Eficiencia

El grafeno disparará hasta 800 km la autonomía de los coches eléctricos

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Los coches Tesla doblan la autonomía del resto de las marcas. FOTO: Tesla Motors

El Tesla Model S es uno, cuando no el primero, de los coches eléctricos más punteros del mercado en estos momentos. Y lo es, en buena medida, por su gran autonomía eléctrica, que con 500 kilómetros dobla a la de sus rivales. Pero pronto la firma californiana podría dar un golpe sobre la mesa subiendo esa cifra hasta nada menos que unos 800 kilómetros.

"Será posible tener un coche con una autonomía de 500 millas (800 kilómetros) con una sola carga. De hecho podremos hacerlo muy pronto", aseguraba recientemente el fundador y CEO de Tesla, Elon Musk, para poner los dientes largos a todos los fans de sus coches.

A raíz de estas declaraciones han tardado en empezar a circular especulaciones sobre la base del eventual salto adelante en la autonomía de las baterías del Model S. Según una información de la agencia de noticias china Xinhua de la que se hace eco Business Insider, el avance vendría dado por el desarrollo de ánodos de grafeno, una sustancia con múltiples aplicaciones de la que se dice podría cuadruplicar la capacidad y la producción de las baterías de ion de litio.

Los beneficios del grafeno

El grafeno es denominado un "supermaterial" a base de carbono que es aproximadamente 200 veces más fuerte que el acero, pero casi transparente cuando se establece en hojas. Aislado por primera vez en 2003, el grafeno es un excelente conductor del calor y la energía, lo cual le convierte en un material ideal para la fabricación de baterías. Los investigadores llevan años experimentando con compuestos de grafeno en la producción de baterías, de modo que éstas puedan ser más eficientes, rentables y sobre todo de más alcance.

Por eso es tan esperanzador el grafeno para el sector del automóvil. En teoría, una batería con ánodos a partir de este material podría permitir a los coches eléctricos no sólo disfrutar de una mayor autonomía, sino también ser recargados a una velocidad mucho mayor a la de las unidades actuales.

El único problema es que, de momento, el grafeno es muy caro de obtener por lo que, a pesar de la megafactoría con la que Elon Musk pretende ahorrar costes en la producción de baterías, su coste de fabricación, a corto plazo, seguiría siendo bastante elevado, por lo que quizás pueda no ser demasiado rentable. Eso sí, su eventual implementación borraría de un plumazo cualquier atisbo de crítica de quienes a día de hoy critican más que alaban la generación actual de coches eléctricos.

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