Política energética

Descubren la cara menos verde de Merkel: Alemania incumplirá el objetivo de reducción de emisiones en un 25%

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Existe un personaje de cómic que es enemigo de Batman que se llama Dos Caras. Los amantes del buen cine lo podréis recordar de la película El Caballero Oscuro. El fiscal del distrito Harvey Dent acaba convirtiéndose en este personaje que lanza una moneda para decidir lo que hace.

Algo parecido le ha sucedido a Angela Merkel con su Energiewende. La decisión de cerrar todo el parque nuclear le ha venido en contra, y justo ahora, cuando afronta unas elecciones generales.

El think tank Agora Energiewende ha asegurado en su último informe que Alemania se quedará muy atrás de sus objetivos de reducción de emisiones. Concretamente, el think tank germano ha dicho que la primera economía europea alcanzará solo el 30% de la reducción de emisiones en 2020 respecto a los datos de 1990.

El compromiso de Merkel era el de alcanzar un 40% de reducción de emisiones, por tanto, dejarse 10 puntos porcentuales de 40 significa que se deja por el camino el 25% de lo que debería hacer.

El Gobierno alemán sabía perfectamente que iba a incumplir ese objetivo del 40%. Portavoces del gobierno de Merkel aseguraron que se quedarían a unos cinco puntos, pero ahora este think tank le ha destapado la verdadera cara a Merkel y su ejecutivo.

El problema del cierre paulatino del parque nuclear alemán ha llevado a que el sector eléctrico esté comandado por el carbón, y no por las energías renovables como quiere hacer ver la canciller.

Merkel se ha erigido como la abanderada de la lucha contra el cambio climático en Europa. Es cierto que ha realizado una gran apuesta por las energías verdes, pero no es menos cierto que más del 40% del mix eléctrico procede del carbón y sus centrales térmicas.

Y claro, eso hace que las emisiones procedentes del sector eléctrico, en vez de reducirlas, se hayan aumentado en los últimos años. Y la papeleta no es nada fácil. Por eso Merkel prefiere no mencionar este tema durante este periodo de elecciones.

Tanto es así que en el último debate la palabra Energiewende ni se mencionó. Al menos si se atreve con el problema generado en Alemania con el diésel. Pero, ¿y el carbón?

Esta semana, un portavoz del gobierno, el subsecretario de Economía, Rainer Baake, aseguró que para que Alemania logre los objetivos del Acuerdo de París (40% de reducción de emisiones, 27% renovables y 27% eficiencia) tendrá que cerrar nada más y nada menos que 25 GW de potencia procedente de centrales térmicas de carbón hasta 2030. Por hacer una comparación, en España hay 10 GW.

Una medida drástica dentro del panorama energético alemán, porque sin ese carbón, a día de hoy sufriría problemas de seguridad de suministro. Ya no solamente tendrá que cerrar esos megavatios negros de aquí a 2030 sino que a su vez tendrá que resolver el problema con más generación, sobre todo renovables, y ya se sabe que el factor de capacidad o de carga no es el mismo. Se necesitan muchos más megavatios renovables para suplir todo ese carbón.

El golpe es duro. El hecho de que Alemania que, junto a Francia, ha liderado el Acuerdo de París, no logre el objetivo de reducción de emisiones puede crear cierta desilusión en el resto de aliados europeos y al final otros socios decidan seguir sus pasos e incumplir los objetivos.

De momento, el plan de Merkel y su apuesta por las renovables no ha salido como a ellos les hubiese gustado. Ahora toca mojarse y decidir qué hacer, aunque sea muy dura la decisión. El Acuerdo de París no espera a nadie. Si no lo hizo con Trump, tampoco con Merkel que fue quien dio la espalda al presidente norteamericano.

Merkel es la mujer de las dos caras. Una verde y bonita, y otra negra, oscura y fea. Toca hacerse la rinoplastia.

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