/2021