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Uno de los grandes retos actuales en el ámbito de la electricidad es el referido a la red de distribución de energía eléctrica. En este artículo se pretende demostrar la necesidad de tener una red de distribución más neutral y democrática y se explorarán las vías existentes para lograr ese objetivo.

El debate sobre la gestión de la red de distribución eléctrica no es meramente teórico, sino que en países como Alemania se ha llevado a la práctica, sobre todo con el objetivo de facilitar una mayor penetración de energías renovables. Se calcula que se han creado en los últimos años en Alemania un total de 60 eléctricas locales y se han revertido más de 150 concesiones de distribución eléctrica, tanto en pequeños pueblos (Schönau) como en grandes ciudades (Hamburgo). Esta idea incluso ha cruzado el Atlántico, para llegar a ciudades de EEUU, como Boulder, Colorado.

En España, por razones históricas, las redes de distribución son propiedad de las compañías distribuidoras, quienes además gestionan directamente dichas redes por un periodo indefinido. En total, hay un total de 341 compañías distribuidoras registradas, muchas de ellas locales. Sin embargo, el problema viene de que más del 95% del negocio se reparte por zonas entre cinco compañías (Endesa, Gas Natural Fenosa, Iberdrola, E.ON e Hidrocantábrico), las cuales, además, tienen una posición dominante en los segmentos de generación y comercialización de energía eléctrica. Es preciso señalar también que la actividad de distribución le cuesta al sistema eléctrico unos 5.000 millones de euros cada año, lo que representa en torno a un 22% de los costes regulados.

La distribuidora no es sólo la compañía que realiza la lectura del contador, sino que también juega un papel muy importante en la generación, concediendo puntos de conexión para las instalaciones de producción de energía eléctrica. De hecho, puede observarse fácilmente cómo las empresas verticalmente integradas tienden a situar sus instalaciones de generación en aquellas zonas en las que ostentan el monopolio de la distribución. Así, en una denuncia de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético se analizaron 1.282 instalaciones de generación convencional, y se observó que en el 81,98% de los casos, la propietaria de la instalación de generación era del mismo grupo empresarial que la distribuidora de la zona. Además, son frecuentes los casos en los que la distribuidora de zona de una empresa verticalmente integrada pone excesivas trabas a las instalaciones de autoconsumo, conscientes de que la energía solar distribuida puede suponer un elemento “disruptivo” (UBS, Accenture) para su modelo de negocio. Por tanto, es de vital importancia quién gestiona esa red de distribución eléctrica. Sin una red verdaderamente neutra, será mucho más difícil llevar a cabo la transición energética hacia un modelo renovable y distribuido.

Daniel Pérez.

Dada esta necesidad de cambio en la gestión de las redes de distribución, ¿cómo podría articularse jurídicamente una democratización de la red de distribución en España? Antes de nada, hay que aclarar que democratización no necesariamente implica gestión pública, sino que el objetivo principal es la gestión neutral de la red de distribución, sea privada o pública.

En términos teóricos, cabe plantearse al menos cinco posibilidades de actuación, que se analizarán a continuación: (1) comprar la red de distribución; (2) expropiarla; (3) duplicarla; (4) separar propiedad y gestión de la red; y (5) incrementar las líneas directas.

La primera posibilidad es comprar toda o una parte de la red de distribución a las actuales propietarias, para que ésta sea gestionada por el propio Estado (opción avalada por el Tribunal de Justicia de la UE C-105/12) o por una compañía local. Para ello se necesitaría contar con la voluntad de vender por parte de las distribuidoras, recursos suficientes para su adquisición y autorización del Estado para la transmisión (art.53 LSE 2013). Por ejemplo, en el caso de Hamburgo, la recompra del  74,9 % de la red de distribución ha costado unos 550 millones de euros. Y en España, E.ON acaba de vender todos sus activos en España y Portugal, incluyendo su red de distribución, por 2.5000 millones de euros, pero ello obedece más a una reestructuración empresarial que a un deseo general de las grandes eléctricas de vender su red.

