Dinamarca está evaluando la posibilidad de levantar su prohibición de 1985 sobre la energía nuclear, en un giro significativo hacia la diversificación energética y la seguridad de suministro. El ministro de Energía y Clima, Lars Aagaard, anunció en el día de ayer que el gobierno analizará el potencial de los pequeños reactores modulares (SMR, por sus siglas en inglés) como complemento a las fuentes renovables, que actualmente generan más del 80% de la electricidad del país.
A pesar de su liderazgo en energías renovables, Dinamarca enfrenta desafíos para garantizar una base energética estable, especialmente ante la creciente demanda de electricidad y las limitaciones de las fuentes intermitentes como el viento y el sol. Aagaard destacó la necesidad de comprender las implicaciones sociales y técnicas de adoptar tecnologías nucleares modernas, incluyendo la gestión de residuos y la preparación de las autoridades en caso de incidentes.
Ley de 1985
La actual ley danesa prohíbe la producción de energía nuclear con fines comerciales, una decisión que en su momento fue ampliamente respaldada por la opinión pública tras los accidentes de Three Mile Island (1979) y Chernóbil (1986). Sin embargo, 40 años después, con nuevas tecnologías, preocupaciones por el cambio climático y una Europa expuesta a vulnerabilidades energéticas —acentuadas por el conflicto en Ucrania y la dependencia del gas importado—, el contexto ha cambiado radicalmente.
"Hoy en día, dejar de lado la energía nuclear es una decisión más política que técnica", sostuvo Anders Fogh Rasmussen, ex primer ministro danés, quien ha pedido eliminar la prohibición, calificándola como "anticuada e ideológica".
Sin embargo, no se espera una planta nuclear de gran escala en el corto plazo. El interés principal está en los SMR, que pueden instalarse más rápidamente, son más seguros y adecuados para operar en redes energéticas descentralizadas. También podrían proporcionar calor industrial y apoyar procesos como la descarbonización del hidrógeno verde.
Aagaard subrayó que “este debate no implica abandonar el liderazgo en renovables, sino complementarlo con nuevas tecnologías que aseguren estabilidad y autosuficiencia”.
Cambio de tendencia
El caso danés refleja una tendencia más amplia en Europa. Francia, Reino Unido y Finlandia han reforzado sus apuestas por la energía nuclear. Alemania, que cerró sus últimos reactores en 2023, enfrenta críticas por su dependencia del carbón ante la falta de alternativas estables. Incluso países como España o Bélgica se encuentran en proceso de reevaluar sus planes de cierre progresivo de sus instalaciones de energía atómica.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA), la energía nuclear representa actualmente cerca del 25% de la electricidad en Europa, y se considera clave para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas para 2050.
En Dinamarca, aunque la opinión pública ha sido históricamente escéptica respecto a la energía nuclear, encuestas recientes indican un cambio de percepción. Un estudio de Gallup en agosto de 2023 reveló que el 55% de la población ve favorablemente la energía nuclear, frente al 26% en contra.
El gobierno danés espera publicar los resultados de su análisis el próximo año, lo que podría marcar un cambio significativo en su política energética y posicionar al país en línea con las tendencias europeas hacia una combinación energética más diversificada y segura.
Pedro García
16/05/2025