Con el sector renovable español atravesando una etapa de corrección tras años de expansión acelerada, Carmen Izquierdo, CEO de nTeaser, analiza para El Periódico de la Energía el nuevo mapa energético que se dibuja en Europa.
La caída del valor de los proyectos fotovoltaicos, el auge del almacenamiento, la migración de inversiones hacia Italia y Polonia, y la falta de certidumbre regulatoria en España marcan un punto de inflexión para la transición energética.
¿Cómo describiría el estado actual del sector renovable en España? ¿Avanzamos al ritmo necesario para cumplir los objetivos de descarbonización?
Lo primero es diferenciar por tecnologías. En fotovoltaica ha habido un desarrollo tremendo, pero ahora mismo está canibalizada. El precio del pool en horas solares es tan bajo que ha perdido atractivo para muchos inversores. Proyectos que hace dos años se vendían por 200.000 euros por megavatio pico, hoy se están colocando entre 30.000 y 90.000. En cambio, la eólica se mantiene estable: sigue habiendo mucho apetito inversor, pocos proyectos en venta y buenos márgenes. En cuanto a baterías, el escenario es opuesto a la fotovoltaica: están en fases tempranas, pero ahora mismo son hiperrentables y hay un enorme interés.
¿Qué barreras siguen enfrentando los proyectos de almacenamiento en España?
Las mismas que cualquier otra tecnología energética en España: la tramitación es lenta. Algunos proyectos empiezan a tener punto de conexión, pero todavía queda bastante por recorrer. Los mercados de capacidad, que son clave para dar viabilidad económica a las baterías, siguen sin estar operativos. Primero se dijo que saldrían en junio, luego en septiembre… pero aún no hay nada concreto. A nivel autonómico ha habido algunos intentos, como en Cataluña, pero su decreto fue anulado.
“España ha dejado de estar en el radar de algunos fondos internacionales"
¿Se ha formado una burbuja en fotovoltaica?
Más que formarse, ya explotó. Durante la burbuja todo el mundo quiso desarrollar proyectos, incluso algunos sin sentido por su ubicación, líneas carísimas o escasas horas solares. Hoy se nota la corrección: no todos los proyectos son viables y el mercado ya está filtrando eso.
¿Hay apetito financiero para el almacenamiento?
Totalmente. Estamos viendo promotores que están vendiendo fotovoltaica para centrarse en baterías. Además, hay más inversores interesados de lo que parece. La fotovoltaica aún se mueve, aunque a precios más bajos. El principal problema ahora es la financiación: sin PPA, los bancos no prestan. Y los PPAs que hay, no son atractivos.
¿Cómo está evolucionando el mercado de PPAs?
Los proyectos con PPA bancable tienen mucho más éxito. Permiten conseguir financiación y construir. Sin un PPA, hay que recurrir a préstamos puente, algo que están haciendo varios fondos. Te financian la construcción con deuda a corto plazo, con tipos más altos, esperando condiciones mejores en el futuro.
¿España está perdiendo inversión frente a países como Italia o Polonia?
Claramente. Nosotros abrimos operaciones en Italia hace meses de la mano de clientes españoles que ya estaban desarrollando allí. España ha dejado de estar en el radar de algunos fondos internacionales. Italia tiene una regulación más estable, precios más altos y aún mucho recorrido. Polonia es el siguiente destino en el radar de muchos.
“El almacenamiento va a ser fundamental: cambiará los patrones de consumo y generación, aplanando la curva de producción"
¿Qué necesitaría cambiar España para revertir esta fuga?
Hace falta aumentar la demanda eléctrica. Si realmente queremos atraer data centers, hay que ir en serio. También con el hidrógeno, aunque ahí estamos aún muy verdes. Además, hace falta certidumbre política y regulatoria. El apagón de hace unos meses asustó a muchos inversores y eso aún pesa.
¿Qué tecnologías o modelos de negocio pueden cambiar el mercado en los próximos años?
El almacenamiento va a ser fundamental: cambiará los patrones de consumo y generación, aplanando la curva de producción. Los data centers también, si España logra posicionarse como un hub europeo. El hidrógeno es una apuesta a más largo plazo, pero muchos se están posicionando. También hay movimiento en biogás y biometano.
¿Qué cifras manejan actualmente en el mercado?
En fotovoltaica, entre 30.000 y 90.000 euros por MWp. En baterías que estarán listas para 2026 o 2027, hablamos de 40.000 a 90.000 euros por MW. Si una batería estuviera ready-to-build hoy, valdría muchísimo más. En eólica, seguimos por encima de 250.000 €/MW. Hay poco en venta, pero mucho apetito.
¿Prevé una estabilización del precio de la energía?
Sí, aunque a corto plazo el panorama sigue siendo complicado. A medio plazo, con más renovables, almacenamiento y demanda eléctrica, los precios deberían estabilizarse en niveles razonables. Si sube la demanda, por ejemplo con los data centers, volverá a tener sentido desarrollar más fotovoltaica.
¿Se está formando una burbuja en baterías o data centers?
Podría ser. Hay desarrolladores que están pidiendo precios desorbitados por baterías, aunque aún sin proyectos operativos. En data centers pasa algo similar: todo el mundo dice tener uno, pero luego faltan los clientes reales. No es como una planta solar que genera desde el primer día. Hay que tener cuidado.
¿Cómo ve el panorama para lo que queda de 2025?
El verano es flojo, como siempre. Lo que no se cierre en julio se moverá a septiembre. No esperamos grandes saltos en lo que queda de año. Quizá algo más de movimiento en otoño, pero sin euforia. La primavera de 2026 puede ser clave si se estabilizan precios y avanza la electrificación.
iases
28/07/2025