Desde que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciara durante la Cumbre de Marrakech, en noviembre de 2016, su compromiso de "impulsar" una ley de cambio climático, mucho ha llovido desde entonces. Tanto es así, que ha dado tiempo a que diferentes instituciones, consultoras, asociaciones y partidos políticos hayan hecho los deberes antes que el Gobierno y hayan presentado sus propuestas para una transición energética en España y un plan de lucha contra el cambio climático en consonancia con los Acuerdos de París.
Por el momento, ya son una decena los informes que se han publicado pero todavía quedan algunos más que se están ultimando, como es el de la formación de Unidos Podemos, que han anunciado que se presentará en este mes de abril. De los que ya conocidos, pese a haber grandes discrepancias sobre las fechas de cierre de centrales de carbón y nuclear, la implantación masiva del vehículo eléctrico o los efectos económicos en la apuesta por la eficiencia energética, los elementos comunes en todos y más aún en el largo plazo, a 2050, es un escenario es 100% renovable, donde triunfe la eficiencia energética.
1.- La Comisión de Expertos del Ministerio de Energía
El informe presenta dos escenarios posibles a 2030 (DG-Generación Distribuida y ST-Transición Sostenible), centrándose en los costes de la transición energética, especialmente en el sector eléctrico. En ambos supuestos el carbón desaparece casi por completo, incluso en 2025, pero las centrales nucleares se mantienen más allá de 2030, lo que supondría alargar su vida útil. El futuro es renovable especialmente la fotovoltaica (se pretende alcanza una potencia de 47.500 MW para la eólica y 77.000 MW para la fotovoltaica), aunque el gas también tiene su protagonismo. El resto de renovables apenas se menciona.
En el primer escenario, hay un salto significativo en el despliegue de la generación distribuida y de la tecnologías de almacenamiento y aumenta la demanda en climatización y transporte, y en el segundo la electrificación es más lenta y apenas hay relevancia del 'prosumer'.
Al ser un estudio de costes, hay un capítulo aparte para la fiscalidad, proponiendo una subida de impuestos que graven a los vehículos de combustión diesel y sacar los peajes políticos de la tarifa eléctrica, una demanda que las grandes eléctricas llevan pidiendo desde hace ya varios años.
2.- Economics for Energy
En este caso, el informe “Escenarios para el sector energético en España 2030-2050” expone hasta cuatro posibles de cara a las próximas décadas, cuyo año de partida es 2015 y los horizontes considerados para el análisis son 2030 y 2050. Cada propuesta también presenta sus consecuencias económicas, ambientales y tecnológicas porque su objetivo es contribuir a un debate informado, amplio y productivo.
De los cuatro escenarios, Descarbonización, Mantenimiento de políticas actuales, Avance tecnológico acelerado y Estancamiento secular, el primero es el que se posiciona como el más ambicioso, con un horizonte 2050 donde el sector energético alcanza las cero emisiones de CO2, en donde el mix eléctrico de 2020-2030 ya no tiene carbón, baja mucho el petróleo y sube el gas, con un claro desarrollo de las energías renovables. Para que la reducción de las emisiones de CO2 sea del 95%, el mix eléctrico tendrá mucha solar fotovoltaica, mucha eólica y un poco de hidráulica.
El resto de escenarios, mucho más conservadores, hay un avance de las renovables y todos ellos tienen un componente en común: el desarrollo de la eficiencia energética en todos los sectores productivos en mayor o menor medida.
**3.- Cepsa Outlook **
En este caso, la petrolera centra el informe en la evolución del sector del transporte y las nuevas tecnologías alternativas a los combustibles fósiles. Cepsa dibuja un escenario a trece años en el que los combustibles de combustión interna seguirán copando un 85% de la flota mundial, mientras que los vehículos eléctricos híbridos representarán el 10% y apenas el 5% restante será de eléctricos puros.
Su objetivo era calcular el impacto de la electrificación de la economía en el negocio del petróleo, pero sus conclusiones les son tranquilizadoras. Pese a que los vehículos de combustión interna irán perdiendo cuota de mercado con el paso del tiempo -desde el 97% de las ventas que representaron en 2015 a una caída hasta el 59% en 2030- ante el empuje de los eléctricos, que crecerán desde el 1% que suponen actualmente hasta el 16% dentro de trece años, la demanda de productos del petróleo seguirá manteniendo su reinado en el sector del transporte.
