El final de una era: las torres de refrigeración de la Central Térmica de Andorra desaparecen del paisaje turolense
A pesar de que la central lleva desconectada de la red eléctrica desde junio de 2020, la voladura se convirtió, de forma simbólica, en el adiós definitivo a lo que durante 40 años había sido el principal sustento económico de la comarca
El pasado viernes a las 11:30 de la mañana Endesa procedió a la voladura de las tres torres de refrigeración de la Central Térmica de Andorra, en la provincia de Teruel. Unas torres que habían sido, durante 40 años, parte principal del paisaje del municipio de Andorra y sus alrededores.
Durante cuatro décadas, la Central Térmica de Andorra ha sido fuente de empleo y prosperidad para toda la comarca, que creció de forma notable al calor del carbón y la central térmica.
El cierre de la central era algo que llevaba años masticándose. Primero, por el cierre definitivo de las minas autóctonas en 2012 después de años de actividad deficitaria y regada con ayudas estatales (a las que Europa ya estaba poniendo coto). Y después, por una combinación de políticas europeas anticontaminación (precio del CO2 y reducción de emisión de gases contaminantes) y razones de mercado (no poder competir en costes con otras tecnologías).
Como consecuencia, los datos de producción eléctrica mediante carbón en España habían descendido de forma significativa. Con una producción aproximada de 4.900 GWh y un 1,9% de participación en el mix eléctrico, el carbón registró en 2021 sus datos más bajos desde que se tienen registros.
Sea como fuere, y a pesar de que la central lleva desconectada de la red eléctrica desde junio de 2020, la voladura se convirtió, de forma simbólica, en el adiós definitivo a la central. Los vecinos se reunieron a lo largo del perímetro de la central para vivirlo en primera persona, pidiendo permiso para faltar a sus respectivas obligaciones. Un evento de esta magnitud así lo requería. Silencio, caras de tristeza y no pocas lágrimas. El final de una era.
La historia de la central, en datos
Después de la Guerra Civil, y dadas las carencias energéticas que tenía un país por reconstruir, la Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO) se lanzó a explotar los yacimientos de la cuenca minera de Andorra. Entre los años 1950 y 1970, ese carbón extraído en las minas se consumió principalmente en la central térmica de Escatrón (Zaragoza).
En 1972 las explotaciones mineras de la cuenca andorrana fueron traspasados a Endesa, que por aquellas era una empresa estatal. Mientras, debido al aumento de la demanda eléctrica consecuencia del crecimiento económico, surgió la necesidad de construir nuevas centrales de generación eléctrica. Y aprovechando la existencia de las cuencas mineras turolenses, se decidió ubicar la central en el municipio de Andorra.
No fue hasta marzo de 1979, 40 meses después del inicio de la construcción, cuando se puso en marcha el grupo 1. En diciembre de ese mismo año se conectó a la red el grupo 2, mientras que el 3 lo hizo en abril de 1980. La inauguración oficial se celebró el 18 de noviembre de 1981, y aunque siempre ha sido conocida como la Central Térmica de Andorra, su nombre oficial es Central Térmica Teruel. En total, los tres grupos tenían una potencia de 1.100 MW.
Endesa solicitó el cierre de la central en 2019, empujada por la falta de competitividad en costes de la generación eléctrica mediante carbón. No olvidemos que el precio del CO2 ha aumentado de forma notable en los últimos años, lo que ha hecho que el gas acabe por desplazar al carbón en la generación de electricidad. Además, para continuar con la operación hubieran sido necesarias fuertes inversiones (estimadas en unos 200 millones de euros) para adaptar la central a la normativa europea de desulfuración y desnitrificación.
Durante sus cuatro décadas de actividad, la central ha producido nada menos que 224.000 GWh, energía suficiente para abastecer el consumo de electricidad de la España peninsular durante un año. Para ello necesitó 142 millones de toneladas de carbón, de las que 110,9 millones de toneladas han sido de carbón nacional y 31,7 millones de toneladas de carbón importado. El carbón importado ha sido especialmente protagonista en los últimos años de operación, sobre todo después de que el carbón nacional haya ido perdiendo competitividad con el paso de los años, a pesar de las numerosas ayudas públicas.
La central se desacopló de la red eléctrica de forma definitiva pasado 30 de junio de 2020, por lo que la voladura del pasado viernes se convirtió en un evento simbólico y cargado de emoción, especialmente para los trabajadores y vecinos de la comarca que se reunieron a lo largo del perímetro de la central para presenciar el momento final.
