El Periódico de la Energía cumple cuatro años. El 1 de julio de 2014 iniciamos la aventura, y casi sin comerlo ni beberlo nos encontramos ya en el cuarto aniversario. Cuatro años que han dado para mucho. Ni más ni menos hemos publicado casi 23.000 noticias en estos 1.460 días. Una media de 15 noticias diarias contando los fines de semana y festivos. ¿Ustedes creen que el sector energético da para tanto? Les aseguro que ni en mi imaginación creía que se generaban tantas noticias. Pero sí, y ahí hemos estado para contárselo.
Cuatro años que han dado para mucho. Hemos visto cuatro ministros de energía (Soria, De Guindos, Nadal y Ribera). ¿Es normal? Creo que con solo esto ya se dice mucho de cómo es la política energética de este país. Pero se lo recuerdo. Un desastre detrás de otro desastre. Y así llevamos más de 20 años. Y todo por no quererse poner de acuerdo entre los grandes partidos. Se lo pido por penúltima vez, hablen señorías, por el bien de todos. Dejen de tirarse los trastos.
Pero bueno, dejemos de lamentarnos. Estamos de celebración a pesar de que España nos dejara ayer con cara de tontos (una vez más). Pero ya no solo porque cumplimos cuatro años, sino porque España está cambiando. La energía en nuestro país está cambiando. Y creo que para bien. En España, en Europa y en todo el mundo. La era de los combustibles fósiles se ha acabado, es la época de las renovables. El contaminar se va a acabar. Y no es porque los estados quieran, que también, pero sobre todo, porque el ciudadano está harto de seguir tragando humo y de pagar facturas cada vez más altas tanto de la luz como de gas.
Es la hora del cambio. Y el sector energético español lo sabe. Fíjense solamente en los dos movimientos de la semana pasada. Gas Natural Fenosa pasa a llamarse Naturgy. Un nombre más internacional, desparece la palabra gas y se entierra Fenosa, un nombre clásico de la electricidad en España y más concretamente en Galicia.
O Repsol, que compra activos a Viesgo y la comercializadora de electricidad y gas. Es la gran batalla por convertirse en un gran grupo energético. No se trata de litros de gasolina contra kilovatios hora. Ahora todo es energía y prestar servicios a la ciudadanía. Quién sepa hacerlo mejor se llevará el gato al agua. Ahora es el momento de posicionarse y las empresas españolas lo están haciendo, y lo seguirán haciendo los próximos meses.
Por todo ello hay que estar de celebración. El sector está vivo, muy vivo. Y ojalá que El Periódico de la Energía esté aquí, en su ordenador, en su móvil o tablet para que lo pueda leer y ver cómo se produce la gran transformación del sector energético. Es un momento apasionante desde el punto de vista informativo. Ser testigos de lo que estamos viviendo y vamos a vivir de aquí a 2050 (los que lleguemos). Imagínense por un momento lo que puede suceder en los próximos años.
¿Se imaginan un mundo sin centrales de carbón? ¿O sin nucleares? ¿Que toda la energía que consumimos sea renovable? Vamos más allá. ¿Se imaginan poder coger un vuelo sin combustible fósil? ¿O que la fusión nuclear sea el fin a todos nuestros problemas? ¿Lo veremos?
Hace tan solo cuatro años, les prometo que prácticamente unos pocos hablaban del coche eléctrico. Hoy todos los fabricantes se han rendido ante ello. Hace cuatro años, no había Acuerdo de París. Hace cuatro años el petróleo estaba por encima de 100 dólares por barril. Lo hemos visto en 30 dólares y ahora está en 80.
Hace cuatro años no se hablaba casi de transición energética. Hoy son las palabras de moda. Hace cuatro años no se hablaba de baterías. Ni de autoconsumo. Ni de blockchain. Ni de PPAs. Ni siquiera las grandes eléctricas se creían que iba a cambiar todo esto tan rápido. El sector va a una velocidad tremenda. Demasiado rápido para mi gusto, pero es lo que tiene la tecnología.
Han nacido startups energéticas por todo el planeta. A unas empresas les ha ido mejor que a otras. Pero el ser humano lo intenta. Y eso es la pimienta del sector. Que no para ni un momento. No puede permitírselo. Está en constante movimiento, en continuo cambio. Y el de ahora promete y mucho.
Es el tiempo del ciudadano. Es el tiempo del planeta. Por una vez en la vida, no seamos tontos y tratemos de dejar un mundo mejor a nuestros hijos y nietos. Fuera egoísmos. Es el tiempo de compartir. De mirar por el prójimo y no solo por la pela. De crecer juntos y no en una continua batalla competitiva para ver quién es el mejor o el que más tiene.
Hay que acabar con la tontería de etiquetar políticamente a la energía. Nadie tiene el derecho de abanderar nada. ¿Por qué ser pronuclear es de derechas y prorenovables de izquierdas? ¿Quién ha dicho semejante estupidez? El día que consigamos cambiar esto, se habrá dado el mayor paso de los últimos años en el mundo de la energía. Sabemos cuál es el camino. Energía limpia y barata para todos. Hagámoslo.