**4.- Deloitte **
El objetivo de su informe ‘Una transición inteligente hacia un modelo energético sostenible para España en 2050’ es analizar la transición hacia la descarbonización del modelo energético español para conseguir reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los límites marcados por la Unión Europea. También hace referencia a otros aspectos clave de la política energética como la seguridad de suministro y la competitividad del sistema energético.
Plantea cambios en la tarifa eléctrica, como la eliminación de costes no relacionados con el suministro eléctrico -tasas e impuestos- o una mayor adaptación del coste a las franjas horarias, y en lo que respecta al ‘mix’ energético, Deloitte ve necesario mantener en funcionamiento las plantas de generación de energía convencionales (térmicas convencionales y nucleares) a medio plazo para asegurar una transición energía eficiente, ya que su cierre anticipado obligaría a inversiones de 6.800 millones de euros.
La consultora, al igual que Economics for Energy, establece cuatro escenarios diferentes, desde el de la alta eficiencia eléctrica -que considera una electrificación muy alta de la economía y de eficiencia energética- hasta el escenario continuista. En todos los escenarios, el gas natural tiene un peso creciente durante la transición.
5.- Fundación Renovables
El informe “Hacia una transición energética sostenible” de la Fundación Renovables está en las antípodas de las propuestas de la consultora Deloitte. Es un análisis ambicioso que no solo no entiende la continuidad de las plantas convencionales sino que propone un plan de cierre progresivo de las centrales de carbón inmediato, que comience en 2018 y que culmine en 2025, además el cierre definitivo de las nucleares incluso un año antes, en 2024, cuando expire la última licencia de la última central.
Para cubrir la generación de las centrales térmicas y nucleares, habría que instalar 85.000 megavatios (MW) de renovables, es decir, unos 7 GW de nueva potencia renovable al año, mientras que se rehabilitan 500.000 viviendas al año para mejorar su eficiencia energética, el 3% del parque actual. En materia de movilidad, la Fundación propone prohibir la circulación de vehículos diesel en las ciudades y reducir un 15% la flota de vehículos matriculados.
El objetivo es lograr en 2050 cero emisiones de gases de efecto invernadero y cero de generación de residuos radiactivos, pero alcanzar ya en 2030 cotas que ronde el 50% del objetivo final.
**6.- Greenpeace **
Muy en la línea de la Fundación Renovables, el informe ‘Único sentido: 2025 sin carbón ni energía nuclear‘ concluye que es “viable técnicamente” sustituir la potencia nuclear y de carbón en 2025, tanto desde el punto de vista de cobertura de demanda, como del de la estabilidad de frecuencia. Para eliminar estas centrales se necesitaría una tecnología de respaldo que pudiera sustituir las anteriores, una tecnología cuyo combustible pueda ser provisto a demanda, o almacenarse durante períodos prolongados. Así, y teniendo en cuenta la necesidad de no aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema en el período de transición energética, proponen ciclos (abiertos o combinados) de biogás, centrales de biomasa, o centrales híbridas termosolar-bioenergía (biomasa o biogás).
También propone la implementación masiva de medidas de eficiencia energética en todos los sectores productivos y también de los vehículos eléctricos, ya que estos pueden contribuir a gestionar mejor la demanda eléctrica en la medida que se incentive su carga inteligente, con políticas de precio.
En el análisis del estudio, se han construido escenarios de demanda eléctrica, de generación convencional y de inversión en energías renovables, para 2025 y 2030 –respetando como mínimo el cumplimento de las directivas europeas.
7.- Asociación Empresarial Eólica (AEE)
Para la patronal eólica, según ha calculado en su análisis ‘Elementos necesarios para la transición energética. Propuestas para el sector eléctrico’, España necesitará 17.000 megavatios (MW) eólicos adicionales en 2030 (la Comisión de Expertos del Gobierno propone solo 4.000 MW), alcanzando un total de 40 GW para cubrir más de un 30% de la generación eléctrica del país con esta tecnología.
