Los planes de Alemania para impulsar una economía basada en el hidrógeno verde se han topado con importantes incertidumbres, como el precio futuro del combustible, la regulación y el desarrollo de la infraestructura necesaria, según un informe del sector energético. Sin embargo, mejorar la cooperación energética franco-alemana podría ser una oportunidad para construir una alianza europea del hidrógeno, según grupos del sector.
El retraso en la construcción de electrolizadores para la producción de hidrógeno verde, así como las grandes incertidumbres sobre el precio del combustible en el futuro, la regulación y la infraestructura disponible representan un "obstáculo de inversión significativo" para los proyectos de hidrógeno, señaló el Energy Transition Progress Monitor 2025 de la consultora EY y la asociación de la industria energética BDEW.
El volumen de hidrógeno producido con electricidad renovable se está estancando en Alemania, y la caída de la producción de gas fósil supone un riesgo adicional para el plan del país de construir un mercado de hidrógeno considerable. La caída de la producción convencional se debe principalmente a la crisis de las industrias básicas que consumen o producen hidrógeno, como las refinerías y la producción de amoníaco, metanol y cloro, según el informe.
Hidrógeno azul y gris
En la actualidad, la producción de hidrógeno a partir de fuentes fósiles como el gas domina la producción alemana, y el hidrógeno verde generado mediante electrólisis representará apenas el 0,5 por ciento en 2023. De los 10 gigavatios (GW) de capacidad de electrolizadores para la producción de hidrógeno planificados para 2030, hasta ahora solo se han asegurado 1,6 GW, agregó el grupo industrial.
Si bien la transición energética logró avances importantes en 2024, especialmente en la expansión de las energías renovables y la reducción de emisiones, el camino hacia la neutralidad climática seguía siendo una tarea titánica y el nuevo gobierno tenía mucha presión para lograrlo, según BDEW . Las tareas clave eran agilizar los trámites de planificación y permisos para las energías renovables y ampliarlos en consonancia con el desarrollo de la red, así como diseñar un nuevo diseño del mercado eléctrico que incentive la flexibilidad de la demanda y la producción.
Alemania está prácticamente encaminada a alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones para 2030, gracias a un rápido avance en la expansión de las energías renovables que compensa el retraso en los sectores del transporte y la calefacción. El nuevo gobierno está dispuesto a continuar con la histórica transición energética del país, pero es poco probable que aumente el nivel de ambición en comparación con el anterior.
Repensar las industrias clave en las relaciones franco-alemanas
En un comunicado de prensa conjunto, BDEW y más de una docena de asociaciones industriales afirmaron que la reanudación de las relaciones franco-alemanas, también en el ámbito energético, representaba una oportunidad para una alianza europea en el sector del hidrógeno. “Setenta y cinco años después de la Declaración de Schuman, que estableció la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, ha llegado el momento de replantearnos nuestras industrias clave y el suministro de energía”, declararon.
Las normas para la producción de hidrógeno verde y bajo en carbono requerían una revisión, la red transfronteriza de hidrógeno debía construirse con mayor rapidez y la UE necesitaba normas de certificación uniformes para el origen y la calidad del hidrógeno. «Una estrecha colaboración en la política del hidrógeno puede impulsar decisivamente el debate europeo», afirmaba la declaración, firmada por BDEW, la asociación de la industria química VCI, la asociación de la industria automovilística VDA, la asociación local de servicios públicos VKU y el grupo de presión Hydrogen Europe.
Las dos mayores economías industriales de la Unión Europea, Alemania y Francia, han liderado los esfuerzos para situar a la UE a la vanguardia de la lucha mundial por el liderazgo en la industria verde y las tecnologías de descarbonización. A pesar de las diferencias en la producción de energía, Berlín y París han cerrado filas ante la competencia de Estados Unidos y China. Sin embargo, a pesar de un impresionante conjunto de objetivos para ampliar la cooperación industrial, los esfuerzos franco-alemanes por revitalizar la industria europea se ven frenados por diferencias no resueltas en materia de política energética.
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