A pesar de la caída de los precios del petróleo, el componente fiscal tiene un peso importante en los precios de los carburantes, por lo que las buenas prácticas al volante no sólo permiten ahorrar emisiones, sino también combustible y dinero. Estas son algunas de ellas:
1. Revisar la presión de los neumáticos una vez al mes. Una presión insuficiente puede aumentar el consumo entre un 5% y un 7% y reducir la duración de los neumáticos hasta proporciones próximas al 20%.
2. Respetar los periodos de mantenimiento. Las revisiones programadas detectan fallos y desgastes que aumentan el consumo.
3. Un coche puesto a punto gasta menos. Sin caer en exageraciones, una revisión antes de un viaje largo es muy recomendable por seguridad y economía. Lo más cómodo es que lo haga un profesional.
4. No llevar carga innecesaria en el coche. Convertir el maletero del coche en un almacén no es gratis, es como si estuvieras pagando portes cada vez que usas el vehículo.
5. Planificar las rutas para evitar los atascos y no gastar. El tráfico congestionado aumenta mucho el consumo. Quien planifique la hora y el recorrido del viaje y, además, busque itinerarios alternativos puede ahorrar mucho carburante.
6. Ventilación en vez de ventanillas. En carretera, abrir las ventanillas aumenta la resistencia al avance, y es mejor usar los sistemas de aire. En ciudad la resistencia aerodinámica no afecta al consumo, pero el aire que pasa por los sistemas de aire es más sano porque está filtrado.
7. Desconectar el aire acondicionado. Si la temperatura exterior es fresca, no es necesario el consumo que genera el uso del aire acondicionado. Se desconecta con el botón “AC” o “ECO” del sistema de ventilación.
8. La distancia de seguridad ahorra. En las congestiones de tráfico con paradas frecuentes y cortas es más eficaz dejar una distancia equivalente a tres coches con relación al que nos precede. Así podremos usar esa distancia para mantener el coche en movimiento más tiempo. La salida desde parado es uno de los momentos de mayor consumo.
9. Gasta menos quien menos pisa los pedales. En ciudad, es preferible dejar de acelerar mucho antes de que el coche se detenga, en lugar de seguir haciéndolo y frenar en el último momento.
10. Descender sin acelerar. La mejor forma de desplazarse cuesta abajo es seleccionar la marcha que impida que el coche gane velocidad, no pisar el acelerador y -cuando sea posible- tampoco el freno. Si el conductor no pisa el acelerador, el coche no gasta carburante aunque se siga deslizando.