El Ministerio de Minas y Energía de Brasil ha anunciado su plan nacional para hidrógeno de bajo carbono en los próximos tres años, que contempla recursos por 200 millones de reales (unos 37,9 millones de euros o 41,2 millones de dólares).
El plan trienal del Programa Nacional del Hidrógeno (PNH2) definió una serie de prioridades para el sector, entre ellas la de aumentar en casi siete veces las inversiones anuales para investigación, desarrollo e innovación en hidrógeno bajo en carbono.
El trienio 2020-2022, bajo el Gobierno de Jair Bolsonaro, contempló 29 millones de reales (unos 5,49 millones de euros) para los estudios en hidrógeno de bajo carbono.
"Es esencial atraer nuevas inversiones para reforzar la expansión de la financiación del hidrógeno y el desarrollo de este mercado, tan importante para la transición energética", dijo el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira, citado en un comunicado.
De acuerdo con Silveira, su cartera está trabajando en la definición del marco jurídico para establecer las normas del programa que será presentado al Congreso.
De las 65 acciones incluidas en el plan 2023-2025, 32 ya están siendo ejecutadas.
De igual manera, el Ministerio indicó que el plan también pretende aumentar el acceso a una "financiación competitiva" con los bancos de desarrollo para hacer viables los proyectos a gran escala, previstos en tres etapas posteriores a su ejecución.
Para 2025, el Gobierno brasileño espera tener plantas piloto de hidrógeno de baja emisión de carbono en todas las regiones del país y cinco años después, en 2030, tornarse en el productor "más competitivo" de esa materia prima en el mundo.
El hidrógeno para Brasil
Finalmente, en 2035, Brasil espera alcanzar la "consolidación de hubs de hidrógeno de bajo carbono en todo el país", de acuerdo con el secretario nacional de Transición y Planificación Energética del Ministerio, Thiago Barral.
Según Barral, Brasil tiene potencial técnico para producir 1,8 gigatoneladas de hidrógeno al año y las proyecciones actuales también sitúan al país con los costes de producción más bajos en el mundo.
El plan forma parte de las acciones, programas e iniciativas para la Política Nacional de Transición Energética en la que participan más de 40 instituciones gubernamentales, veinte del sector privado y en consulta pública con la sociedad a través de cámaras sectoriales.
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