La Comisión de Industria del Parlamento Europeo (ITRE) ha fijado su postura en la regulación del diseño del mercado eléctrico, una de las patas del 'paquete de invierno' que tiene que perfilarse a lo largo de este año. Las principales cuestiones que se han debatido han sido los mecanismos de capacidad, las subvenciones que pueden recibir las centrales eléctricas por su capacidad de respaldo, la prioridad de despacho de las renovables y la pobreza energética.
En el primer caso, los legisladores europeos han respaldado mayores restricciones en los límites de emisiones de las centrales eléctricas que reciban subvenciones, hasta los 550 gramos de CO2 por kWh, lo que supondría que ninguna de las centrales de carbón en España podrían recibirlas, ya que todas superan esos límites, a no ser que acometan inversiones millonarias para encuadrarse en el nuevo marco.
También se ha votado mayoritariamente sobre la regulación de los llamados mecanismos de capacidad que limitarían los pagos a las centrales de ciclo combinado menos eficientes. Este sistema se utiliza, además de en España, en países como Gran Bretaña y Francia para financiar la generación de electricidad que puede no ser rentable o tan limpia como la energía renovable, pero que se necesita para garantizar el suministro durante los períodos de máxima demanda.
Estados como Polonia, que dependen en gran medida del carbón, se han opuesto ferozmente a las nuevas restricciones de 550 gramos de dióxido de carbono por kilovatio-hora, lo que indica que se avecinan conversaciones difíciles.
Para el Parlamento Europeo, los llamados mecanismos de capacidad solo se permitirán como un “último recurso” y estarían estrictamente regulados. El límite se aplicaría a las plantas existentes cinco años después de la entrada en vigencia, por lo que probablemente sea a fines de 2023, pero son precisamente estos tiempos y el tratamiento especial para las reservas estratégicas las principales diferencias con respecto a la posición de negociación adoptada por los ministros de la UE, cuando se reunieron en el Consejo de la UE en diciembre pasado.
"El Europarlamento reconoce que las energías renovables son el futuro y que el dinero de los contribuyentes se gastará en consecuencia, no malgastándolo en plantas de energía viejas y contaminantes. Esta reforma energética debe ser una inversión para nuestro futuro y para empoderar a los millones de personas en Europa que desean combatir el cambio climático y producir su propia energía_”,_ ha declarado Sebastian Mang, asesor de política energética europea de Greenpeace.
"Si bien los estados continúan distorsionando el mercado interno de la electricidad a través de enormes subsidios a la energía nuclear y al carbón, celebramos que la Comisión de Energía e Industria se esté posicionando a favor de los y las consumidoras y el clima", ha señalado Florent MARCELLESI, eurodiputado de EQUO en los Verdes-ALE y miembro del Comité de Industria.
"Esto significa, aunque pequeño y mejorable, un buen paso en la dirección del abandono de subvenciones encubiertas a las centrales térmicas que funcionan con combustibles fósiles. Debemos privilegiar el apoyo económico a las renovables en vez de mantener un modelo de producción eléctrica obsoleto", ha recalcado Xabier Benito, eurodiputado de Podemos y también miembro del Comité de Industria.
Sin embargo para la Asociación Polaca de Electricidad (PKEE) les ha resultado "decepcionante que las medidas establecidas para abordar las preocupaciones sobre la suficiencia de recursos se colocan en un régimen regulatorio diferente. El informe actual de ITRE crea varios privilegios regulatorios diseñados para reservas estratégicas, mientras discrimina los mercados de capacidad. Especialmente plantea serias dudas sobre por qué las medidas más orientadas al mercado y tecnológicamente neutrales, como los mercados de capacidad, estarían sujetas a cambios más rígidos que limitarían la intensidad de carbono de la generación de energía, mientras que las reservas estratégicas existentes permanecerían fuera del alcance de el estándar EPS 550gr CO2/kWh".
Como parte del Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a no más de 2 grados, el bloque se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 40% por debajo de los niveles de 1990 para 2030.
En definitiva, que el borrador de la reforma del mercado de energía, que entraría en vigor a partir de 2020 ha adoptado una postura más fuerte que el texto original. La votación forma la posición del parlamento, a menos que se lo impugne en el plenario del próximo mes, para las negociaciones con los estados miembros de la UE para impulsar las reformas finales.
Marine Engineer
27/02/2018