La ministra de Energía de Bélgica, Tinne Van der Straeten, presionó hoy a Alemania para que acepte alguna forma de poner un precio máximo a las importaciones de gas, medida que apoyan 15 países de la UE pero que rechazan Berlín y la Comisión Europea.
"Todos los ojos están sobre Alemania", dijo a la entrada de la ministra de Bélgica, país que promovió esa misiva enviada esta semana al Ejecutivo comunitario con el apoyo de países como Francia, Italia, España o Polonia, pero sin la firma de Alemania, Países Bajos, Austria o los nórdicos.
Las posturas de Alemania y Bélgica
En ella, se pide buscar alguna forma de fijar un precio máximo de compra a todo el gas que entre en la Unión Europea, no sólo al ruso, y ya sea a través de gasoducto o el gas natural licuado que llega por barco, para abaratar el gas, que la UE paga más caro que en ningún otro lugar del mundo.
La ministra belga, que reconoció que hasta ahora los alemanes "han sido reticentes", dijo haberse reunido en privado antes del consejo con su homólogo alemán, Robert Habeck, quien se mostró "muy constructivo para encontrar una solución".
Las compras de gas a Rusia
Van der Straeten rechazó de plano imponer un precio máximo sólo al gas ruso, como propone la Comisión Europea.
"No, en absoluto. El tope al gas ruso es una sanción, más que una intervención de precios. No va a hacer bajar las facturas. Estamos aquí con los ministros de Energía para intentar encontrar soluciones a los precios en las facturas", señaló la titular belga, que reclamó "medidas concretas para controlar el precio del gas".
"Una amplia mayoría de países que piden una intervención a nivel de precio (...). El mecanismo de precio se establece a nivel europeo. Cuanto más podamos controlar el precio a nivel europeo, más podremos controlar las facturas de nuestras empresas e industrias", zanjó la ministra belga.
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