La segunda opción teórica es expropiar la red de distribución, que ya es declarada por la LSE 2013 como bien de utilidad pública (art.54). Según la propia norma, es posible expropiar en el caso de que así se demuestre necesario por las causas habituales, así como por razones de eficiencia energética, tecnológicas o medioambientales. La expropiación tiene la ventaja de que no exige la voluntad de venta de las grandes distribuidoras. No obstante, de nuevo, sería necesario pagar la correspondiente indemnización (artículo 33.3 de la Constitución).

La tercera alternativa es tender líneas de distribución nuevas, duplicando las ya existentes, al menos como opción temporal. Para ello, habría que obtener la inscripción en el registro de distribuidoras (plan de negocio para lograr en 3 años 25 MVA de transformación o 50 Kms. de líneas o 1000 clientes en instalaciones sin solución de continuidad eléctrica) o comprar una pequeña distribuidora ya existente, para tener así derecho a tender líneas eléctricas de distribución. Al margen del conflicto medioambiental que esta posibilidad plantea, ya que duplicar líneas implica también duplicar el impacto ambiental de la distribución, ese hipotético duplicado podría encontrar dificultades a la hora de obtener la autorización del artículo 53 LSE 2013, porque no respetaría los principios vertebradores de la red de distribución, tales como monopolio natural, la red única y menor coste (art.39.2 LSE 2013).

La cuarta alternativa es separar la propiedad y la gestión de las redes. Aceptando que las distribuidoras son las propietarias de las redes y respetando el principio de red única, es posible, no obstante, reivindicar la posibilidad de gestionar las redes de distribución. Esta opción encuentra respaldo en el artículo 24 de la Directiva 2009/72/CE, de mercado interior de la Electricidad, que obliga a los Estados miembros o a los propietarios de la red de distribución a designar un gestor de la red de distribución por un periodo de tiempo determinado, según criterios de eficiencia y equilibrio económico, para así garantizar que empresas de cualquier país de la UE puedan acceder al negocio de la gestión de la distribución eléctrica. Es cierto que España por el momento no ha cumplido con esta norma, pero ello no impide exigir que así sea. De esta forma, la gestión de la red de distribución sería sacada a concurso periódicamente, y la entidad ganadora se encargaría de gestionarla, a cambio de una retribución y del pago de un canon a la propietaria de la red de distribución. Esa entidad gestora podría ser una cooperativa eléctrica, una gran eléctrica o incluso un ayuntamiento (no como servicio público, pero sí como iniciativa económica de mercado).

La quinta es incrementar el número de líneas directas, como solución de mínimos y de carácter temporal, basada en la idea de impedir que las distribuidoras frenen el autoconsumo. Esta solución es aplicable, por ejemplo, en polígonos industriales o comunidades de vecinos, siempre que el titular del punto de generación y de consumo sea la misma persona. Para ello, se tendría que firmar un contrato de suministro único por parte de la comunidad de vecinos o polígono, que luego se repartiese entre todos los vecinos o naves de forma equitativa, la consideración de comercializadora de energía eléctrica. De esta forma, la instalación de dentro de la comunidad o el polígono no formaría parte de la red de distribución, y se podrían conectar instalaciones de autoconsumo evitando posibles peajes de respaldo.

En conclusión, la red de distribución constituye un elemento esencial del sistema eléctrico, no sólo por las dimensiones del negocio de distribución per se, sino sobre todo por el impacto que la gestión de la red de distribución tiene sobre el segmento de la generación**. Una mayor democratización de la red de distribución para garantizar su neutralidad, encontraría con algunas barreras legales, pero existen alternativas que permiten superar esos obstáculos si hay verdadera voluntad política para lograrlo**.

Daniel Pérez es socio en Holtrop SLP.

