El reto de crear un sistema energético sostenible está ante nosotros y el objetivo final es transformar el actual, basado en los combustibles fósiles, en otro completamente distinto sostenido por energías renovables. Para ello, confiamos que una mayor interlocución entre las asociaciones empresariales implicadas y el Gobierno desarrolle un marco legislativo coherente, estable y ágil, de manera que se consiga cumplir con los objetivos establecidos a medio y largo plazo.
Queda claro que todo pasa por potenciar el desarrollo de infraestructuras clave. Esto no supone únicamente erigir centrales de biomasa, construir molinos de viento o sembrar plantas solares. La gran debilidad de las renovables es su inestabilidad. No se puede generar energía solar por la noche, ni eólica sin corrientes de aire. Lo mismo ocurre con las hidráulicas, que reducen su capacidad en tiempos de sequía, que cada vez son habituales.
Por ello, la generación de energías renovables ha de estar sostenida por un conjunto de infraestructuras que den estabilidad al sistema. Esto incluye desde crear redes eficientes capaces de transportar la energía en largos tránsitos, sistemas inteligentes predictores de picos y caídas de consumo que gestionen la energía de manera eficiente, así como capacidad de almacenamiento: sean cinética o de baterías, entre otras. En muchos casos, existen retos tecnológicos y, en otros, financieros.
Uno de los requisitos legales establecidos incluye la necesidad de garantizar la reserva de capacidad en las subestaciones con capacidad disponible, lo que requiere presentar una garantía por determinado importe de euros por MW reservado. La construcción de una de estas instalaciones supone un enorme riesgo. En muchos casos, se trata de adelantar grandes cantidades económicas antes de obtener ingresos. También cabe el riesgo regulatorio de los diferentes ámbitos, así como el fiscal. Recordemos el conocido como impuesto al sol y el fin de las ayudas a estas industrias con la crisis económica.
Ahí, es donde el seguro de caución se configura como una herramienta fundamental en este proceso. Basándose en el expertise de las empresas que desarrollan los proyectos y en la fortaleza financiera de sus matrices, el seguro de caución permite sacar el riesgo de los balances. Por el contrario, en el caso de los avales emitidos por el sector bancario, se acumula el riesgo en la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE). De esta manera, vía seguros, conseguimos redirigir ese riesgo de deuda bancaria a la financiación para la construcción de dichos proyectos.
Al mismo tiempo, el uso de este seguro va más allá, ya que es requerido en las licitaciones a los procesos de subastas publicados y gestionados por el Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE).
En los próximos meses, entraremos en fase intensiva de construcción de numerosos proyectos que han venido gestándose en estos años y en los que el seguro de caución se puede aplicar para garantizar el fiel cumplimiento de los contratos, así como de los periodos de garantía una vez finalizada la fase de construcción. Cada vez es mayor el número de aseguradoras que están apostando por estos casos de garantías entre privados.
Como hemos comentado, la acumulación de energía en baterías, los sistemas de autoconsumo, la hibridación, el hidrógeno, demanda de electrointensivos, etc. se perfilan como factores clave para contar lo antes posible con un sistema energético realmente verde, eficiente y con un coste ajustado tanto para particulares como para el sector empresarial.
Por desgracia, no podemos asegurar el planeta, pero el mercado asegurador, junto con el de la mediación es un aliado clave en los desafíos de ecológicos. Queda claro que el sector está comprometido con los objetivos sostenibles y que, juntos, conseguiremos adaptarnos cada vez más a los requerimientos siempre cambiantes.
Ignacio Parejo es director Seguros de Caución en Howden Iberia
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