Siempre se ha dicho que lo más previsible en los mercados financieros son las materias primas. La ley de la oferta y la demanda es la que suele reinar en este tipo de mercados. A mayor oferta que demanda suele bajar el precio, y a mayor demanda que oferta suele subir, en busca siempre de un equilibrio entre una y otra.
Pero de un tiempo a esta parte lo que está sucediendo en el mercado del petróleo no lo entiende nadie. Ni el mayor de los expertos. Por poner un ejemplo. Ya han transcurrido ocho meses de 2016 y el precio del barril sigue por debajo de 50 dólares. ¿Alguien sabe por qué? No. Y si dice que las causas son unas u otras, miente.
Solo hay que echar la vista atrás para ver que todo el mundo ha fallado en las previsiones del precio del barril. "Va a acabar el año en los 60-70 dólares". "A mitad de año estará ya en los 60". Otros decían que nunca volveremos a ver los 100 dólares por barril. Y así innumerables informes y estudios de casas de bolsa y agencias que han fallado más que una escopeta de feria en los últimos dos años.
Lo único que es cierto, es que lo que se está viviendo en el mercado petrolero mundial no se había visto hasta ahora. Por tanto, nadie puede decir qué está pasando. Sin ir más lejos, este lunes se ha conocido una especie de acuerdo (digo especie porque no se entiende muy bien el comunicado y lo que pretenden realmente hacer) entre Rusia y Arabia Saudí para tratar de controlar aún más el mercado.
Es decir, los dos mayores productores de crudo del mundo se unen para que no haya estos vaivenes tan bruscos en los precios. En vez de dejar actuar al mercado, los grandes productores prefieren seguir teniendo la sartén por el mango.
El anuncio del acuerdo ha disparado el precio del barril Brent un 6% y se colocaba cerca de los 50 dólares, pero al final, el mercado no se ha creído el comunicado ya que tanto Rusia como Arabia no han hablado de recortar la producción en ningún momento.
Ha sido un amago. Una especie de bala de fogueo. Como la que sucedió este agosto. Se habló de un inminente acuerdo para disminuir la producción entre productores OPEP y no OPEP. Y se quedó en rumor. Mientras tanto, el precio volvía a subir y luego a bajar. Una montaña rusa con la que algunos se habrán llenado los bolsillos. Mientras el resto del planeta no entiende nada.
El crudo se ha convertido en un juguete de unos pocos y mientras siga habiendo este tipo de controles en el mercado, nunca se podrá decir que es un verdadero mercado. Pocos actores manejan a su antojo la producción de esta materia prima, tan necesaria a día de hoy en la vida cotidiana.
A este paso habrá un momento en el que el resto del mundo se harte y busque otra solución. Ya se están dando muchos avances para no consumir tanto crudo y sus productos derivados, pero se tardará mucho tiempo en ver desaparecer el oro negro. Y eso lo saben los productores, y por eso están jugando sus cartas.
Ahora es momento de tirar balas de fogueo. Pero seguramente habrá otro momento en el que las balas sean de verdad. Como ha sucedido hasta ahora. Y el petróleo deje de ser un juego. Y ahí tiene mucho que decir el consumidor. Ahora lo tienen contento porque está bajo, pero ojo como cambie la cosa. Eso también lo saben los productores y por eso no quieren tener descontentos a la mayoría de sus clientes.
¿Hasta cuándo estará el petróleo así? No se sabe. A lo mejor se queda así toda la vida, o a lo mejor en 2018 está otra vez por encima de 100. No te fíes. Vive el presente, que ya es suficiente.
Un análisis de Ramón Roca, director de El Periódico de la Energía.
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