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La semana pasada, con motivo del debate sobre transición energética que tuvo lugar en la Junta del Principado de Asturias el viernes, fuimos a Oviedo a presentar a los grupos parlamentarios asturianos el informe de Greenpeace,  Único sentido. 2025 Sin carbón ni energía nuclear que demuestra la viabilidad de prescindir completamente de la generación eléctrica con carbón y con nuclear en 2025.

Desde el primer momento sentimos la poderosa amenaza de la gran industria, pues más de un grupo político nos comentó que no se le podía subir el precio de la electricidad a la industria electrointensiva pues podría deslocalizarse. Hasta IU, quien dice “representar a la clase obrera”, quiere asegurarse de que la industria no se va a encontrar con ninguna alteración que pueda modificar sus beneficios! Este grupo habla de un frente contra la descarbonización, lo que equivale a un frente contra la evolución y de la mano de las corporaciones. Curiosamente, los mismos argumentos de IU son los que manejaba el PP.

En nuestra reunión con Podemos comprobamos que la posición a favor del carbón que luego expresaron en el parlamento no refleja la diversidad de sensibilidades que hay en sus bases. Ciudadanos se mostró más claramente a favor de las energías renovables y de acoger la transición energética como una oportunidad.

El grupo PSOE ni siquiera nos dio la oportunidad de hablar con alguna persona de su grupo que llevase los temas energéticos y tampoco nos quiso recibir el Presidente del Principado Javier Fernández.

Desde Greenpeace creemos que hay que defender a las personas, no al carbón, pero lo  que no se puede admitir es que quienes pretenden seguir defendiendo al carbón oculten la realidad o la tergiversen, con la única intención de impedir lo inevitable.

La Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, lideró antes de llegar al gobierno un detallado informe para el Partido Socialista en el se recogen los objetivos de reducción de emisiones a corto y largo plazo y afirma la viabilidad del abandono de la energía nuclear al alcanzar cada central los 40 años y del carbón en el año 2025 como tarde.

El Acuerdo Climático de París y los objetivos Europeos nos obligan a llevar las emisiones totales a cero en la segunda mitad de este siglo, cualquiera que se siente a hacer unos números entenderá que para España abandonar el carbón en 2025 como tarde es coherente y razonable con las normativas establecidas. Ni es abrupto, ni es adelantarlo, es lo que corresponde y si nos comparamos con otros países de Europa, somos el único país de Europa occidental que todavía no hemos definido, ni siquiera sometido a debate, una fecha de cierre de las térmicas de carbón.

En el informe de Greenpeace Único Sentido se ve claramente que mantener el carbón y la nuclear desplaza el crecimiento de las energías renovables y lo mismo pasará con el desarrollo del almacenamiento, la gestión de la demanda, la eficiencia y la inteligencia del sistema, porque perpetuar el sistema como está, nos mantiene encadenados en el pasado.

La urgencia de actuar frente al cambio climático y de abandonar el carbón va acompañado de una serie de regulaciones que hacen inevitable ese cierre y negarlo es dar la espalda al futuro y a las alternativas:

-La minería de carbón que queda en España debe estar cerrada a 31 de Diciembre de 2018, por normativa europea (todas las jubilaciones en el régimen del carbón están garantizadas). Con lo que las térmicas de carbón que se construyeron en el interior al lado de la mina, como las de Narcea (Asturias) y La Robla (León) y que ya hace años que queman mucho más porcentaje de carbón importado, es de sentido común que no le vean interés a seguir con la actividad.

-En el año 2020 entra en vigor un límite europeo más estricto de emisiones contaminantes. Las térmicas que quieran seguir operando tendrán que haber hecho las inversiones necesarias para entonces. Muchas eléctricas pondrán la mano para recibir subvenciones, y si no las hay, no verán el interés de seguir con la actividad.

