Este 2018 el precio de la electricidad en el mercado mayorista, también conocido como ‘pool’, ha roto una de sus máximas de los últimos años: las renovables hacen bajar el precio del pool. En lo que llevamos de año, las renovables no han conseguido hacer bajar el precio, es más ha aumentado, pero que quede claro que no es por culpa suya, sino de otros factores que le han restado protagonismo a la hora de casar precios.
En los primeros 11 meses de 2018 las renovables han cubierto un 40,4% de la demanda eléctrica. Concretamente, la eólica ha aportado el 19,7% o 44.626 GWh, la hidroeléctrica el 14% con 31.582 GWh, la solar fotovoltaica el 3,1%, la termosolar el 1,9%, otras renovables 1,4% y los residuos renovables el 0,3%.
Históricamente, con datos así, es decir, con un 40% de renovables en el mix, el precio del pool estaría bajo. Por ejemplo, en 2016, hace solo dos años, se cubrió el 40,9% con renovables y el precio del pool fue de 39,64 euros MWh. Algo parecido sucedió en 2014, con un precio de la electricidad de 42 euros MWh y un 44% de renovables.
Pero en este 2018, a pesar de tener un 40% de renovables, el precio se ha ido hacia arriba y se ha colocado en los 56,87 €/MWh. ¿Por qué se ha roto con esta máxima? Mario Berná, socio de la consultora Ingebau nos muestra su gráfico y lo explica:
“Con la gráfica anual mirando los indicadores (agua+sol+viento y termica renovable) sobre generacion o demanda como queráis, se ve como 2018 tiene un cambio de tendencia, sube el peso de la renovable y a la vez sube el precio del pool. Esto viene determinado porque la generación renovable no es el único factor que influye, y los precios de las fósiles han subido mucho este 2018, motivado principalmente por los derechos de CO2, (cada € q sube la tonelada son +0,95 €/MWh en carbón y +0,40 €/MWh en ciclos, según REE)”, asegura Berná.
Este consultor especializado en el mercado eléctrico español achaca este problema al sistema marginalista de casación de precios. “Con un sistema marginalista como el actual, con una central fósil que haga falta para generar, es la que fija el precio, y eso hace que la renovable influya menos en el precio”, afirma. “Sin embargo, a favor tenemos que una caída de renovables no subiría el precio mucho, porque entrarían otras centrales a precio similar”.
Por su parte, el consultor Francisco Valverde cree que este año no se ha dado la máxima porque no se ha producido el momento de mucho viento y mucha agua a la vez.
Valverde explica que el agua siempre ha ido pegad al precio de los combustibles fósiles, y este año las eléctricas han gestionado las centrales hidroeléctricas de tal manera que no se vieran forzados a abrir compuertas. Esa es la manera que el agua haga bajar el precio, cuando sobra en los embalses y veníamos de un 2017 extremadamente seco.
El causante de todo ello ha sido el precio del CO2, que se ha convertido en el verdadero protagonista del mercado eléctrico en España y en toda Europa, con una subida de precios generalizada en todos los mercados. Pero, ¿se deben cambiar las reglas de juego?
Para Mario Berná, “a medio plazo Europa debería cambiar el sistema marginalista por uno de costes reconocidos para la fijación del precio del mercado mayorista o si no, tendremos el mercado a precio de oro (suponiendo que los derechos sigan altos)”.
El caso es que este 2018 se ha roto esta máxima. Ya ni el agua hace bajar el precio, porque hasta ahora sí lo conseguía, y si no se produce el milagro de tener varios meses con viento y agua a la vez será complicado ver precios bajos de la electricidad. Unos precios que marcan el devenir de las facturas de la luz que pagan los españoles. Urge una reforma, y cuanto antes.