El Gobierno español enfrenta un desafío mayúsculo ante las pérdidas millonarias que ha dejado el apagón masivo del pasado lunes, un evento que ha golpeado duramente a la industria y puesto en evidencia la fragilidad del sistema eléctrico.
Según han confirmado fuentes del sector a El Periódico de la Energía, el Ministerio de Industria ha solicitado a las asociaciones sectoriales estimaciones iniciales de los daños, pero el proceso es preliminar y está marcado por la incertidumbre sobre responsabilidades. La posibilidad de que el apagón se clasifique como fuerza mayor complica las reclamaciones de indemnización, mientras las industrias temen quedar desatendidas.
La industria papelera, según ASPAPEL, sufrió un impacto devastador: apenas un 10% de las fábricas pudo operar durante el corte gracias a la cogeneración con gas y biomasa. La mayoría enfrentó paradas totales, con interrupciones de entre 15 y 20 horas, y algunas plantas aún no han reanudado actividades. Aunque no hubo víctimas, los daños materiales, junto con problemas en telecomunicaciones y logística, han sido considerables. Sin embargo, el sector logró mantener el suministro al mercado, destacando su capacidad de respuesta.
Igualmente, la asociación reclama medidas urgentes para fortalecer la seguridad energética, modernizar infraestructuras y potenciar la cogeneración como barrera frente a futuras crisis.
Costes hundidos
Pau Vila, CEO de LC Paper, en declaraciones a este medio, ha querido profundizar en los “costes hundidos” que agravan la situación de las industrias electrointensivas. Más allá de la pérdida de beneficios, los gastos fijos —salarios, seguros, amortizaciones— se calculan sobre un número proyectado de horas operativas. El apagón redujo esas horas, elevando los costes por unidad producida sin posibilidad de ajuste retroactivo. Para LC Paper, con una facturación de 55 millones de euros, el impacto del lunes ascendió a 110.000 euros en este concepto.







Jonny Melavo
06/05/2025