Ningún comentario
Adelina Uriarte.
Adelina Uriarte.

Pese a que haya aún quienes se empeñan en negar que el cambio climático es consecuencia de la utilización masiva de ciertas fuentes de energía y de la emisión indiscriminada de partículas contaminantes, lo cierto es que es una realidad aplastante.

También lo es que la polución, especialmente en las grandes ciudades, está adquiriendo tintes alarmantes para la salud de los ciudadanos y que la pobreza energética crece a un ritmo exponencial por el incremento continuado del precio de la energía eléctrica y de los derivados del petróleo. Es extremadamente grave que el 11% de los hogares en España (5,1 millones de personas) se declaren incapaces de mantener su vivienda a una temperatura estable y adecuada en invierno, según los últimos datos aportados por CSCAE.

Un área desde la que puede avanzarse mucho para solucionar estos problemas pasa por optar por casas y edificios energéticamente eficientes, bien mediante obra nueva, bien mediante la correcta rehabilitación hacia esa eficiencia. Es fundamental que administraciones públicas, empresas, profesionales de la construcción y ciudadanos tomemos cada vez mayor conciencia de la situación y, desde nuestras posibilidades y ámbitos de competencia, demos pasos hacia su mejora.

Nuestros hogares, colegios, universidades, oficinas, hospitales, lugares cerrados de ocio… son los responsables del 48% de la energía que consumimos. La estandarización de edificios de consumo caso nulo supondría grandes mejoras y ahorros, tanto de costes como de emisiones contaminantes.

Desde PEP mantenemos un férreo compromiso con la promoción de este tipo de edificación y apostamos por seguir el estándar Passivhaus, uno de los más exigentes del mundo en construcción energéticamente eficiente y que establece los criterios de consumo máximo, especialmente en climatización y garantizando la estabilidad térmica, para que una casa o edificio puedan denominarse pasivos. En este sentido, el estándar Passivhaus no permite superar una demanda de energía de 15 Kwh/m2 para calefacción o refrigeración.

Una casa pasiva proporciona, así, un ahorro de entre el 75% y el 90% en el consumo de energía frente a una casa convencional. Como ejemplo para ilustrar en qué se traduce esto podemos situarnos en la ola de frío polar que asoló la península ibérica durante el pasado mes de enero. La factura eléctrica mensual del consumidor medio en España se situó entonces en los 81,22 euros. En una casa pasiva con sistema eléctrico de calefacción tal factura podría haber quedado por debajo de los 9 euros. Otras magnitudes interesantes: la climatización de una casa pasiva abastecida con gasóleo no consume más de 1,5 litros por metro cuadrado al año; aquella que opta por el gas natural, no pasa de los 1,5 metros cúbicos, el equivalente a 15 Kwh.

La razón de ser de un edificio pasivo es la optimización de su eficiencia energética. Para lograrlo, sigue un modelo que impulsa la ventilación natural de la vivienda con un sistema automático de recuperación de calor. Su misión es la de renovar el aire en el interior, sin sufrir pérdidas de temperatura y realizando a la vez el filtrado del aire que proviene del exterior, lo que ayuda a eliminar sustancias nocivas y alérgenos, garantizando su óptima calidad.

Combinado con factores puramente constructivos como el uso de un aislante térmico de gran espesor o la instalación de puertas y ventanas de altas prestaciones para evitar pérdidas y/o ganancias de temperatura y una construcción que garantiza la ausencia de infiltraciones de aire no deseadas, el sistema da grandes resultados. También en la reducción de emisiones contaminantes. Por ejemplo, la estimación realizada en un edificio de oficinas certificado Passivhaus que se ha construido en la localidad de Sollana (Valencia) ha mostrado que, gracias a su modelo de construcción, se han lanzado 10.000 kg menos de CO2 a la atmosfera en un año.

Desde PEP creemos firmemente que existe la urgencia imperativa de dirigirse hacia un sistema de construcción que garantice hogares y edificios más sostenibles, sanos y energéticamente eficientes. Es una cuestión que debería estar en la mente de todos y formar parte de los planes de desarrollo de todas las administraciones públicas.

Adelina Uriarte, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP).

Noticias relacionadas

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios