Las ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables se han frenado en la mayoría de los principales mercados de la Unión Europea durante la primera mitad de 2018. Las matriculaciones han crecido un 33% durante este periodo, frente a un 54% en el mismo periodo del pasado año, lo que evidencia una ralentización en la electrificación del parque automovilístico europeo. Según un informe publicado por la consultora EY, la fuerte demanda en Alemania, el mayor mercado de la Unión Europea, no ha sido suficiente para compensar el “débil crecimiento” del vehículo eléctrico en el Reino Unido, que es el segundo mayor mercado del continente.
“Los automóviles eléctricos siguen siendo un producto de nicho por ahora”, asegura Peter Fuss, que ha colaborado con EY en este informe. “La infraestructura de carga sigue siendo inadecuada y los modelos actualmente disponibles en el mercado ofrecen en su mayoría una autonomía insuficiente”.
Este jarro de agua fría llega en un momento realmente crítico, con la mayoría de fabricantes esforzándose por cumplir con las restrictivas normativas de la UE, que reducirá de forma contundente las emisiones de dióxido de carbono permitidas a partir de 2020. Como resultado del ‘diéselgate’ y ante la inminente prohibición de este tipo de motores en las grandes ciudades europeas, la demanda de vehículos turbodiésel se ha desplomado, mientras que las ventas de coches propulsados por gasolina ha crecido un 16%.
Según Bloomberg, los motores diésel emiten un 20% menos de CO2 que los gasolina, por lo que si el consumidor cambia su hábito de consumo hacia la gasolina en lugar de hacia el eléctrico, esto pondría en riesgo a los grandes fabricantes, que de exceder los límites de emisiones se enfrentarían a enormes multas por parte de los gobiernos. Como alternativa, marcas como Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW han anunciado ambiciosos planes para electrificar su gama de productos, entre los que destacan la familia Volkswagen I.D., el Mercedes EQC y el BMW iX3, entre otros.