De tal manera que se consiga un 100% de descarbonización del sector eléctrico en 2040, al menos un 35% de energía renovable para 2030 y al menos un 85% de descarbonización de la economía en 2050. La electrificación es uno de los puntos clave para alcanzar esas metas además de unas mayores interconexiones y un nuevo diseño del mercado eléctrico para que se den las señales de inversión adecuadas. Por último, considera necesario un marco adecuado de financiación y fiscal, basado en el principio de “quien contamina paga”, y la participación de todos los sectores involucrados en el diseño de dicha transición.
8.- Observatorio Crítico de la Energía
El think tank de Podemos también ha hecho sus propuestas pero en este caso se ha centrado específicamente en el sector eléctrico. En su informe "Hacia un sistema eléctrico 100% renovable", hace una comparativa con la Ley de Transición Energética y con el sistema eléctrico actual del país vecino.
Después de un arduo estudio sobre las posibilidades de cumplir con ese objetivo en Francia y ver cuáles son las semejanzas y diferencias con el marco eléctrico español, llega a la conclusión de que en ambos casos podría existir un mix basado principalmente en energía eólica, seguida por una fracción importante de energía solar e hidráulica y apoyado por un sistema de almacenamiento de dimensiones relativas comparables, algo mayor en el caso de Francia.
Este año, además, ha presentado el informe _¿Es posible cerrar simultáneamente las centrales de carbón y nucleares antes del final de 2025? Escenarios para la transición energética en España. _
9.- AOP-KPMG
Según las conclusiones del informe ‘Perspectiva para la reducción de emisiones de CO2 en España a 2030. El papel de los productos petrolíferos de la consultora KPMG y de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), para alcanzar el compromiso de la Unión Europea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 40% en 2030 respecto a 1990 se exige la adopción de medidas “ambiciosas” y será necesario la contribución de todos los sectores implicados.
La transición energética en consonancia con esa disminución las emisiones incluye una penetración de las renovables en 2030 distribuida de la siguiente manera: 42 GW de eólica instalada y 26 GW de fotovoltaica, con lo que se alcanzarían los 68 GW, hasta que supongan el 56% en el mix eléctrico, pero si se aumenta la capacidad instalada, es necesario aumentar las interconexiones o bien las tecnologías de almacenamiento deben desarrollarse más rápido de lo que señalan los estudios.
Mientras tanto, se debe extender la vida útil del parque existente en España. El carbón nacional desaparece antes de 2020 mientras que el importado continúa hasta su cierre progresivo al cumplir 45 años de vida útil, los ciclos combinados existentes continúan en explotación y se incorpora nueva potencia para mantener la garantía de suministro.
**10.- Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía (CAPTE) del PSOE **
De todas las propuestas que ha presentado este Consejo al Partido Socialista, hay uno de transición energética donde dice bien claro que es necesario el cierre ordenado de las centrales térmicas de carbón antes de 2025, el cierre ordenado de las centrales nucleares a medida que vayan cumpliendo los 40 años de vida además de impulsar la electrificación de la movilidad y el transporte de manera que, al finalizar la década (2030), el parque de vehículos eléctricos e híbridos enchufables sea como mínimo de 2,25 millones de unidades y se alcance una penetración de mercado del 55% ese año.
En su batería de medidas, para 2030, consideran que se debe lograr una participación del 40% de las energías renovables sobre el consumo final desde el 17% actual y una participación del 80% de las renovables en el mix eléctrico desde el 40% actual.
El amplio documento también aborda otras medidas como impulsar la eficiencia energética, y mostrándose poco convencidos del funcionamiento del Fondo Nacional de Eficiencia Energética, proponen crear un incentivo fiscal para las contribuciones al fondo, tal y como el gobierno holandés hace con su catálogo de “inversiones verdes”.
También abordan cuestiones como la electrificación de la economía y la generación distribuida. Sobre esto último, el documento se refiere a “un modelo basado en la gestión de la demanda, es decir, en las decisiones de los consumidores a través del autoconsumo con renovables, autoconsumo compartido y micro-redes, almacenamiento local, contadores de balance neto, edificios 100% renovables y vehículos eléctricos”.
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