La publicación de los mapas de capacidad de la red de distribución eléctrica ha provocado un auténtico aluvión de solicitudes de conexión en toda España. En apenas unos días, promotores energéticos e industriales se han lanzado a reclamar los últimos espacios disponibles en una infraestructura que, según los propios datos difundidos por Aelec y la distribuidora UFD (Naturgy), se encuentra al borde del colapso: un 83,4% de los nudos ya está saturado y no admite más demanda.
La radiografía, publicada la pasada semana en cumplimiento de las exigencias de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), dibuja un escenario de máxima tensión. Allí donde quedaban pequeños resquicios de capacidad, la información ha desatado una carrera entre promotores por asegurarse un lugar en la red. “Algún promotor avispado ha sido rápido y ha cazado la poca capacidad que todavía había en algunos nudos” describe con claridad Marta Castro, directora de Regulación de Aelec. El resultado es que zonas que apenas unos días atrás aparecían menos tensionadas ahora también están prácticamente copadas.
Dificultades
La situación no es nueva, pero sí más visible que nunca. Desde hace meses, tanto el sector eléctrico como los promotores de proyectos renovables e industriales venían advirtiendo de las dificultades para acceder a la red de distribución. Sin embargo, hasta ahora no existía un mapa público que mostrara, con precisión, qué nudos estaban saturados, cuáles conservaban capacidad libre y qué opciones existían de refuerzo. La transparencia, celebrada por muchos como un avance regulatorio, ha tenido un efecto inmediato y paradójico: ha acelerado el agotamiento de los escasos márgenes que quedaban.
El problema de fondo tiene que ver con el ritmo de la electrificación en España. Mientras que la industria nacional apenas ha alcanzado un 30% de electrificación, el Gobierno ha situado como prioridad acelerar ese proceso para cumplir los objetivos de descarbonización y transición energética. Planes como la nueva planificación energética a 2030, presentada recientemente, prevén un fuerte aumento del consumo eléctrico en sectores como la movilidad, el almacenamiento energético o el hidrógeno verde. Pero todos esos objetivos tropiezan con la misma barrera: la falta de capacidad en la red de distribución para absorber la nueva demanda.
Las grandes eléctricas, a través de Aelec, insisten en que el sistema necesita un refuerzo urgente. Reclaman inversiones más ambiciosas en digitalización y ampliación de la red, una regulación estable que garantice la recuperación de costes y un marco retributivo que incentive la inversión privada. Sin estas condiciones, advierten, España corre el riesgo de ver cómo proyectos estratégicos quedan paralizados por la imposibilidad de conectarse. No se trata solo de renovables o almacenamiento: la falta de capacidad amenaza también a nuevas plantas industriales, instalaciones logísticas o estaciones de recarga para vehículos eléctricos.
Nueva planificación
El Gobierno, consciente de la magnitud del desafío, ha respondido con una nueva planificación que eleva el límite de inversión en redes. Sin embargo, desde el sector se considera que las medidas llegan con retraso y que la ejecución será determinante.
La propuesta plantea una inversión de 13.590 millones de euros hasta 2030, frente a los algo más de 8.200 millones previstos en la planificación vigente para 2021-2026. Se enfoca especialmente en atender las solicitudes de acceso provenientes de la demanda (industria, vivienda, centros de datos, electrificación del transporte, puertos), que en estos momentos representan el 41 % de las peticiones recibidas, contra aproximadamente un 40 % para generación y 19 % para almacenamiento.
La propuesta también incorpora mecanismos para reforzar la red: se han planificado 422 ampliaciones de conexión (nodos nuevos o mejoras) tanto en transporte como en distribución; se establece un nuevo marco regulatorio que incrementa los límites de inversión permitidos en las redes, siempre con condiciones de transparencia, seguimiento anual y control del cumplimiento de los planes de inversión. Además, se prevén incentivos para aprovechar mejor las redes existentes, el uso de tecnologías inteligentes, mejoras en telecontrol y telemando, y criterios de protección ambiental que incluyen medidas para minimizar impacto sobre la avifauna.
Las grandes compañías eléctricas consideran que el refuerzo y modernización de las infraestructuras resulta ahora inaplazable. Sin inversiones suficientes, advierten, será imposible absorber el crecimiento de la demanda vinculada a proyectos industriales, almacenamiento, hidrógeno verde o movilidad eléctrica. La consecuencia inmediata sería el freno a nuevas iniciativas y la pérdida de competitividad en los territorios más afectados por la saturación.
gekko
18/09/2025