Endesa tenía un gran proyecto en Latinoamérica, concretamente en Chile. Se llamaba Hydroaysén, y lo digo en pasado porque Enel, actual propietaria del proyecto con el 51% del capital y Colbún (49%) han tirado la toalla y han decidido cancelar el proyecto hidroeléctrico más importante de los últimos años en Latinoamérica.
Han pasado ya 10 años de la compra de Endesa por parte de Enel. Juntas lanzaron el proyecto de Hydroaysén, un proyecto que contemplaba la construcción y operación de cinco centrales hidroeléctricas, dos en el río Baker y tres en el río Pascua, ubicadas en la región de Aysén, al sur de Chile.
El complejo tendría una potencia instalada de 2.750 MW y una capacidad de 18.430 GWh de energía media anual, cuya inversión se estimó en unos 4.000 millones de euros, constituyéndose como el proyecto energético más importante que se haya estudiado en ese país hasta la fecha.
En 2011, cuando Endesa lazó el proyecto tuvo como aliado al Gobierno. El por entonces presidente Sebastián Piñera, recién elegido para volver a ser presidente de Chile, decía que gracias a Hydroaysén, Chile no se iba a quedar a oscuras.
Pero el proyecto nació ya con mucho enemigo. Organizaciones ecologistas, lobbies extranjeros, grupos indígenas se posicionaron en contra de este gran complejo hidroeléctrico en la Patagonia chilena.
Tras absorber Enel todo los activos de Endesa en Latinoamérica en 2015, Enel se quedó como propietaria con el 51% del capital del proyecto, junto a Colbún.
Ahora ambas empresas han enviado a la CNMV chilena, a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), un comunicado en el que daban por finalizado el proyecto.
"El cese de actividades y cancelación del 'Proyecto Hidroeléctrico Hidroaysén', debido a que no es factible en términos económicos en el contexto de la actual situación del mercado eléctrico y sus perspectivas futuras", rezaban los comunicados.
Las dos compañías deshicieron la empresa de Hydroaysén. Se procedió "a la disolución de la sociedad y liquidación de bienes, el desestimiento de las acciones judiciales y la renuncia a los derechos de agua" por parte de la compañía.
Tanto Enel como Colbún tuvieron que hacer provisiones para Hydroaysén, de 109 y 102 millones de dólares, pero la disolución no tendrá efectos contables adversos que sean materiales para las empresas.
Al final, y después de seis años muy complejos, de tiras y aflojas con los distintos gobiernos, de demandas judiciales con todos sus oponentes, las empresas han tirado la toalla, y el que era el sueño latinoamericano de Endesa se esfuma como si no hubiera pasado nada.
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