Continuar con el carbón nacional, evitar el cierre de las centrales térmicas, desarrollar la captura y el almacenamiento de carbono... A poco más de cuatro meses de que llegue la fecha del cierre definitivo de las minas en España, en las regiones de Asturias y Castilla y León, y más aún en las comarcas mineras, se vive un estado de delirio solo comparable al de quien sabe que "esto se acaba".
"Si vamos a las cuencas, políticos, sindicatos y empresarios del sector todavía están diciendo que hay posibilidades de continuar con las minas, que las térmicas van a seguir funcionando pese a lo que diga Europa y que se buscarán subterfugios legales para saltarse la normativa, todo son nervios y carreras de última hora", explica Paco Ramos, integrante de Ecologistas en Acción y miembro de su comisión de Energía y contaminación desde hace más de 30 años, "hay un 'pacto del autoengaño', pero ningún político, y menos con las elecciones autonómicas a menos de un año vista, se atreve a decirles lo que en realidad todos saben".
Excepto Ciudadanos, que es el único partido que ha apostado por abordar la transición energética como una "oportunidad" y que ha criticado a PSOE y PP acusándoles de "mirar al pasado" y "engañar a los asturianos" con el tema del carbón. "Como no tienen pasado, pueden decir lo que quieran", apunta Ramos.
El PSOE mantiene un doble discurso difícilmente creíble. Mientras que en Madrid, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, dice que "el carbón tiene poco futuro", en Asturias, tras reunirse con la Asociación de Comarcas Mineras (Acom) manifiesta que la intención del Gobierno no es apretar los plazos para acabar con el mineral sino "flexibilizar" los impuestos por Europa y en cuanto a las ayudas a las empresas mineras, asegura que es un tema para estudio, pero la intención del Gobierno es conseguir que vayan más allá de 2018 y así "encontrar una salida que no sea brusca".
"Lo que dice Ribera es un brindis al sol, incluso el secretario de Estado de Medio Ambiente, el asturiano Hugo Morán, no dice lo mismo en Madrid que cuando viene a Asturias, como lo de buscar alternativas para que la UE permita continuar con el carbón asturiano", añade el ecologista, "pero los dos saben que se van a encontrar con la negativa de Bruselas. Solo están ganando tiempo".
La realidad es que "han cerrado ya todas las minas, y las que no están cerradas están en concurso de acreedores o en suspensión de pagos, tanto es así que incluso hay trabajadores que han pedido que se acelere el cierre para que se puedan recuperar las ayudas y puedan pagarles los atrasos en las nóminas", explica Paco Ramos, "todas las minas excepto tres pozos que están repartidos en dos explotaciones de la empresa pública Hunosa, que es la única que podría continuar más allá finales de año si devuelve las ayudas pero, si lo hace, ¿a quién tendría que hacerlo? ¿Al Estado, es decir, a sí misma? También son deficitarias".
"De hecho, a día de hoy, es que el 90% de los ingresos de Hunosa provienen de la generación eléctrica de la Central Térmica de La Pereda, que quema un tipo de combustible derivado de los residuos".
Hunosa ya ha anunciado que presentará un Plan de Cierre Regulado antes de final de año, con sus proyectos de cese y abandono de las explotaciones. Pese a lo que digan los políticos asturianos, para la empresa estatal a día de hoy lo único que está vigente es la Decisión 787 de la Unión Europea que ordena el cierre de las explotaciones no competitivas.
"Es un proceso, salvando las distancias, parecido al cierre de una central nuclear, no se puede poner un candado un día y ya está, lo que significa que el empleo no desaparecerá instantáneamente aunque no se necesitará tanto personal", añade, pero los sindicatos lucharán por el mantenimiento del empleo, no sólo el propio si no también el mayor posible de las subcontratas, y para que esto pueda conseguirse es, en su opinión, imprescindible continuar con la extracción de carbón en la empresa, "que saben que no es posible".
La consecuencia directa del fin del carbón autóctono es el cierre de las centrales térmicas asociadas a las cuencas mineras. "Cuando escuchas a los empresarios del carbón dar charlas 'stanilistas' pidiendo que el Estado intervenga a las empresas propietarias de las térmicas para que no puedan cerrar sus centrales, entonces es cuando te das cuenta que lo que se está viviendo en Asturias es surrealista", dice el portavoz de Ecologistas en Acción.
Ciuden, la Ciudad de la Energía
Y lo último que ha rizado el rizo son las declaraciones del subdelegado de Gobierno en la provincia de León, Faustino Sánchez. En el Consejo Comarcal del Bierzo (León) ha insinuado que se podría recuperar el proyecto Ciudad de la Energía (Ciuden) para permitir que las centrales térmicas puedan seguir operando, puesto que la comarca "es primordial para León".
Sánchez ha asegurado que Ciuden "es una oportunidad" laboral para El Bierzo (León) y "un proyecto clave", por lo que recuperarlo será el camino, y aunque es un proyecto que lleva pasivo siete años, hay que marcar pasos para activarlo.
Desde 2011, y con inversiones millonarias, en Cubillos del Sil (León) existen unos laboratorios de investigación que languidecen año tras año pero que en su origen buscaban una solución para llevar a cabo tanto la captura como el almacenamiento de dióxido de carbono para las centrales de carbón nacional.
"Son las últimas bocanadas del moribundo, esa alternativa no tiene ningún futuro porque a las térmicas existentes no se les puede adaptar un sistema de captura y almacenamiento de CO2, no están preparadas para ello, y de hacerlo, perderían hasta un 20% de la generación de electricidad, es decir, estarían perdiendo dinero", concluye Paco Ramos, "además, ahora que en Asturias tachan de especuladores a los que comprar derechos de emisión en Europa a 17 euros, habría que recordarles que para que este sistema pudiera ser algo rentable, esos permisos deberían cotizar como mínimo a 25 euros".
Paco
18/08/2018