El comisario de Energía y Clima, Miguel Arias Cañete, ha abierto la caja de Pandora sobre el futuro del gas en Europa. Durante la presentación de la Estrategia para 2050 de la UE, denominada 'Un planeta limpio para todos', ha lanzado un mensaje muy desagradable para la industria gasista pero ya conocido, y es que "el papel del gas no será el mismo en 2050 que en la actualidad".
La cuestión es cómo de relevante será ese papel. Según ha explicado Arias Cañete, la electricidad proveniente de fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar, combinadas con la nuclear, "serán la columna vertebral" de un sistema de energía descarbonizado para mediados de siglo,"habremos descarbonizado completamente la Unión Europea en 2050".
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Los combustibles fósiles "todavía pueden ser necesarios" en algunas industrias, dijo Arias Cañete en referencia a sectores como los plásticos y los productos petroquímicos donde no hay alternativas viables a día de hoy, pero no en el transporte por carretera donde se espera que la movilidad eléctrica sea la que les sustituya.
"Solo los e-gases, la Power-to-X y el hidrógeno estarán presentes en ese futuro" en relación al futuro papel del gas en el mix energético europeo, "es por eso que debemos ser muy inteligentes al administrar la inversión en infraestructuras energéticas para que no se conviertan en activos desamparados", y éste es también el motivo por el cual la financiación de la UE ha tendido a centrarse "en proyectos de electricidad y no tanto en gasoductos", ha explicado el comisario.
La advertencia podría referirse al proyecto de gasoducto Nord Stream II, un proyecto que siempre ha encontrado la oposición de la Comisión Europea bajo el argumento de que aumentará la dependencia de la UE al gas ruso y debilitará los intentos europeos de preservar el papel de Ucrania como país de tránsito. Sin embargo, no es solo. En el contexto en el que se enmarcó su comentario, lo que se pretende es que se aplique de forma generalizada a cualquier proyecto que aumente la dependencia de la UE al gas importado, según explica el portal Euractiv.com.
En su estrategia a largo plazo, la Comisión dice que reducir la dependencia de los combustibles fósiles, principalmente el petróleo y el gas, reduciría la factura de importación de la UE en 2-3 billones de euros durante el período 2031-2050. Esto, a su vez, "tendría un impacto positivo en el comercio y la posición geopolítica de la UE" y liberaría recursos para modernizar la economía de la UE.
Los ecologistas y los partidos como Unidos Podemos pueden estar de celebración. Su oposición a nuevas infraestructuras gasistas es bastante notorio, y en nuestro país sus esfuerzos se han centrado en detener la construcción del MidCat pero no son los únicos. "Es muy necesario centrarse en evitar los activos de infraestructura varados", explica Jonathan Gaventa de E3G, un grupo de expertos en energía y clima, subrayando que la red de gas actual ya está "sobredimensionada" en la mayor parte de Europa.
El consumo de gas natural se reducirá a menos de una quinta parte respecto al consumo de 2015 en dos de los ocho escenarios enumerados en la Estrategia de la Comisión, dice Lisa Fischer de la misma organización. De hecho, recuerda que la propia Comisión Europea considera muy incierto el futuro papel del gas como portador de energía en general incluso cuando se habla de los nuevos gases como los combustibles electrónicos y el hidrógeno. Incluso según los objetivos de la ONU de limitar el calentamiento global a 1,5ºC, "el papel del gas disminuirá drásticamente pero es que en cualquier otro escenario, directamente no crecerá", añade Fisher.
Según ella, la transición de un sistema de gas basado en importaciones a uno que se reduzcan significativamente podría sustituirse por un consumo de "una mezcla de hidrógeno y metano, que se produce principalmente en el país". Sin embargo, dice que la propuesta de presupuesto a largo plazo de la UE (2021-2027) ignora esto en gran medida.
Hidrógeno
De hecho, el gas todavía tiene un papel que desempeñar en el documento de la Estrategia para 2050. En opinión de la Comisión, tendrá un papel principalmente de apoyo en la electrificación de la economía, "a través de la producción de los combustibles sintéticos (e-fuels)", como el hidrógeno renovable.
El hidrógeno "es probable que tenga más protagonismo en un sistema de energía completamente descarbonizado", dice la Comisión, ya sea que se obtenga por electrólisis del agua o por gas natural de origen fósil, en combinación con la tecnología de captura y almacenamiento de CO2 (CCS) para eliminar la energía asociada.
Sin embargo, hace una fuerte advertencia. Aunque estas tecnologías se vuelven más atractivas en el contexto de la abundante electricidad generada a partir de fuentes renovables, "el inconveniente es que su producción consume mucha energía", señala la Comisión. Y en cualquier caso, llevarán años desarrollarse a escala comercial.
Hasta que esto suceda, Bruselas deja el signo de interrogación casi existencial para el sector del gas.
Las tornas han cambiado en Europa. En los últimos tiempos, el gas natural recibía gran parte del crédito porque era el medio perfecto para el cambio del carbón, el combustible fósil más contaminante, por otro. Pero cumplir con los objetivos de descarbonización a largo plazo más allá de 2030 requerirá la eliminación gradual del gas de origen fósil, o deshacerse de las emisiones de CO2 asociadas de una forma u otra.
"No será posible defender el gas como un combustible limpio más allá de 2030 a menos que se pueda desarrollar la captura y el almacenamiento de carbono a gran escala", señala Jonathan Stern, del Instituto de Estudios de Energía de Oxford.
La industria del gas empieza ver las orejas al lobo. Para la asociación Eurogas, la futura batalla que se avecina es posicionar el gas como una tecnología de transición segura para el sector eléctrico, aunque sea mediante los gases renovables producidos a partir de estiércol o desechos de ganado. "Una combinación inteligente de los sistemas de electricidad, gas y calor puede ofrecer logros tempranos, permitir más energías renovables, menores costos y aumentar la seguridad del suministro de energía", argumenta Eurogas.
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