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Combatir el cambio climático es una de las grandes prioridades de esta década. Cumbres internacionales, normativas y restricciones son algunos ejemplos que subrayan la necesidad urgente de avanzar hacia opciones más responsables con la protección del medio ambiente. En este contexto, el uso de fuentes renovables se presentan como pilares fundamentales para mitigar el impacto ambiental.

Los edificios son responsables del 40% del consumo de energía y del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea, según revela un informe del GBCE (Green Building Council España). Cerca del 80% de la energía que consumimos los ciudadanos se destina a calentar o enfriar nuestros hogares y al agua caliente, lo que evidencia la enorme huella energética y ambiental de nuestras viviendas.

Las consecuencias derivadas del uso de fuentes de energía de origen fósil son peligrosas: agotamiento de recursos naturales, dificultad de abastecimiento, dependencia energética y contaminación ambiental. Es hora de que los diferentes sectores profesionales implicados en la vivienda y su consumo energético se comprometan para hacer realidad la transición energética y contar con inmuebles más eficientes y opciones accesibles a las energías limpias.

Hacia la neutralidad climática en los edificios

En este escenario, es evidente que el sector inmobiliario y todos sus agentes desempeñan un papel crucial en la transición energética para alcanzar los objetivos de sostenibilidad. Esta evolución va más allá de adoptar energías renovables, implica replantear nuestros espacios habitables como sistemas autosuficientes que impactan de manera positiva al entorno.

En 2030 se espera alcanzar una reducción de gases de efecto invernadero de un 55% y, para 2050, la neutralidad climática. En este marco, Europa ha establecido la Directiva de la Eficiencia Energética de los Edificios, cuyo objetivo es lograr que todos los inmuebles obtengan el certificado energético E en un plazo de 6 años y el D en 2050. Esta normativa obliga al sector inmobiliario a integrarse de lleno en las transición energética, ya que sin estas calificaciones nadie podrá vender o alquilar ningún inmueble. Actualmente, el 80% de viviendas no alcanzan el  requisito mínimo exigido por la Unión Europea, es decir, cuentan con etiqueta F o G.

Gracias a estas medidas que reducen la utilización de energía es posible disminuir las emisiones de dióxido de carbono al planeta. Ante este contexto, los profesionales inmobiliarios tienen un papel decisivo que desempeñar. No solo se trata de vender o alquilar propiedades energéticamente eficientes, sino también de asesorar a sus clientes sobre las diferentes opciones sostenibles disponibles. Las agencias tienen a su alcance la posibilidad de promover prácticas responsables al resaltar las ventajas  económicas y ambientales de las viviendas con alta eficiencia energética, contribuyendo así a una mayor demanda de inmuebles sostenibles.

Una casa, mejor con renovables

Al apostar por aprovechar la energía de fuentes renovables como el sol, el viento y el calor geotérmico, las inmobiliarias, además de contribuir a reducir la huella de carbono de los edificios, también mejoran su comercialidad y eficiencia operativa. La integración de energías limpias en los edificios responde a una demanda creciente por parte de los compradores de inmuebles, quienes buscan cada vez más hogares con estas características. Estas viviendas son percibidas como modernas, eficientes y rentables a largo plazo. De hecho, un estudio del Laboratorio Nacional de Energía Renovables reveló que las casas con paneles solares se venden un 20% más rápido que las que no los tienen. Esta tendencia, además de beneficiar al medioambiente, impulsa la comercialización y el valor de las propiedades.

La inclusión de fuentes de energía renovable en el diseño arquitectónico ya no es una visión futurista, sino una realidad que está transformando el desarrollo urbano. Esta evolución no solo significa una mejora en la sostenibilidad ambiental, sino también en la economía y la calidad de vida de los ciudadanos. Las inmobiliarias emergen como agentes clave en esta transición energética. Su papel se extiende hacia la promoción y el acompañamiento hacia una realidad urbana más eficiente y respetuosa con el planeta.

Un futuro donde el sector inmobiliario no solo construye hogares, también contribuye a un futuro más sostenible para todos.

Wouter Draijer es CEO y cofundador de SolarMente

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