Motivos y datos técnicos del proceso de voladura
Las 3 torres de refrigeración de la central Térmica de Teruel eran exactamente iguales en sus medidas y características geométricas: 107,3 m de altura, 83 m de diámetro en su base y 50,7 m de diámetro en la coronación. Fueron construidas entre 1978 y 1979 en hormigón y cada una de ellas tenía un peso de 13.000 toneladas.
La función de estas torres consistía en enfriar el agua caliente proveniente de los condensadores de los grupos de producción de energía (lugar donde se condensa el vapor del ciclo agua/vapor una vez que ha pasado por la turbina). Es habitual encontrar este tipo de torres también en centrales nucleares, principalmente en aquellas que no tienen acceso a un foco frío abundante (acceso al mar, por ejemplo).
Para la voladura de las tres torres se han empleado 1.164 barrenos compuestos por un total de 275 Kg de explosivo, que se han colocado en los pilares de las torres mediante taladros. En el proyecto se ha fijado un radio de 800 metros de seguridad desde cada una de las estructuras.
El mantenimiento de las torres como patrimonio industrial es algo que ha estado sobre la mesa durante estos meses, pero finalmente no ha sido posible. Según declaraciones del presidente de Aragón, Javier Lambán, “nadie ha dicho para qué iban a servir y mucho menos cómo se iba a pagar su mantenimiento, que resultaría carísimo”.
Una discusión similar ocurre con la chimenea, aún en pie, y que se trata de un símbolo del paisaje de la zona. Muchos de los vecinos abogan por mantenerla en pie y que se conserve como patrimonio industrial, de la misma forma que se hace con otras chimeneas de algunas empresas del pasado. Sin embargo, y después de hacer algunos análisis, se ha llegado a la conclusión de que resulta inviable. Hay que recordar que la chimenea es la tercera estructura más alta de España con 343 metros de altura, y que su mantenimiento requiere de trabajos especiales como inspecciones periódicas, cambios de balizas, etc.
El proceso de desmantelamiento se alargará hasta 2025
La voladura ha producido alrededor de 40.000 toneladas de residuos (principalmente hormigón) que, siguiendo criterios de economía circular, se emplearán en el relleno de los huecos generados en las obras, así como en la remodelación morfológica del terreno tras las demoliciones.
En el desmantelamiento de la central trabajan alrededor de 200 personas de mano de obra directa, que se ocuparán de los trabajos hasta 2025. La mayoría de los trabajadores involucrados en el proceso de desmantelamiento proceden de antiguas empresas contratistas o de residentes en la Comarca Andorra-Sierra de Arcos y limítrofes, ya que se ha dado prioridad en el concurso de adjudicación de la obra a las ofertas que incluyesen el mayor número de trabajadores locales.
Se está aplicando un sistema de demolición selectiva para segregar y caracterizar cada una de las 260.000 toneladas que conforman el volumen de la demolición.
Un futuro renovable
En paralelo al proceso de cierre, Endesa presentó de forma voluntaria un Plan de Futuro destinado a compensar los efectos del cierre a través de diversas medidas concretas para promover el desarrollo de actividades económicas y generación de empleo en la zona de la central.
En primer lugar, se están aprovechando los terrenos de la central, que son de tipo industrial, para la instalación de plantas fotovoltaicas. Los trabajos para una primera planta de 50 MW ya han comenzado y hay proyectada otra de más de 200 MW.
Sin embargo, estas instalaciones no evacuarán en el punto de conexión de la central, sino en otro que tiene REE en la zona. El punto de conexión de la central está actualmente en proceso de concurso, con hasta 7 empresas compitiendo por hacerse con los 1,3 GW de acceso a la red. Este concurso, celebrado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, no solo atiende a criterios puramente económicos, sino que tiene en cuenta criterios sociales como la generación de empleo en la zona, entre otros.
Por supuesto, Endesa es uno de los licitantes y probablemente el que parte con mayor ventaja al llevar más de 40 años siendo el actor económico más importante de la zona. Podéis ver más detalles de su plan en este artículo. En cualquier caso, sea quien sea finalmente el adjudicado, en la zona se instalarán unos 1.830 MW de nueva potencia renovable, que darán una alternativa a la comarca después del cierre de la central.
¿Un alma caritativa que nos confirme si una nuclear se puede desmantelar así O NO y por qué no?
Ángel Abascal
17/05/2022
Poco amor por nuestra tierra han demostrado el presidente de la DGA y Endesa al permitir la voladura de las torres en un momento en el que por la disparatada política de la UE y sobre todo países como España han provocado un subidón de los precios de la energía eléctrica. Hoy recibimos alborotados al jeque de Qatar como si nos fuera a regalar el gas. Tristeza en las gentes que han trabajado durante años para producir kW no solo para España sino incluso para Francia durante los patrones de las nucleares.
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naughty crow
16/05/2022