El Parlamento federal belga dio un paso crucial para desactivar la ley de 2003 que preveía que el país abandonase la energía nuclear en 2025, lo que despeja el camino para que Bélgica siga siendo un país que genera energía atómica.
El ministro belga de Energía, el liberal Mathieu Bihet, señaló al presentar el texto que la votación supone "un cambio de paradigma" en la política energética doméstica pues la propuesta de ley elimina, entre otras, el artículo 3 de la ley de 2003 que establecía que Bélgica debía abandonar la energía nuclear este año.
El cambio legislativo, que aún tendrá que someterse al pleno, fue aprobado en segunda lectura por la comisión parlamentaria de Energía, sólo con la oposición del partido ecologista Ecolo-Groen.
La revisión que abre de nuevo la puerta a un futuro de energía atómica en Bélgica, que ya había acordado prolongar la vida útil de los reactores, obtuvo el apoyo de los partidos de la coalición de Gobierno, formada por los nacionalistas flamencos de la N-VA, los liberales francófonos del MR, el partido humanista Les Engagés, los socialistas flamencos de Vooruit y los democristianos del CD&V.
El texto también recibió el voto a favor de los liberales flamencos Open Vld y de la ultraderechista Vlaams Belang, mientras que el Partido Socialista valón se abstuvo y la formación ultraizquierdista valona PTB no participó en la votación.
El primer ministro, Bart de Wever, señaló en X que la votación muestra que Bélgica "quiere ahora poder decidir libremente, sin dogmas, sobre su abastecimiento energético".
"Por una energía fiable, asequible y limpia", señaló.
El cambio legislativo tiene un alto valor simbólico y busca eliminar barreras para despertar el apetito de la inversión pública y privada en el sector nuclear belga.
La ley revisada prevé la creación de un Alto Consejo del Abastecimiento Energético, que deberá entregar un primer informe intermedio antes de que termine este año.
El parque nuclear de Bélgica
El territorio belga cuenta con siete reactores nucleares de agua a presión, distribuidos en dos emplazamientos: Doel (en la provincia de Flandes Oriental) y Tihange (en la provincia de Lieja).
La central de Doel cuenta con cuatro reactores que entraron en funcionamiento entre 1975 y 1985 y que opera la empresa Engie Electrabel. Uno de ellos fue cerrado en 2022, respetando las obligaciones de la ley ahora derogada, dos de ellos debían llegar al fin de su vida útil en 2025 y el cuarto se beneficia ya de una prolongación de diez años, hasta 2035.
La central de Tihange dispone de tres reactores que entraron en actividad entre 1975 y 1985 y que opera la misma compañía, si bien una de esas turbinas se desconectó definitivamente en 2023.
En paralelo, Bélgica inició en 2024 la construcción de un novedoso reactor nuclear cerca de Amberes alimentado por un acelerador de partículas que generará 100 veces menos residuos que uno tradicional y se espera que funcione como una herramienta pionera en la lucha contra el cáncer, que debería entrar en pleno funcionamiento entre 2036 y 2038.
Una encuesta del instituto demoscópico Ipsos de 2023 arrojaba que el 69 % de los belgas apoyaba la prolongación de la vida útil de los reactores durante una década y el 57% abogaba por que se construyeran más plantas nucleares.
Patrullas militares
Dentro del debate sobre la energía atómica en Bélgica, recientemente ha surgido una nueva controversia después de que el Gobierno anunciara que quiere encargar la vigilancia de las centrales al Ejército.
En 2017 se creó un servicio específico dentro de la policía federal para garantizar la seguridad de las plantas atómicas y el cambio de régimen ha suscitado protestas entre los agentes de la policía y entre parte de la clase política municipal.
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