Bruselas tiene en el punto de mira el sector de las baterías y el almacenamiento de la energía. En su último informe sobre la Implementación del Plan de Acción Estratégico sobre Baterías, señala que su prioridad es la de construir una Cadena de Valor Estratégica de Baterías en Europa, porque se espera que la demanda de baterías crezca muy rápidamente en los próximos años, lo que hace que este mercado sea cada vez más estratégico a nivel mundial.
Según se señala en el informe, el potencial del mercado europeo podría tener un valor de hasta 250.000 millones de euros anuales a partir de 2025, por lo que la UE debe incrementar la inversión y la innovación conjuntamente con una estrategia de política industrial destinada a construir un sector integrado, sostenible y competitivo. Su Plan para 2050 **"Un planeta limpio para todos" **deja claro que la electrificación será una de las principales vías tecnológicas para alcanzar la neutralidad de carbono y las baterías serán uno de los facilitadores clave para esta transición, dado el importante papel que desempeñan en la estabilización de la red eléctrica y en el despliegue de movilidad limpia.
Su visión es clara, el sector de las baterías puede convertirse en un motor clave para la competitividad industrial y para el liderazgo de la UE, especialmente para la industria automotriz.
Y para ello se necesitan enormes inversiones, aunque reconocen que principalmente deberán provenir del sector privado. Se estima que solo en Europa se deberán construir entre 20 y 30 gigafábricas para la producción de celdas de batería y, como consecuencia deberá fortalecerse considerablemente todo lo relacionado con él.
La UE ya incluye oportunidades de financiación para apoyar la investigación y la innovación en baterías. El Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE para 2014-2020, Horizonte 2020, ha otorgado 1.340 millones de euros a proyectos para el almacenamiento estacionario y para la movilidad baja en carbono. En este año 2019, se ha destinado una partida de 114 millones para todos los proyectos que surjan bajo el paraguas de la Alianza Europea de Baterías. Y a esto le seguirá una convocatoria en 2020 por valor de 132 millones de euros.
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Según se afirma en el documento, "hoy en día, la participación europea en la fabricación de células a nivel mundial es solo del 3%, mientras que Asia tiene una participación del 85%. Si no se toman medidas para apoyar la creación de un sector de fabricación de baterías viable, existe el riesgo de que Europa caiga irreversiblemente detrás de su competidores en el mercado global de baterías, y se vuelve dependiente de las importaciones de celdas de batería y materias primas utilizadas en la cadena de suministro".
El transporte en general y el sector automotriz en particular dominarán el crecimiento de la demanda de baterías en el medio plazo, como ya ocurre en la actualidad, ya que este producto representan hasta el 40% del valor de un automóvil eléctrico.
Actualmente, hay más de cuatro millones de vehículos eléctricos en la carretera a nivel mundial pero se pronostica que aumentará a entre 50 y 200 millones para 2028 y que llegará a 900 millones en 2040.
Pero también considera importante los sistemas de almacenamiento estático de energía renovable. Según sus datos, para 2050, la demanda de energía final se duplicará en un 53% en Europa, pero como en 2030 se espera que alrededor del 55% de la electricidad consumida en la UE se produzca a partir de fuentes renovables (en 2050 llegará a ser más del 80%) se requerirá de toda la gama de tecnologías de almacenamiento existentes y futuras, incluidas las centrales hidráulicas de bombeo, las baterías y el hidrógeno.
En el medio plazo se espera que este sistema de almacenamiento alcance aproximadamente el 10% del mercado de baterías, pero su papel seguirá creciendo. Para 2050, el almacenamiento se convertirá en la principal forma de integrar las energías renovables en el sistema energético a medida que la generación térmica disminuya con el tiempo.
Y entre todas las opciones posibles, las células de ion-litio se posicionan como las grandes ganadoras. Las previsiones del mercado mundial proyectan que la demanda de este tipo de baterías crecerá significativamente hasta 660 GWh para 2023, 1.100 GWh para 2028 y podría alcanzar hasta 4.000 GWh para 2040, en comparación con solo 78 GWh acutales. En el caso concreto de Europa, se prevé que se desarrolle una capacidad de 207 GWh para 2023, mientras que la demanda europea de baterías para vehículos eléctricos solo será de unos 400 GWh para 2028, lo que supone la creación de al menos 3-4 millones de empleos.
El problema al que se enfrenta el Viejo Continente es la alta dependencia que tiene no solo de su producción sino de las cinco materias primas esenciales de la batería (litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito). Es un gran desafío para la seguridad del suministro de Europa, ya que solo están disponibles en un pequeño número de países.
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En la actualidad, las instalaciones de procesamiento de casi todos estos materiales se concentran también en China, por lo que en consecuencia el gigante asiático domina la cadena de suministro de la batería de ion litio. Para Bruselas, "económicamente y geoestratégicamente, la UE debe asegurarse de que no se vuelva dependiente de las materias primas primarias y otros materiales procesados a lo largo de la cadena de valor de la batería, originados en el extranjero".
Pero ¿cuáles son las opciones que le queda al Viejo Continente si no es rico en semejantes minerales? Como primera actuación, proponen hacer un uso sostenible de las baterías e impulsar la economía circular a través de la recuperación, la reutilización y el reciclaje, pero también se buscan otras alternativas.
La Comisión ha iniciado un diálogo con los Estados miembros de la UE para hacer un mapa de la disponibilidad de materias primas para baterías, como el cobalto, el litio, el grafito natural y el níquel. El resultado muestra que, a pesar de tener potencial geológico en Europa, la extracción de materias primas de baterías es limitada y se concentra en unos pocos países europeos. Un mayor uso de este potencial reduciría el riesgo para la seguridad del suministro de materias primas para baterías. Y aunque existe en Europa la capacidad de procesar el cobalto y el níquel, no existe ninguno para los compuestos de litio o grafito natural. Así que su propuesta es la de llegar a acuerdos con terceros países donde dirigir sus inversiones en proyectos de minería pero siempre incluyéndolas en la taxonomía de Finanzas Sostenibles, es decir que cumplan con altos estándares de sostenibilidad.
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