En la factura eléctrica de todos los españoles existe el Impuesto Especial a la Electricidad (IEE) que nació con el objetivo de sufragar la actividad de la minería del carbón allá por 1995. Pero como era insostenible poder seguir cobrando por ello ya que la minería estaba desapareciendo, el Gobierno del PP decidió cambiar su naturaleza. Como consecuencia de las modificaciones introducidas por la Ley 28/2014, de 27 de noviembre, el Impuesto Especial sobre la Electricidad deja de configurarse como un impuesto sobre la fabricación, para pasar a ser un impuesto que grava el suministro de energía eléctrica para consumo. Todo para seguir cobrando más de 1.300 millones y hacer más cara la factura de la luz de todos los españoles.
El impuesto se exigirá al tipo del 5,11269632%, y sobre él se sumará el 21% del IVA.
El Gobierno asegura en su proyecto de PGE de 2021 que el Impuesto Especial a la Electricidad reducirá en un 8,9% sus ingresos durante este 2020. Concretamente estima que se alcanzarán unos ingresos de 1.253 millones de euros.
Esta caída se ha producido por el menor consumo eléctrico que se ha dado en las actividades económicas lastradas por el duro confinamiento que se estableció durante la primavera por la COVID-19. Sin embargo, el mayor consumo por parte de los hogares, hará que estos paguen algo más por su mayor consumo.
Una aumento que se ha visto compensado por los bajos precios de la electricidad durante buena parte del año. El IEE afecta tanto al término de potencia como al de consumo de energía y si se paga menos por la electricidad, se hará lo mismo en el IEE.
Según el Gobierno, está previsto que en 2021 los ingresos por el IEE asciendan un 10% respecto a 2020 hasta los 1.379 millones de euros. Principalmente, la subida se dará por el aumento del consumo de electricidad frente a este año. Además prevé que un punto porcentual de ese 10% proceda de la subida de los precios de la electricidad.
Impuesto Especial al Carbón
Además del IEE, existe otro impuesto especial que afecta a los precios de la electricidad. Es el denominado Impuesto Especial al Carbón. Se trata de un impuesto que grava la generación de electricidad con carbón.
El apagón térmico que se lleva produciendo en los últimos años, con una intensa caída de la producción eléctrica procedente de las centrales térmicas de carbón, ha hecho que ya en este 2020 los ingresos por este impuesto hayan caído un 70% hasta los 42 millones de euros.
El Ministerio de Hacienda prevé que el próximo año se mantenga esta cantidad por lo que prevé que haya la misma producción con carbón para 2021. La escasa electricidad que se genere desde las centrales eléctricas seguirá siendo cara y por tanto llamada a fijar precios en el pool.
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