  • El nuevo paquete normativo de energía de la UE va a controlar y limitar las subvenciones a las centrales eléctricas (mediante los llamados pagos por capacidad). Parece evidente que teniendo una sobrecapacidad eléctrica instalada de cerca del 30% no se justifica mantener tantas centrales contaminantes que no necesitamos.

Aunque lo traten de ocultar, quienes reclaman la continuidad de las térmicas de carbón saben bien que eso supone prometer más subvenciones a las compañías eléctricas para que estas continúen con su operación. Y eso implica que paguemos a través de la factura de luz más miles de millones a las eléctricas para que sigan contaminando y produciendo cambio climático. ¿Quién votaría a un partido que defienda esto?

Las noticias en Asturias recogen día tras día mensajes de la supuesta necesidad de usar carbón y cuesta encontrar otras voces que hablen a favor de la transición, a favor del abandono del carbón y de las ventajas y oportunidades que conllevan las renovables, pero no es porque estas voces no existan, sin embargo no se las escucha y el ambiente que hay no las invita a participar.

Asturias se asfixia por el humo, siendo la comunidad autónoma con las políticas climáticas más débiles para proteger a su ciudadanía de la contaminación y donde se registran algunos de los peores índices de calidad del aire. Y sin embargo, algunos se siguen empeñando en construir una coalición de fuerzas para hacer sentir a la población que tienen que elegir entre trabajar o morir. Porque sí, la contaminación del aire produce muertes, muchas muertes y para que haya una transición justa se deben aceptar y definir las fechas de cierre de las térmicas y asegurar alternativas de empleo sostenibles.

A menos de un año de las próximas elecciones autonómicas, los partidos deberían darse cuenta de que las personas quieren empleo que no destruya su futuro y que la clase política está para representar los intereses de las personas, no de las empresas, ¡esto es la democracia!

Ante las insistentes declaraciones políticas, empresariales y sindicales completamente reaccionarias al cambio y a la transición, ancladas en un sistema energético viejo, sucio, peligroso y en manos de unas pocas grandes empresas tripuladas mayoritariamente por hombres, desde Greenpeace nos reafirmamos en la necesidad de una transición urgente hacia un modelo basado completamente en energías renovables y en manos de las personas, una oportunidad para la democracia, para las personas y para nuestro planeta.

Seguiremos impulsando el cambio para que la planificación y las normativas en materia de energía incluyan el cierre de centrales de carbón y nucleares no más tarde del año 2025 y se generen nuevas oportunidades más sostenibles y seguras para la ciudadanía.

Tatiana Nuño y José Luis García Ortega, responsables de Cambio climático de Greenpeace.

2 comentarios

  • Borja

    21/07/2018

    El problema de Asturies es que todo el mundo quiere cerrar, prohibir etc..., pero nadie da ninguna solución ni transición. Supongo que el objetivo de todos vosotros es que en Asturies dentro de 30 años quede la mitad de población.
  • Isakdick

    24/07/2018

    El problema de Asturies no es ese, el problema es que hay gente que se empeña en que a toda costa tenemos que seguir tragando con los mismos cuentos chinos, con la complicidad de grandes empresarios, políticos y sindicatos. El problema no es acatar leyes o directivas, el problema es el cambio, el miedo que los que tienen que dar mayor seguridad a sus ciudadanos ( que son los que les votan) nos meten para seguir con su chiringuito, por su puesto no ayudan los medios de comunicación asturianos que cuentan lo que les mandan.
    Precisamente Asturias cuenta con la mayor tasa de envejecimiento de España, súmale las drogas, el suicidio, contaminación... Como no se les ocurra darnos algún tipo de proyecto esperazador, (se me ocurre alguno... limpio) nos las vamos a ver más putes todavía.
    Por favor, informarse lo mejor posible no es imposible! por lo menos buscar las fuentes de información de gente con demostrada experiencia e independencia en los temas y luego podréis establecer conclusiones pero de políticos no os fiéis de ninguno para hacer ninguna conclusión sobre el asunto.

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