Según datos del Instituto de la Mujer, aunque más de la mitad de los estudiantes universitarios en España son mujeres, ellas solo representan una de cada cuatro matriculaciones en carreras relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (carreras STEM, por sus siglas en inglés). Esta estadística nos adelanta que, aunque se han dado pasos importantes en el impulso de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, algunos sectores como el nuestro continuarán careciendo del talento femenino necesario si no animamos a las niñas a dejar atrás los prejuicios y los arquetipos que hacen que muchas de ellas no opten por este tipo de carreras.
Yo fui una de esas niñas curiosas que jugaba con muñecos, pero que también ansiaba conocer cómo era el mecanismo interno que les hacía llorar. Una de esas niñas que pensó que la curiosidad no entiende de género y, por eso, por ir del dicho al hecho, no pudo resistir la tentación de desmembrar alguno hasta hallar la pieza que le hacía imitar el llanto de un bebé. Años después, ya como ingeniera industrial, Red Eléctrica apostó por mí de la mano de un hombre que era un adelantado de su tiempo en cuestiones de diversidad. De una manera tan certera como quizá involuntaria, condensó en una única pregunta toda una filosofía. “Me gusta cómo trabajas —me dijo—. Si hay que subirse a un transformador, te vas a subir, ¿no?”.
Mi primera labor dentro de la compañía consistió en analizar cómo las sobretensiones atmosféricas afectaban a los equipos de la red de transporte, una tarea que implicaba trabajar en subestaciones y supervisar el montaje de los equipos de medida, actividades que realizaban principalmente los hombres. El evitar pensar que aquel no era un sitio para mí y la complicidad de aquellos compañeros de los que tanto aprendí fueron sin duda de mucha ayuda. Y aunque quizás a las generaciones venideras les parezca cada vez más raro, lo cierto es que aún, en ocasiones, las mujeres tenemos que sacudirnos los miedos e inseguridades de trabajar en entornos que creemos ajenos y que pueden lastrar nuestro desarrollo profesional.
Debemos ser optimistas, pues desde aquellos días de casco y botas, veo con satisfacción 27 años después que se ha avanzado mucho para impulsar la presencia mujeres en sectores tradicionalmente capitaneados por hombres como el energético. Pero no debemos conformarnos, pues todavía queda camino por recorrer, tanto para ellos, que encuentran cada vez más mujeres en las universidades y en los puestos de alta dirección de empresas del campo de la ciencia y la tecnología; como para nosotras, que vamos encontrando más referentes de éxito y liderazgo en los que mirarnos y mejores ecosistemas para un desarrollo profesional igualitario.
Las compañías se han ido modernizando y ya no piensan solo en favorecer la integración del talento femenino, sino que también se han adoptado medidas destinadas a su retención y desarrollo, medidas de carácter igualitario para que no sean ellas las únicas que concilien.
Así, en estos casi 30 años, he visto no sólo cómo se ha transformado la red de transporte eléctrica, porque de forma paralela, la empresa se ha transformado, apostando por el vector femenino. En Red Eléctrica, hemos pasado de ser menos de 20 a ser más de 230 las mujeres curiosas por conocer los mecanismos que hacen funcionar las máquinas, en las diferentes disciplinas recogidas dentro de la etiqueta de carreras STEM. Esta cifra significa un salto cuantitativo y cualitativo que ni el más visionario hubiera podido imaginar de no ser por los esfuerzos realizados tanto por hombres que se atrevieron a dar oportunidades a mujeres como yo, como por el tejido empresarial que apuesta firmemente por la igualdad de oportunidades. La adopción de medidas de seguridad laboral y de conciliación permiten el desarrollo profesional de todos los empleados, sean del sexo que sean y con independencia de su situación personal, con la única condición de comprometerse a ofrecer la mejor versión de sí mismos.
En la actualidad, somos la única empresa del IBEX-35 que cuenta con un Consejo de Administración verdaderamente paritario, en el que se sientan economistas, ingenieras y juristas, y que está presidido desde 2020 por una mujer, Beatriz Corredor. Pero la apuesta por el talento femenino acompaña a Red Eléctrica desde sus orígenes, pues ya en 1985, año de su creación, fue liderada por Paulina Beato, y durante los años 80 y 90 contó con la profesionalidad de algunos de los talentos femeninos que hoy lideran la transformación de este sector en nuestro país.
La ingeniería, que es una de las palancas más poderosas de transformación del mundo, no puede permitirse el lujo de ser monocromática y no apostar por el talento femenino como catalizador en la tarea de configurar un nuevo modelo energético como el que se persigue con la transición ecológica y la descarbonización de la economía; un modelo basado de manera inherente en la coexistencia de la diversidad en el más amplio sentido de la palabra, que engloba tanto a profesionales, como a soluciones.
Al igual que sucede con fuentes alternativas de generación eléctrica, este nuevo modelo energético significa también una oportunidad de equilibrar la balanza de la diversidad y construir juntos un futuro donde todos los perfiles profesionales encajan a la perfección en el diseño del nuevo escenario energético sostenible, eficiente, participativo y justo que nuestro país se merece. Y hacerlo realidad, como la curiosidad, no depende del género.
Eva Pagán es directora general de Transporte en Red Eléctrica de España.
Emilio Carrasco
08/03/2021