BP prevé el pico de demanda del petróleo a 2030 tras pinchar su predicción a 2025
La compañía británica ha presentado su Energy Outlook 2025 en el que vaticina que costará más de lo que se creía reducir las emisiones a medio y largo plazo
Prever todo lo que pasa en el sector energético es muy complicado. BP siempre se ha arriesgado a hacerlo y cada año presenta su Energy Outlook en el que predice cómo se va a comportar el sector en los próximos años hasta 2050.
El año pasado dijo que en este 2025 se iba a llegar al pico de demanda de petróleo en el mundo, pero no va a ser así. Según el recién presentado Energy Outlook 2025 este peak oil no se verá al menos hasta 2030. Lo retrasa cinco años y podría ser peor teniendo en cuenta el panorama internacional, en el que cuesta cambiar los usos energéticos y donde la eficiencia alcance aquellos rincones donde es más complicado.
Se espera que la demanda mundial de petróleo alcance los 103,4 millones de barriles por día (bpd) en 2030 en la trayectoria actual de BP, antes de caer a 83 millones de bpd en 2050.
El informe de BP del año pasado había pronosticado que la demanda alcanzaría un pico máximo en 2025, en torno a los 102 millones de bpd, pero no va a ser así. Ahora tocará esperar a 2030.
Spencer Dale, economista jefe de BP, afirmó: "El futuro del sistema energético global, incluyendo la probable velocidad y naturaleza de la transición energética, es uno de los temas más importantes y fascinantes de nuestro tiempo. Las Perspectivas de este año examinan diversos temas, como la estructura cambiante de la demanda de petróleo, la continua electrificación del sistema energético y los posibles impactos de la Inteligencia Artificial en el sistema energético del futuro".
La edición de este año explora dos posibles escenarios: la trayectoria actual y un aumento inferior a 2°, y detalla una serie de posibles resultados, tendencias clave e incertidumbres que podrían surgir en los mercados energéticos durante los próximos 25 años.
Mayor demanda
El crecimiento de la demanda mundial de energía está impulsado por las economías emergentes, con la excepción de China. Esta creciente demanda de energía se sustenta en el aumento de la prosperidad y el nivel de vida en estas economías y, en menor medida, en el crecimiento de sus poblaciones.
El crecimiento de la demanda energética depende de las medidas para acelerar las mejoras en la eficiencia energética. Incluso fluctuaciones relativamente breves en la eficiencia energética pueden tener un impacto importante en la demanda energética y las emisiones de carbono.
Se prevé que la demanda de petróleo disminuirá, pero seguirá desempeñando un papel importante en el sistema energético mundial al menos durante los próximos 10 a 15 años.
Las perspectivas de la demanda de petróleo están determinadas por dos fuerzas que se contrarrestan: la disminución del papel del petróleo en el transporte por carretera a medida que los vehículos se vuelven más eficientes y están cada vez más electrificados; compensada por el uso más persistente del petróleo como materia prima en el sector petroquímico, predominantemente para la producción de plásticos.
El consumo de carbón cae, impulsado por la disminución de su uso en la generación de energía, especialmente en China.
La energía solar y eólica crecen rápidamente y se convierten en la fuente dominante de generación de energía, respaldadas por una competitividad sostenida.
Una parte cada vez mayor del sistema energético mundial pasa de la fase de "adición de energía" de la transición energética, en la que se utiliza más energía baja en carbono y combustibles fósiles, a la fase de "sustitución de energía", en la que el rápido crecimiento de la energía baja en carbono desplaza el consumo incesante de combustibles fósiles.
Posibles tendencias en el aire
El aumento o la disminución de la demanda de gas natural (y GNL) durante los próximos 25 años dependerá del ritmo de la transición energética. Tanto la demanda de gas natural como las importaciones de GNL aumentan en las economías emergentes a medida que crecen y se industrializan. Sin embargo, en las vías de transición acelerada, estos aumentos se ven compensados por la transición del gas natural hacia energías con bajas emisiones de carbono, liderada por las economías desarrolladas.
El uso de biocombustibles y biometano aumentará en los próximos 25 años. Sin embargo, la magnitud de dicha expansión dependerá del alcance de las políticas y mandatos gubernamentales que apoyen su uso.
El hidrógeno bajo en carbono y la captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS) se utilizan para descarbonizar sectores y actividades en los que las emisiones son difíciles de reducir. Sin embargo, su coste relativamente elevado implica que solo alcanzan una escala significativa en vías de descarbonización más profundas. Aun así, su crecimiento se concentra en la segunda mitad del período de pronóstico.
El papel de la nuclear
La generación de energía nuclear aumenta en todo el panorama, a medida que los países buscan electricidad no variable y baja en carbono que mejore su seguridad energética y respalde los objetivos climáticos.
Con un empleo de energía fósil del 80 % aproximadamente veo lejano que las renovables puedan reemplazar completamente. Luego vendrá la subida de precios de la energía y por último inflación generalizada. Mientras tanto Trump recita, drill, baby, drill.
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Frank
26/09/2025