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3 comentarios

  • Jaac

    Jaac

    07/01/2015

    Hola Daniel,
    Antes de nada, feliz y próspero año.
    Acabo de leer tu artículo
    y me ha parecido muy interesante. Me gustaría plantearte un enfoque novedoso, algo diferente a una línea directa, y que aquí en Gipuzkoa se está iniciando : microrredes inteligentes ("smart grids")
    http://w390w.gipuzkoa.net/WAS/CORP/DPDOficinaPrensaDigitalWEB/nota.do?detalle=1&idioma=es&id=1928
    Creo que esta solución puede plantearse como una alternativa real para nuevas edificaciones sin recurrir a trasladar las líneas tradicionales de distribución a los nuevos puntos de consumo. Además según creo cuentan con el beneplácito de la UE. Este planteamiento puede tener otro tratamiento legal en cuanto a la titularidad, las obligaciones de ser distribuidora, y más, teniendo en cuenta que, se constituye como una alternativa diferente e incluso separada de la red de distribución. ¿Qué impedimentos legales ves a crear una red inteligente propia (con nuevos servicios añadidos de gestión de la demanda, generación distribuída, información al cliente, telecontrol,etc) que fuera creciendo y aglutinando a otros edificios que estuvieran o no conectados a la distribuidora tradicional?
    Este planteamiento resulta, comparativamente hablando, similar a lo que se plantea con las nuevas instalaciones district heating que están apareciendo en España, y en las que se abandona la distribución del gas y se opta por redes de distribución de calor/energia (sin ser necesariamente distribuidoras ni de gas ni de electricidad). Ejemplo: http://www.mostolesdistrictheating.info/que-es-un-district-heating/
    Saludos.
  • Carlos González Sanz

    Carlos González Sanz

    07/01/2015

    Me parece un debate muy interesante y necesario, y quiero aportar, desde la Plataforma Unitaria contra la Autopista Eléctrica, a la que pertenezco una reflexión y un par de informaciones de interés en el caso que nos ocupa. La reflexión tiene que ver con los daños que causan las grandes líneas de transporte, tanto medioambientales como de salud pública, por lo que nuestra Plataforma siempre se ha posicionado en favor de la llamada generación distribuida, que reduzca al mínimo las grandes líneas de transporte. En todo caso, se debería tener en cuenta siempre a los habitantes de las zonas afectadas por proyectos de grandes líneas (de 250 o 400 kV.) a la hora de dar forma a estos proyectos.
    En cuanto a esas informaciones, una tiene que ver el informe del Electric Power Research Institute (EPRI), que tras su análisis de la red eléctrica española concluía en su día que: "España tiene 189 Km. de líneas de 400 KV por GW de capacidad instalada, en comparación con aproximadamente 100 kilómetros por GW en la mayor parte de Europa. Durante el periodo 2007/2009 se ha incrementado la red de 400 KV en casi 1000 Km. (973), permaneciendo prácticamente constante la potencia instalada en régimen ordinario e incrementándose en un 30% la generación eólica". Podéis informaros más y mejor sobre el sobredmensionamiento de la red española de 400 kV. en http://www.serviciosenergeticos.org/2010/11/ree-y-la-dimension-de-su-red-de-400-kv.html y http://autopistaelectricano.blogspot.com.es/2011/08/red-electrica-de-espana-sobredimensiona.html.
    La otra información tiene que ver con la propuesta que desde nuestra Plataforma se ha hecho recientemente en relación con las grandes redes de transporte e instalaciones transformadoras. Podéis leerla íntegramente en https://drive.google.com/file/d/0B5ID6gGygl3TRGF2eEhoRXVWdU0/view
    Un saludo.
  • Alberto Estévez

    Alberto Estévez

    28/01/2015

    Enhorabuena por el artículo. Soy de los que pienso que uno de los grandes problemas eléctricos es el monopolio existente en la distribución. No compro tu opción de duplicar la red (3) y pero si compro las otras 4:

    Cualquier opción menos la actual: Recompra (1) o Expropiación (2) o Concurso concesión (4) y en cualquier caso, mas líneas directas (4) pero no con carácter temporal sino definitivo: además de los beneficios para el autoconsumo y generación, ¿porqué un edificio no puede gestionar su propia red de distribución de electricidad con un solo suministro y repartiendo entre su propietarios ? al igual que realizan con el gasoil o el propano, ¿porqué no puede hacer lo mismo un polígono industrial, centro de negocios, parque tecnológico, etc....?

    Finalmente, lo menos importante, no compro el titulo "Democratizar......", si lo haría con "Racionalizar la Red de Distribución Eléctrica". Entendiendo por racionalizar la definición simple del diccionario: formular u organizar un asunto siguiendo normas racionales.

    Saludos y enhorabuena de nuevo.

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